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— por qué aún no me cuentas nada de esas cicatrices? — toco lo que mencionó con delicadeza mirando a su comprometido pelirosa

— bueno no es tan importante solo son cicatrices — hizo ver el asunto no tan importante e irrelevante con una sonrisa tranquila — deberías preocuparte por ti escritorio, realmente por toda tu oficina Kokushibo — miro todo el desvaratedero que crearon entre los dos.

El pelinegro lo miro con algo de indignación y siempre le hace lo mismo cuando pregunta por esas cicatrices y siempre es ignorado.

— ya me lo dirás algún día — sonrió y tomo de la cintura a su pareja para dejarlo sentado en el gran sillón — descansa yo voy arreglar esto — se puso sus pantalones y camisa, su pareja sólo observa su escena extrañamente llamativo.

— que aburrido no hacer nada — busco levantarse, tembloroso se dirigió hacia unos papeles tirados en el suelo para leerlos en el cómodo sofá  — no me moveré pero haré algo — hablo contento y volvió a su lugar con dificultad mientras era observado, a Kokushibo le causaba risa y placer verlo de esa forma.

Comenzó a leer y encontró algo interesante  — tu hermano nos mandó papeles de un trato con otra empresa — el contrario volteo a verlo y miro la expresión de Akaza era una de sorpresa.

— Cuál empresa? — fue inmediata si pregunta al verlo  — dime quién es el dueño de ella — ordenó con algo de inseguridad por la respuesta.

— es de Douma hashibira — respondió rápidamente mirando a su pareja con los ojos bien abiertos pero con tranquilidad.

El mayor frunció el ceño, gesto que el menor no dejó pasar — tranquilo querido, mejor centrémonos en lo eficiente y los beneficios que traería, si es posible Yori... —

— yo voy a poder, no soy tan inmaduro como para no separar el trabajo de lo personal — interrumpió a favor de su arrogancia y orgullo.

Akaza se levantó para jalarlo y hacer que repose en sus muslos, acariciando su cabeza, noto como esas simples palabras lo agitaron y busco darle contacto físico para calmar su mente — lose, se que puedes —

En otro lugar el rubio llamativo se subía al helicóptero con su sonrisa de siempre, con un saco grande que lo protege del frío del amanecer.

— ya saldrá mi sol — el vuelo inicio entre  ese nublado cielo, se podía ver pero con algunas dificultades, le dijeron que no era buen momento pero no le importo ya no podía esperar más.


Akaza se vistió con rapidez, Kokushibo recogió como pudo, sólo tenían dos horas para ir a casa y regresar, chocaron sus puños y salieron como flechas.



El rubio llegó temprano esperando en un asiento la llegada de los que estan a cargo, con un sándwich, mientras el sol entraba por la ventana gigante que era toda la pared, calentando sus dedos elados.

El ruido de la puerta llamo a Douma por los oídos para mirar, una mano con un anillo la abría y entró el pelinegro. Sus gestos ante la presencia del contrario no eran de agrado, luego del más alto entro Akaza con una sonrisa tranquila, no sentía fastidio por ver al rubio sólo sentía nostalgia. Se pudo notar que compartía anillos con el pelinegro.

Douma respiro y desvío la mirada, su sonrisa se mostró decaída, dio una mordida más para terminar su desayuno.

— nos volvemos a ver mis queridos compañeros — hablo con su carismática sonrisa, ocupando con sus brazos todos los asientos de forma altanera.

— Douma cuanto tiempo sin ver tu rostro de mentiras — hablo el pelinegro con algo de gracia refiriéndose a su juventud donde el ajeno era solo un montón de teatro.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2023 ⏰

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Kokushibo x Akaza x Douma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora