Los días soleados en la aldea de Bukchon eran impredecibles y para evitar ponerse en riesgo, todos los integrantes del clan Coventy se refugiaban en las abrazadoras y frías sombras que solo su palacio les podía ofrecer.
Ansiando que llegase pronto la noche para volver a tener libertad lejos de aquellas cuatro paredes, Lee Minho se encontraba sentado en lo alto de un ventanal junto a la entrada principal mientras observaba a Nuit jugando con un ratón muerto en el suelo. Apesar de ser un inmortal, el pelirrojo sentía cierta repugnancia por aquellos escurridizos roedores.
Las enormes puertas de la entrada se abrieron anunciando la llegada de algún intruso y Minho se giró extrañado por tan inesperada aparición durante esa hora del día.
Ambos vampiros cruzaron miradas y el pálido pelinegro chistó luego de ver al pelirrojo en lo alto de aquel ventanal. Se cruzó de brazos y recargó su peso en un viejo mueble empolvado.
—¿Te diviertes allá arriba?
—¿De dónde vienes? —inquirió Minho, sin rodeos—. Aunque el sol no afecte tanto a los híbridos, sabes que no tenemos permitido salir del palacio durante días así. Los purasangres yacen dormidos y nos corresponde cuidar de ellos.
Con aires altaneros a ojos de Minho, el recién llegado se encogió de hombros, despreocupado por desobedecer las reglas que se habían establecido. De un salto, aterrizó en el suelo luego de ver que Nuit terminaba comiéndose al roedor.
—Si Hyunjin se entera de que dejaste el castillo...
—Hyunjin no es príncipe —interrumpió inmediatamente Yang Jeongin, pasando de largo para subir las escaleras e ir directo a su habitación.
—Es el hijo de los reyes del clan, eso lo hace nuestro príncipe —insistió Minho, siguiéndolo por detrás y con Nuit sobre su hombro—. Si te escuchara decir todas esas estupideces, te desmembraría y echaría tus restos al fuego para que tu alma se pudra aún más en el infierno.
—Si no tiene la corona puesta, no es príncipe, ¿acaso no renunció al trono? Tú lo debes saber mejor que nadie, ¿no? Eres su amigo —respondió Jeongin, continuando su camino sin mirar atrás y sin temor alguno ante aquella amenaza que, para él, era insignificante—. Estoy recibiendo órdenes directas de la reina. No le debo devoción a un príncipe sin corona, así que lárgate y métete en tus propios asuntos.
—Imbécil —masculló Minho luego de detener su paso y seguir con la mirada al pelinegro hasta que se perdió en el interior de aquella enorme habitación.
Jeongin tenía suerte de que los purasangres estuvieran sumergidos en un profundo sueño en esos momentos, de no ser así, iría directamente con Hyunjin para pedirle permiso de matar a ese híbrido engreído y sinvergüenza.
Pero en esa corta conversación hubo algo que lo intrigó, y era pensar en qué clase de órdenes le había dado la reina a un híbrido como Yang Jeongin para que este pudiese entrar y salir del palacio como si nada grave fuera a ocurrir. Reconocía que él mismo solía saltarse las normas, pero jamás había recibido órdenes de la reina. Hwang Hyori solía dirigirse directamente con su hijo o algún otro purasangre.
El débil cántico de Nuit lo sacó de su burbuja y volteó a verla. Con una sonrisa asomándose en sus labios, Minho comprendió enseguida lo que planeaba hacer y con un asentimiento de cabeza estuvo de acuerdo ante su idea. Dándose la media vuelta y acariciando la pequeña cabeza de su mensajera, se dirigió hacia su habitación.
Ahora sus ansias de que llegase la noche habían aumentado. Yang Jeongin había actuado como si nada estuviese pasando, pero era evidente que era todo lo contrario y eso solo podría descubrirlo cuando la reina del clan se levantara de su profundo sueño. Nuit le ayudaría con eso.
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BISSED • Hyunlix
FanfictionLee Félix, un joven que vive bajo sus propias creencias e ideales, piensa que todo lo que se dice acerca de criaturas nocturnas solo son absurdos cuentos de terror para sembrar miedo en las personas y tenerlas controladas. Sin embargo, su perspectiv...