LA PRIMERA VEZ QUE TE VI

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Alma Pinto, estudiante de 11 grado, a mis cortos 17 años no había experimentado en realidad lo que era estar con alguien, o el sentirme enamorada de verdad, nunca he confiado en las personas, me limitaba a 2 amigas, Cami y Salo, nunca fui de tener muchos amigos.

No soy de estar rodeada de tantas personas, soy mas de estar en mi ambiente, desde que tengo memoria me cuesta socializar, acostumbrada a la independencia también a la soledad, siendo hija única aprendí a hacer las cosas sin pedir ayuda, sin incomodar y sin ser notada, solo observar a los demás, en lo que recuerdo de mi adolescencia nunca me importo encajar, siempre decía ¡A la mierda! no me interesa caerle bien a los demás, toda mi niñez tratando de encajar mientras se burlaban de mi, fue muy duro lograr subir mi autoestima, dejar de ser la niña flaca a la que molestaban a ser fuerte física y mentalmente, a dejar de pensar en ser importante para personas a las que igual iba a dejar de ver en algún momento.

Finales de abril del 2019, días lluviosos, lo recuerdo muy bien, ultimo año en el colegio en el que llevaba toda mi vida, recuerdo tener el alivio por al fin poder graduarme (cuanto me arrepiento de haber dicho eso) , no pasaba nada interesante en mi vida de todas maneras, iba a clases de 7 a 3 pm, luego a casa a hacer tareas o a ver series, hoy recuerdo que a pesar de no haber tenido tantos amigos me divertía bastante con mis dos amigas, en especial con Cami, mi mejor amiga en ese entonces. 

Hoy que vuelvo a mis memorias en ese entonces es un duro contraste, me impresiona todo lo que la vida puede cambiar, si pudiera volver juro que cambiaria el rumbo de mi vida, y habría evitado conocerte, y si, por que a pesar de lo que dicen muchas personas de "ACEPTAR" que las cosas malas deben pasar no merecía tanto dolor, ojala pudiera devolver todo y evitar tanto  dolor a la Alma de ese entonces. pero ya no se puede, solo seguir adelante.

La primera vez que te vi, lo recuerdo a la perfección, desafortunadamente todo lo que se trata de ti lo recuerdo muy bien. Salía del colegio a principios de mayo, como todos los días, siempre he tenido la sensación cuando algo va a pasar, el presentimiento. Tenia que caminar 30 minutos del colegio hacia el lugar en donde las rutas recogen a las personas de mi barrio para llevarlas, esta era una alternativa económica y segura para llegar al barrio por lo que este esta ubicado en loma. Serian otros 30 minutos caminando, hoy día sigo usando estas rutas, es un alivio para las personas que no contamos con un vehículo propio.

Me subí a la ruta, me senté en la parte de adelante con el conductor, recuerdo que la ruta estaba llena, así que no te alcanzaste a subir, cuando estaba empezando a dar reversa para salir del parqueadero estabas ahí, llegaste con tu hermano, te paraste en la entrada del parqueadero junto a tu hermano a esperar la siguiente ruta, estabas con un uniforme de colegio militar, tu piel morena y tus bellas facciones, en lo que la ruta daba la vuelta no dejamos de mirarnos ni por el retrovisor, me sonreíste, no había sentido algo así en la vida, fue como amor a primera vista,  las cosquillas en mi estomago, y la inevitable sonrisa cuando llegue a mi casa, había sido flechada. Oh mi pobre Alma.

No pude dejar de pensar en el, ni en esos 10 segundos de interacción visual, me sentía tonta por que posiblemente no lo iba a volver a ver y no podía olvidar ese pequeño e irrelevante momento, en clase pensaba en el, no sabia su nombre, ni su edad, ni nada pero aun así pensaba en el, le conté a Cami, le pareció graciosa la manera en la que le describí la situación pero le había parecido lindo verme así de tonta por alguien, ya que nunca me había interesado en nadie, los chicos de mi salón me parecían muy tontos, o tal vez tantos años con ellos me tenían irritada. 

Pasaron pocos días, no lo volví a ver en la ruta, así que perdí la esperanza de verlo de nuevo, pensé que tal vez solo ese día uso la ruta y no vivía por mi barrio, había dejado de lado que lo iba a ver de nuevo. 

Ese día, jueves 8 de mayo 2019, me levante de nuevo esa sensación de que algo iba a pasar, no le puse mucha atención, lo relacione con el hecho de que tenia una exposición, salí de clase, camine como siempre hasta llegar a la ruta, estaba mirando mi celular muy concentrada y cuando levante la cabeza el chico estaba sentado frente a mi, a pocos centímetros junto a su hermano, el calor y la pena invadieron mi cuerpo, las cosquillas en el estomago otra vez, justo cuando levante la mirada estaba mirándome, dios, sentí las mejillas rojas no pude evitar mirar a la ventana no podía mirarlo a los ojos por la pena, sentía la tensión, luego de unos minutos me atreví a mirarlo fijo cuando me di cuenta se había convertido en una competencia de miradas, no pude evitar reírme, no me atreví a hablarle, estaba a punto de llegar a mi parada, no quería que ese momento se terminara pero me ganaba la pena de poder hablarle.

Se me terminaba el tiempo, pero había un pequeño detalle que me salvo aquel día, y era que al estudiar en un colegio militar tenía su apellido estampado en una pequeña tira en el lado izquierdo de su uniforme, el apellido Velandia, suelo ser mala para memorizar nombres, el interés fue tanto que lo memorice al instante.

Al llegar a casa escribí el apellido en un cuaderno para así poder hacer algo en la noche, espere unas horas y empecé a buscar por Facebook, nada, hasta que recordé que había un grupo del barrio donde informaban las novedades, empecé a buscar,  primero el perfil del padre, seguí buscando y ¡AJA! te encontré, no me había tomado nada de tiempo encontrar el perfil, lo pensé un rato y al final envié la solicitud.

A los 10 minutos la aceptó y me mando un saludo.


Alma, ¿lista?.

MI PRIMER AMOR, MI PRIMER DOLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora