Epílogo.

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Cinco años después.

Izan:

—Ada, tu madre te va a matar —Ada agacha la cabeza.

—No se lo digas, por favor, papi, te prometo que no vuelve a pasar.

—Sabes que no te puedo decir que no, pero en está ocasión no puedo mentirle a Rebeca —ella bufa.

—¡Todo es culpa de Tamara! —exclama.

—Pues que yo sepa ella no te dijo ridícula, ni tonta, y otra palabra que dijiste —ella se cruza de brazos.

—Pero papá, ella fue quien empezó a decirme que no sabía nada y que soy inútil —me detengo al escucharla.

—¿Y eso por qué?

—Porque me equivoqué en una división de dos cifras.

—¿Solo por eso te dijo así? —anoto mentalmente ayudarla con los deberes de matemáticas.

—No, siempre anda diciéndome algo así solo porque le gusta Junior.

Oh, creo que ya lo entiendo, Junior es el problema.

—Mmmm, y ella cree que como Junior y tú son mejores amigos...

—Sí, es ridículo, tenemos nueve años.

Sonrío en mi interior, por lo menos sé que mi hija no tendrá novios por ahora.

—¿Y qué hizo Junior mientras ustedes se ofendian? —vamos a ver qué hizo el mocoso.

—Junior no vino a la escuela hoy, si no ella nunca hubiera dicho algo así, es una falsa, cuando Junior está cerca es un ángel, pero cuando no está solo fastidia.

—Si tu mamá te escucha hablando así...

—Pero, ¡es la verdad y tú también lo piensas! —tiene razón, lo pienso, pero si se lo digo ella usará eso como excusa frente a Rebeca y a mí me asesinarán.

—El punto es que podrías ignorarla, eso le ofende más que decirle lo que le dijiste, y hubieras evitado que te expulsaran de la escuela por tres días.

—Sigo sin entender porque me expulsaron tres días si fue algo verbal y no físico —rueda los ojos—, además solo le dije que era ridícula por estar celosa de mí, y que era una envidiosa, que por lo menos yo sí me sabia las tablas y que no era tan tonta como ella.

Ya entiendo porqué la expulsaron.

—Por cierto, a ella también la expulsaron, ¿verdad?

—Sí, pero antes de que te emociones porque ella también sufrirá un castigo, mejor piensa en el que sufrirás tú.

—Crees que mamá no me deje comer dulces hoy, es el cumpleaños del abuelo Gael.

—Ese seria un castigo perfecto, eh, bueno, sube al auto, vamos a recoger a tu hermano que hoy sale temprano y luego a la empresa, y agradece que a tu madre se le descargó el celular y se apagó, y así no recibió las llamadas.

—O tal vez salió de la empresa con alguien y apagó el teléfono para que no le llamaras —ahora yo ruedo los ojos—, digo, todo es posible, tú y mamá fingieron una relación por dos meses y por no decir lo que sentían no se encontraron por cinco años.

—Recuerdame no dejar que Lucas tomé en nuestra casa —el plan original para contarle eso a Ada era cuando tuviera mínimo trece pero cuando tienes un amigo como Lucas..., el año pasado en nuestro aniversario el muy idiota bebió de más y dijo sobre el inicio de mi relación con Rebeca, mientras Ada estaba presente.

Seremos felices ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora