⋆𝑷𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐.⋆

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    En aquel entonces, adentrándose a la Opera de la Epíclesis, se hallaba un juicio en proceso. El juzgado, tenía una expresión serena mientras confesaba sus crímenes al juez supremo, realmente era un caso particular, púes incluso después del largo proceso, no cualquier criminal admite sus pecados en la corte...
La balanza se inclinaba lentamente hacia el actual culpable... y al acabar la sesión, La Analizadora de Instrucción Cardenalicia emitió el ya esperado y mencionado Veredicto.

—Según el veredicto de la Oratrice Mecanique d'Analyse Cardinale, declaro a don Wriothesley, culpable.

—¡Guardias, llévenlo al fuerte Merópide! — Exclamó la supuesta arconte, mientras que aquellos de uniforme le llevaron sin necesidad de forcejeos.

—¡Bien merecido! — Aclamaban con emoción los presentes del jurado, aplaudiendo entusiasmados por el final del gran acto conmemorativo.
En Fontaine, era común dar su opinión como si de una dramatización se tratase.

Encorbado y cabizbajo, el criminal salió de aquella sala, con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. Puesto que el peso de resguardar la culpa había sido removido y algo más. Algo que ocultó durante el juicio.
Esposado, observó las bellas y relucientes fuentes de las afueras, las que disparaban agua sin parar... realmente Fontaine resaltaba en su belleza en ambiente.
Le llevaron bajo el mar, y en el encuentro de exilio le otorgaron su celda... se escuchaban murmuros por doquier, de un pronto a otro, silencio total y se repetía el ciclo.
No era muy cómoda que digamos, estaba húmeda y desprendía un olor algo desagradable, las gotas de las tuberías chocaban contra el suelo cada cinco segundos...

—Vaya, la persona que estuvo aquí antes, sí que era cochina. —Bromeó de manera andina. Pasaron horas, y como es común en aguabajo la hora no se sabía tan fácilmente. No obstante, el trabajo era sobreexplotador y agotador, lo suficiente para dejarle exhausto el primer día.

—En qué podré gastar los cupones crediticios... si más no me equivoco, escuché a unos señores decir algo como: "agua y comida a precios exorbitantes."
Ja, dudo mucho que con esto aguante al menos dos días... Quizá en la arena de boxeo clandestina pueda ganar más. Después de todo, el pelinegro ya tenía suficiente experiencia en aquella área, desde que escapó de su horrible hogar, se dedicó a la vida callejera y las peleas de "gallos" eran ilegalmente comunes por los callejones a la hora nocturna.

(...)

Al fin, silencio total... a excepción de los desesperantes goteros.
Aguarriba era muy diferente al "caño" en el que estaba ahora... y la imagen del hombre de ojos lila era algo interesante a su parecer, su manera de hablar, era muy adiestrada, realmente era dedicado a juzgar a cualquier ser vivo para hacer justicia. Demasiado dedicado a su profesión dirían muchos... Quizá fue su imagen estética quien lo mantuvo tranquilo en la confesión, o tal vez era simplemente salir de tal lío. Aquella había sido una larga noche, llena de pensamientos, dudas, teorías y fantasías... y sin enterarse, ya era de día.

¿𝑸𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒍𝒂 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒊𝒄𝒊𝒂? ~𝑾𝒓𝒊𝒐𝒍𝒆𝒕𝒕𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora