Diluc veía completamente celoso como Kaeya hablaba entretenido con cierto hombre rubio y de ropas completamente extrañas que llamaba la atención de las personas. Nadie lo conocía, incluso la Viajera mencionaba no conocerlo totalmente ya que que se presenciaba en momentos muy oportunos y que nunca hablaba demasiado, solo los justo y necesario para luego desaparecer. Sin embargo, recordando esas palabras, Kaeya si parecía conocerlo totalmente ya que le mostraba sonrisa y ya casi nunca lo veía sin él desde que había llegado. Diluc entendía sus celos, pero no podía expresarlos. Había huido de sus sentimientos hacia Kaeya, los había negado y lo había rechazado de la manera más cruel a pesar de que era algo recíproco.
Jean apareció en la taberna, haciendo que Diluc dejara de ver al tonto par e ignorar el dolor de su pecho. La mujer había tomado el día libre para poder salir con su pareja. Si, Diluc para huir de todo había empezado una relación hace meses con Jean, la cual lo amaba y demostraba en cada acción, en cada palabra, pero él lo único que podía corresponder eran las muestras de afecto sin ninguna sinceridad en todo lo que le brindaba, atesoraba a la mujer, pero aún la veía como su mejor amiga que estaría incondicionalmente con él. Se sentía mal por ella, parecía que la estaba utilizando y lastimosamente era así.
Recordaba cuando Kaeya se había enterado de aquella relación, siendo el primero en enterarse junto con Lisa. Recordaba una mirada apagada y una sonrisa forzada, después de todo luego de días de ser rechazado veía como Diluc era supuestamente feliz con aquella hermosa mujer que le había confidenciado hace tiempo que amaba al descendientes de los Ragnvidnr, incluida las palabras que me habían brindado pareciera derribarlo aún más a pesar de no demostrarlo. No derramó lágrimas frente a nadie, felicito a la pareja y les deseo muchas bendiciones en nombre del Arconte anemo. Tan hipócrita. Lo único que no sabía Diluc era que esa noche Kaeya nuevamente había caído en su silenciosa depresión y había ahogado sus gritos, sus lágrimas y su dolor en aquella solitaria casa, en la solitaria habitación. Su corazón había sido completamente roto.
Luego de un viaje hacia Sumeru por órdenes de Jean, Kaeya había regresado mencionando que se había encontrado con la viajera, la cual seguía en busca de pistas de su hermano y que ya estaría de camino a Fontaine. Sin embargo, detrás de él sorpresivamente llegó cierto hombre con características sobresaliente de las demás personas llamado Dainsleif. Dainsleif como alguien nuevo en la nación de la libertad y sabiendo cuáles eran los lugares que usualmente uno puede encontrar información fácilmente fue a la Taberna el Obsequio del Ángel para buscar información sobre Kaeya, encontrándose con Diluc. Las alertas del pelirrojo se habían prendido, obviamente era extraño y estaba renuente a decirle alguna información ya que no le transmitía confianza alguna. Lamentablemente un borracho que escuchaba la conversación le notifico que esperara ya que el capitán de la caballería apareciera en cualquier momento, mencionándole también el horario de cuando venía. Diluc casi mataba a aquel pobre hombre que no estaba en sus cinco sentidos.
Tal y como había mencionado el ciudadano, Kaeya había aparecido y rápidamente pudo observar como una nueva presencia estaba tomando un trago en la taberna. Ignorando a Diluc lo saludo con una extraña sonrisa e intensiones. El Tabernero los observó y escucho la conversación disimuladamente, escuchando como aquel hombre llamaba a Kaeya como "Su príncipe" confundiendo a ambos hombres, él y Kaeya.
Recordaba su conversación a la perfección.
-Si no mal recuerdo tu mencionaste que estaba bien ignorar mis orígenes.- Se cruzó de brazos. -¿Ahora vienes y me llamas con aquel apodo tan extraño? Ni siquiera tiene sentido.
-Sin embargo, gracias a mis investigaciones, usted merece mis respetos. Mis recuerdos... a pesar de ser confusos, lo recuerdo por alguna extraña razón.- Explico de una forma confusa, incluso para él mismo.
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Amor Cruel
Fanfiction"El amor es un mundo muy hermoso y llamativo a la vista, sin embargo, no debes confiarte porque por más cálido que se vea de lejos, tiene una contra parte doloroso y repudiable que nadie quiere conocer, no obstante, el miedo de Diluc lo llevó/obligó...