One-Shots [Tanya x Mileena]

Ámame De Nuevo

Autor: Beckon

Summary: Si Tanya levantara su mano y cubría la mitad inferior del reflejo de Mileena, cualquiera podría engañarse pensando que era Kitana sentada frente a ella. Que era Kitana a quien estaba ayudando a preparar para el día.

Pero entonces estaría encubriendo su parte favorita.

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Los dedos pasaron suavemente por el cabello negro como la seda frente a ella.

Largos y suaves al tacto, los gruesos mechones fluían entre sus manos mientras Tanya los retiraba y los recogía tediosamente.

Atrás quedaron los mechones acortados que habían sido cortados en protesta, en rebelión.

Los mismos que solía pasar con las manos y bromear, comentando que podía peinar el corte acortado de la misma manera que el suyo.

En ángulo y cortado desde atrás.

En capas y largo en la parte delantera.

Un estilo que fue recibido con una burla juguetona y un giro de ojos.

"Es muy lindo para ti, querida", aseguró Mileena, mientras los dedos revolvían el cabello, "para mí no tanto".

Tirando del cabello hacia atrás con una mano, Tanya lo mantuvo firme mientras con la otra mano pasaba una vez más, recogiendo los mechones restantes que habían logrado evadirla en la primera ronda.

Ojos miraron hacia el espejo frente a ella, examinando el reflejo que le devolvía la mirada y asegurándose de que todo pareciera estar en su lugar. Y una vez que estuvo segura de que todo se veía bien, ató una banda alrededor de la base del cabello para mantener la sujeción, formando una cola de caballo temporal. Girando la banda hacia un lado, Tanya pasó los hilos negros a través de ella una vez más para asegurarlos.

Cuando giró la banda por segunda vez, solo tiró del cabello hasta la mitad, lo que le permitió doblar la cola de caballo en un moño apretado.

Tanya deslizó una horquilla debajo por si acaso.

Garantizando que cualquier cabello que fuera demasiado corto para formar el bucle seguiría sujeto con alfileres y fuera de la vista.

Otra mirada en el espejo le aseguró la ejecución impecable.

—Espero no aburrirte, Emperatriz —habló Tanya, mientras acariciaba con sus manos la cabeza de la mujer, asegurándose de que el cabello no estuviera ondeando fuera de lugar en ninguna parte.

Captó la sutil sonrisa en el reflejo que la miraba.

—Llegas unos minutos tarde con esa pregunta —respondió Mileena.

—Sí, bueno, cada vez es más difícil entretener en estos días —reflexionó.

Tanya agarró la cinta negra que llevaba sobre el hombro y la ató con cuidado alrededor de la base del cabello de Mileena. Ocultó la banda debajo y le dio al peinado una apariencia más ajustada; aunque dudaba mucho que alguien se diera cuenta. Y cuando terminó con eso, agarró la diadema rosa de su otro hombro y tomó los extremos con ambas manos.

La deslizó alrededor de la cabeza de Mileena, colocándolo sobre la línea del cabello de la mujer antes de bajar el material en ángulo para que se inclinara detrás de sus orejas. Tanya volvió a mirarse en el espejo antes de atar la tela justo debajo de la curva de la cabeza de Mileena; mantuvo el nudo apretado y los cabos sueltos cortos, asegurándose de que no llegaran más abajo de la base de su cuello.