Temía que las cosas no salieran bien, me arrepentí millones de veces, pero una vez quise sentarme junto a mi perro y preguntarle: ¿también te arrepientes?, es un perro por lo tanto no hablaría, pero después de pensar y razonar, ellos no saben de errores, ni arrepentimientos y aun así son seres vivos, de que sirve atormentar la mente, somos un cubito de azúcar en una taza llena de errores... Preferí vivir y dejar que mis errores sean parte de la vida.
-Luna_Nueva-