Suspiré cerrando los ojos recostándome en la silla, me sentía bastante cansado, la mañana había sido bastante ajetreada.
El acompañar a mi jefe a varias reuniones muy aburridas, algunas dentro de la empresa y otras fuera.
Abrí los ojos sobresaltado ante un ruido estridente, algo de cristal cayó al suelo, rompiéndose, miré hacia la puerta que tenía delante, me levanté soltando otro suspiro, me acerqué a la puerta tocando tres veces, abrí sin recibir respuesta alguna, vi a mi jefe mirando por el ventanal con las manos guardadas en los bolsillos de su pantalón, pasé mi mirada por el suelo hasta ver un vaso roto.
Me acerqué hacia el vaso roto, me agaché recogiendo con cuidado los trozos de cristal, suspiré como por décima vez en lo que llevaba de rato, recogí lo más rápido que pude, me cercioré de que quedara ningún cristal, me levanté, volví a mirarlo, no se había movido en absoluto, parecía enfadado, di media vuelta saliendo de su despacho, antes de cerrar la puerta, me mordí el labio dándole una última mirada.
Era alto, de cuerpo musculoso, sus ojos eran grises de mirada penetrante, su cabello siempre iba bien peinado, llevaba una barba de pocos días bien cuidada, nariz perfilada, labios carnosos, trasero bien puesto, sin lugar a duda era un hombre muy atractivo, no por nada siempre aparecían en los primeros puestos en las revistas de moda, como uno de los hombres más guapo, lo denominaban "un soltero de oro",pero no por lo guapo que era, sino también, por lo millonario, era muy codiciado por tanto mujeres y hombre, pero él pocas veces le hacía caso a alguno, eso daba hincapié a que circularan muchos rumores acerca de su vida amorosa.
A sus 30 años de edad, Min yoongi estaba considerado uno de los jóvenes más ricos del mundo, era el dueño absoluto del mayor banco de
inversiones, el cual generaba millones al año, y no contento con eso, también era dueño de una cadena de hoteles bastante famosa y lujosa.Pero todo lo atractivo que tenía, se
iba por el retrete con su carácter
tan podrido, siempre estaba de mal humor, era un hombre frío, cruel, arrogante, déspota, si tenía la oportunidad de aplastarte como a una cucaracha con tal de conseguir su objetivo, lo haría sin que le temblara el pulso, tenía grandes influencias, él, era la clase de persona con la que no quisieras tener tu vida enredada por ningún motivo.Todos sus empleados le teníamos miedo, trabajar para era muy estresante, estábamos bajo constante presión, no podíamos cometer ningún error, de lo contrario, te ganarías tu primer Strike, solo se tenía permitido tener 3, al siguiente, no hacía falta que esperaras a escuchar de su parte que estabas despedidos, pues lo estabas automáticamente.
Para mi desgracia, yo tenía dos, y cada día temía el tercero, el primero me lo gané por mi propia torpeza, solamente llevaba trabajando dos semanas para él, tropecé con su alfombra haciendo que el café que llevaba en mano, se derramara sobre él, y sobre todo lo que tenía encima de su escritorio.
Ese día me gritó tantas cosas, y ni una de ellas era bonita, en silencio aguantándome las ganas de llorar, soporté todo lo que decía hasta que finalmente me echó de su despacho, lloré en el servicio lleno de rabia e impotencia, en mi vida me habían tratado tan mal como él lo había hecho.
Quise dejar el trabajo, pero no lo hice, era mi primer empleo, iba a aguantar, y no le iba a dar el gusto de verme derrotado, así que me limpié la cara y volví a mi mesa intentando ser eficiente.
Así pasé un año entero, esforzándome por mejorar, y no cometer errores, esfuerzo lo logre, pero muy a mi pesar, me gané el segundo, por culpa de la chica con la que tenía un romance en ese tiempo.
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Between Your Hands
Fiction généraleMin Yoongi era un hombre frio, cruel, arrogante, incluso peligroso, pero tenia una pequeña debilidad aunque él no lo supiera, y esa debilidad era su secretario Park Jimin, con chantaje y un contrato consiguió tenerlo entre sus manos, no iba a dejarl...