Las Frías Calles

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Mientras caminaba prendía mi cigarrillo, ya faltaba poco para llegar a mi departamento, a unas cuantas calles de mi, vi a lo lejos que estaban de nuevo esos holgazanes qué no tienen nada que hacer me dije a mi misma sin voltear a verlos seguí mi rumbo - oye preciosa por que no vienes y pones tu lindo trasero en mi polla - era lo único que escuchaba regularmente, sin mirar seguí mi rumbo solo escucha como todos se carcajeaban tan estúpidamente - hey ven aquí - sentí como venia detrás de mi y trate de apresurar mi paso, pero sentí como la mano de aquel imbécil tocaba mi hombro para hacerme girar - qué no escuchaste perra te estoy hablando - me dijo con voz fuerte - cuando te hablo asientes y vienes ami - su mano se dirigió a mi mejilla - suéltame idiota ve a molestar a alguien más - fue lo único que salió de mi, para después forsegear y soltarme haciendo que mi cigarrillo callera al piso.

Miren todos la perra piensa que puede hacer lo que ella quiera - con voz de burla volvió a sugetarme fuerte de los hombros para después agarrar mi cuello y hacerme ver a su pandilla - mira bien perra, porque tal vez sea la última vez que mires - con miedo mire a todos pero me dije a mi misma que tenia que ser firme, trate de forsegear pero es inútil era más fuerte que yo - vete al diablo!! - exclame con enojo, todos se burlaban de mi posición y no podía ver a alguien que me ayudara.
Vi como una camioneta blindada negra se estacionaba y todos tan rápido empezaron a dejar de reír y a ponerse serios, pero aún así mi agarre no fue soltado, vi como el vidrio fue bajado para ver a un hombre imponente cabello negro, ojos color azul, un azul como el mar qué te inotizan al mirar, posó su mirada en mi, con vergüenza aparte mi mirada.
Suéltala - la voz de aquel sujeto firme y gruesa hicieron qué sintiera una sensación de miedo - si jefe - contesto aquel sujeto - como te llamas - me pregunto de nuevo, agarrándome el cuello y mirándolo a los ojos conteste - katherine señor - el simplemente sonrió y con su mano apuntó al sujeto qué estaba parado a lado mio haciéndole señas de que se acercara a él, el sujeto asintio y se acercó para luego ver como su cara se ponía pálida hubiera deseado saber que fue lo que le dijo para que se pusiera así, volvió a posar sus ojos sobre mi para después decirme - bien Katherine puedes irte y espero no verte pronto - a lo que asentí y salí corriendo de ahí, con nervios y agitación logre llegar a mi apartamento estaba congelada y mis manos no dejaban de temblar, pero algo en mi se sentía distinto el ver aquel hombre hizo qué algo en mi cambiará.

Vivir sin muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora