Capítulo Único.

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Invierno era la estación favorita del Omega interior de Kakashi para poder aparearse con su alfa, poder terminar acurrucados al final del día era un maravilloso y placentero capricho que nunca admitiría en voz alta ni aunque le golpearan.

Estaba entrando en calor y él lo sabía muy bien, la temperatura de su cuerpo y el deseo de pegarse al torso de Obito habían aumentado, así que se dispuso a hacer su nido en la gran cama que ambos compartían, gran cantidad de camisas y sábanas, almohadas y cualquier prenda que estuviera cubierta por el aroma de su alfa ayudaría para mantenerlo cómodo mientras dure su celo.

Y por primera vez en mucho tiempo, se encontraba ansioso por la tardanza del pelinegro a su hogar, el Uchiha había salido de imprevisto para hacer unas compras que le ayudarían a ambos durante el tiempo que estuviesen en la habitación encerrados, y aprovechó para pedirle una nueva provisión de supresores.

La puerta principal del apartamento se cerró con el sonido de la voz del pelinegro llamándolo.

--- Kash, ¿No quieres comer algo antes de comenzar a hacer el nido? --- La risa proveniente del otro lado del apartamento lo hizo voltear a ver al Omega saliendo de la habitación que compartían dirigiéndose hacia él. Le devolvió la sonrisa --- ¿De qué te ríes?

--- Ya terminé --- el pelinegro elevó las cejas sorprendido. --- te tardaste más tiempo del debido, así que pude terminarlo.

--- Lo lamento, el supermercado estaba repleto de personas y no podía dar un paso sin que me tropezara con los pies de alguien más --- El suave movimiento de cabeza del Omega le indico que no le estaba reclamando, en cambió, se acercó para abrazarlo por el pecho y esconder la cabeza entre el hueco de su cuello y hombro, restregándose sutilmente para que su aroma a pino y cocoa se prendiera a su piel, el Omega siempre le repetía que su aroma no era como el de otros alfas, era suave y dulce, pero fuerte y atrayente para cualquiera que lo quiera. Pasó un brazo alrededor de la cintura delgada del peliplata y sin esfuerzo lo levantó del suelo para cargarlo, enredando las piernas en su cintura, y caminar a paso lento hacia la habitación al notar la respiración del peliplata que se hacía más pesada y el calor de su cuerpo subía.

Lo depositó tranquilamente en el nido y se acomodó con él, asegurándose de que el Omega quedará en una posición cómoda. --- ¿Quieres que lo hagamos en alguna posición? --- Preguntó una vez se puso entre las piernas del otro, viéndolo a la cara en busca de alguna respuesta, pero las pupilas dilatadas y las quejas de sus labios entre abiertos le decían que por ahora simplemente quería que lo anudara. --- bien, así será entonces.

Comenzó con quitarse la camiseta manga larga que llevaba y los pantalones deportivos negros ante la atenta mirada del otro, y comenzó el mismo procedimiento con la ropa del Omega, no fue tan complicado al solo llevar unos shorts cortos negros y un pequeño suéter, no se molestó en quitarle las medias blancas, el boxer a juego con las medias estaba húmedo en su mayor parte, la lubricación natural había hecho una mancha sobre estos y el líquido preseminal del miembro habían aumentado la cantidad de humedad; agarró el elástico de la ropa interior con ambas manos y comenzó a quitárselo, poniendo ambas piernas del otro sobre su hombro derecho, oyendo como este suspiraba aliviado y movía un poco las caderas y las piernas, ayudándolo a sacar la prenda.

Posicionó al Omega de costado para poder acostarse de forma que su pecho estuviera pegado a la espalda del peliplata, una vez acomodados, con su brazo derecho, elevó la pierna del Omega de tal forma que su miembro pudiera tocar el trasero de este. Un gruñido salió desde su garganta al sentir el movimiento de cadera que hacía que su pene rozará con la entrada dilatada y húmeda del otro.

--- Obito --- Gimió, ganándose un gruñido de su alfa. - follame ya.

Y como si fuese automático, el pelinegro comenzó a moverse e introducir su pene dentro del Omega, quien gimió fuerte, gustoso de por fin tener el gran miembro de su alfa llenándolo como si fuera un pavo para navidad. El otro no se quedó atrás, con un gemido y la respiración pesada, comenzó a moverse rápido con la ayuda del lubricante natural Omega, dando estocada tras estocada lo más profundo que pudiera llegar; oyendo como su nombre se resbalaba de los labios de su Omega en una melodía que hacía a su polla temblar de alegría.

Con su brazo libre, agarró el rostro del peliplata y lo volteó hacia él para comenzar con un beso húmedo, introduciendo su lengua en la boda ajena, comenzando a recorrer cada rincón que conocía a la perfección, mordiendo y chupando los labios rojos e hinchados que gritaban su nombre. Con el brazo que sostenía la pierna, la elevó un poco más para poder estirar el brazo y agarrar el pene del otro y masturbarlo al ritmo de cada embestida, rápido y duro.

El cuerpo de Kakashi tembló en un dolor placentero, poniéndole la piel de gallina, clara señal de que estaba llegando al orgasmo, y el sentir como la base del pene de Obito se hinchaba cada vez más, haciéndole difícil salir de su interior, hacía que involuntariamente buscará más contacto, moviendo las caderas de atrás hacia delante. La respiración caliente del alfa a sus espaldas se hacía más pesada y soltó su rostro para lamer su cuello, donde la marca que los unía reposaba en la siave piel. El clímax de su orgasmo llegó con un sonoro grito que resonó en la habitación al sentir los dientes del pelinegro sobre la marca rompiendo la piel cicatrizada, acompañado con otro gemido y el entumecimiento de los dedos de sus pies al correrse en la mano del otro y sentir como el líquido caliente del pelinegro era expulsado en su interior junto con el nudo de este, oyendolo gruñir de forma bestial desde lo más profundo de su pecho.

Las feromonas alfa se extendieron en toda la habitación y las fuerzas de Obito se agotaron cuando su orgasmo terminó, reposando su cabeza sobre el hueco del cuello y hombro del peliplata, acariciando sus muslos y recorriendo con su mano el cuerpo del Omega cuando había dejado de elevar su pierna.

El calor del cuerpo de Kakashi se había ido momentáneamente, aunque sabía que no duraría mucho tiempo para que volviera a treparse sobre el regazo de su alfa y montarlo hasta que no pueda sentir el trasero, sintió los brazos fuertes del pelinegro rodearlo y besar su mejilla, Obito podía ser una verdadera bolita de amor cuando se lo proponía, y una bestia también.

--- ¿Quieres comer antes de continuar? --- Lo oyó decir cerca de su oído, haciéndolo reír.

--- Si no te has fijado, todavía estamos pegados. - pudo sentir el puchero que hizo así que le palmeó el muslo para llamar su atención. --- pero después me gustaría unas fresas con crema batida.

--- Sí mi señor.

Ambos se envolvieron con una manta y comenzaron a reír. Dormir mientras están así no sería una mala idea.

Celo [ObiKaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora