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Los días pasaron rápido, en todos San se apareció temprano por la mañana y se retiró muy tarde por la noche, creaban mapas juntos, San le enseñaba muchos libros nuevos que dejaban a Wooyoung sorprendido.

—... las maldiciones y conjuros no están permitidas, la gente de hecho usa muy poco la magia por temor al poder pero es parte de nosotros aun si lo rechazamos. —le dijo San llenando una flores de un color dorado que salía de sus manos admirando a Wooyoung.

—Nunca en mi vida he visto algo así, no, no, yo nunca. —dijo observando como la flor se volvía de un dorado tostado.

—Beligor se caracteriza por usar de forma creativa la magia, pero jamás en exceso, la flojera y facilismo es sinónimo de una decadencia —dijo mostrando figuras con los polvos dorados que salían de sus manos que ante los ojos de Wooyoung eran hipnotizantes—. Mi querido amigo, la magia puede ser engañosa, luce hermosa y útil pero puede resultar fatal ante las manos de alguien imprudente.

Wooyoung con una sonrisa empezó a mover las manos imitando lo que San hacia más nada salía de las suyas, San lo observó pero vio que a Wooyoung no parecía molestarle sino más bien le divertía.

—La magia es maravillosa San, dicen que nuestros ancestros vivían a base de ellas, la usaban para protegernos de todo mal. —Le respondió con voz calma.

San lo observó en definitiva sabía que debía hacer algo para ayudar a su ahora amigo.

—Mi querido amigo, no se si sería mucho atrevimiento que pudieras venir conmigo, yo te ofrecería un trabajo como mi ayudante en investigación y tendrías libertad completa de pasear por mi reino. —dijo por fin tratando de solucionar lo que ante sus ojos Marjenia no podía.

Wooyoung se quedó perplejo pues jamás creyó que San le ofrecería algo así, no supo que decir por un largo rato.

Se quedó pensando en los animales que observaba todos los días, en el hecho de que jamás salió de esa casa a la que estaba tan acostumbrado, en sus plantas, en que a San apenas lo conocía desde hacía unos días atrás. San como siempre había actuado por impulso y quería solucionar las cosas de la forma más práctica posible.

—Yo, no creo, no, no, ¿quién cuidaría de Lily? Y mis amigos en el bosque, no, no, yo debo verlos y...

San le sonrió.

—Tranquilo amigo, es solo una propuesta, no tienes que aceptarla pero si en algún momento decides que quieres hacerlo solo debes decírmelo.

Wooyoung miró el piso con pena sintiendo que lo había decepcionado.

—Usted no volvera, usted debe tener cosas que hacer como rey, sí, sí, como rey allá. —dijo Wooyoung jugando nerviosamente con sus manos.

—Prometo volver, amigo. —Le dijo San con una sonrisa.

Wooyoung solo asintió, en el fondo sentía mucha lástima pues San era su primer amigo y tener que dejar de verse hacia que sintiera un nudo en la garganta.

—Yo iré si usted llega a enamorarse, porque usted es mi amigo, y si me necesita yo estaré para usted. Prometo ir si me necesita —Susurró Wooyoung,  San lo miro sorprendido—. Los amigos deben estar en los malos momentos, la amistad es así, yo prometo desde el fondo de mi corazón estar con usted si esta sufriendo, no dejaré que eso lo destruya. —le dijo seguro.

San suspiró antes de tocar el hombro de Wooyoung con cariño.

—Entonces yo prometo venir a verte seguido, no se deja jamás de lado a los amigos. Yo estaré aquí por lo menos una vez al mes, investigaremos y compartiremos información, traeré libros y comida de mi reino. —le dijo alegre San.

DESTINO 《 WOOSAN 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora