Capítulo 1

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¡Descargo de responsabilidad: Todo pertenece a J.K.R!

¡Esta historia es un trabajo de colaboración entre Avoranger y Cal the Wandcrafter!

¡Espero que te guste!

¡Disfruta!

¡Unámonos a Harry/Daphne Discord!

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A/N: Este capítulo tiene a través de la reescritura. ¡Diviértete en releer y disfrutar del capítulo para el nuevo lector!

Daphne despertó con un comienzo, un escalofrío familiar ondulándose debajo de su almohada. Era su varita, vibrando con una urgencia pulsante que solo podía significar una cosa: deber llamado. Con un gemido, se arrastró desde el cálido abrazo de su cama, sus extremidades protestando mientras luchaba contra el agotamiento aplastante que amenazaba con abrumarla. La semana pasada había sido una maratón agotadora de turnos triples y el horario tortuoso hizo que le doliera el cuerpo con el esfuerzo de mantenerse al día con el ritmo implacable del departamento de Asuntos Internos del Ministerio. Las tres horas de sueño y el horario infernal dieron lugar a la tentación de permanecer envuelta en su capullo de calidez y suavidad, Daphne sabía que no podía sucumbir a la seductora atracción del sueño. Hoy no.

Fue su amiga Tracey quien pesó más sobre su mente. La amiga más cercana de Daphne había sido golpeada por una misteriosa maldición durante la Batalla de Hogwarts, apenas logrando sobrevivir al fuerte daño a su médula espinal y tronco encefálico. Todos los años, en el aniversario de ese fatídico día, su condición empeoró durante las semanas previas y posteriores al evento, y Daphne siempre había asumido felizmente la carga de trabajo de Tracey, asegurándose de que recibió la terapia intensiva y los medicamentos que necesitaba para sobrevivir.

Como miembro del equipo de asalto, Daphne no tuvo respiro de sus deberes. El capitán del equipo, Mario Geto, era implacable en sus demandas, insistiendo en que se apegaran al horario sin importar qué. La ausencia de Tracey había dejado un enorme agujero que necesitaba ser llenado, y Daphne, su confidente más cercano, había sido elegida para asumir sus responsabilidades. Administrar la evidencia y prepararse para cualquier audiencia disciplinaria no fue una tarea fácil, y el peso del trabajo fue aplastante. Daphne anhelaba la comodidad de su cama, el dulce abrazo del sueño, pero sabía que su deber estaba en otra parte.

Daphne tropezó hacia el baño, con los ojos llenos de agotamiento. La suave luz del sol de la mañana se filtró a través de la ventana, proyectando un cálido resplandor en la habitación. Salpicó agua fría en su rostro, con la esperanza de sacudirse los últimos vestigios del sueño. Pero la fatiga se aferró a ella como una mortaja, arrastrándola en cada movimiento.

Mientras se cepillaba los dientes, Daphne miró su reflejo en el espejo. Parecía demacrada, con ojeras debajo de los ojos y el pelo en desorden. Pero ella se negó a dejar que el cansancio se mostrara. Ella enderezó la espalda, cuadró los hombros y se recordó a sí misma su propósito: ayudar a Tracey, servir a su equipo y cumplir con su deber con el Ministerio.

Con una respiración profunda, Daphne se dirigió a su armario. Sacó su uniforme, una blusa blanca y crujiente y pantalones negros, y se vistió rápidamente. Se ató el pelo en una cola de caballo y se puso los zapatos. Levantó la varita, sintiendo su peso y calidez en la mano, y la metió en el bolsillo antes de dirigirse por el pasillo de la casa de su familia.

Llegó a la cocina y se detuvo por un momento, disfrutando de las vistas y olores familiares. La cafetera se sentó en el mostrador, brillando a la luz de la mañana. Su prometido se lo había regalado, una pequeña muestra de su amor y apoyo. Ella sonrió al pensar en él, en su cálido abrazo y su gentil voz. Él había sido su roca durante estas largas semanas de turnos triples, y ella estaba agradecida por su presencia en su vida.

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