Sentado al lado de mi cama, el suelo se siente frío, la brisa que se cuela a través de la ventana podría considerarse como una helada, tengo las manos moradas, mi ropa está empapada por la lluvia, lo único que me acompaña en este momento es un cigarro en medio de mis entumecidos dedos. Me estoy ahogando en las lágrimas, a mí vienen todos esos pensamientos que durante prolongados días estuvieron dando vueltas en mi cabeza, me atormentan constantemente. Solo son las 2:17 de la madrugada, estoy rogando al universo que amanezca pronto, quizá la luz del día pueda acaparar un poco la tristeza que invade mi alma, quizá le dé calidez a mi ser y detenga mi inevitable desmoronamiento.
Hace solo un par de horas tuve la peor conversación que jamás pensé que podía presenciar, me duele el corazón, no puedo dejar de recordar cada maldita palabra, únicamente quisiera tener el poder para regresar el tiempo y así no haber llegado a aquella cita, habría preferido que me atropellara un autobús, habría preferido recibir un disparo, cualquier cosa menos esa noticia.
"Michael, sé que estamos frente a frente y que podría estar diciéndote directamente todo lo que contienen estas páginas pero lamento no tener la valentía para verte a los ojos y decírtelo. Cuando te conocí, hacía poco que había terminado una relación con un hombre mucho mayor que yo, en ese tiempo aprendí muchas cosas que me formaron con una madurez diferente, adquirí cierto tipo de experiencias. Pero eso no es de lo que realmente quiero hablar, tiempo atrás tuve una relación amorosa con un chico al que amé con todo mi corazón, con toda mi alma, me entregué por completo, era capaz de dar mi vida por él, cuando lo conocí estaba consumido por las drogas, estuve en el proceso con él hasta que lo ayudé a dejar eso atrás, no quiero dar tantos detalles de esto porque sé que quizá sea incómodo que tu novia esté hablándote de otras personas.
Bueno, lo único que tengo que decir es que fue una persona demasiado especial para mí, estuvimos sin contactarnos durante casi ocho meses, después de la muerte de mi padre me mudé con mi madre a Vermont, un pequeño pueblo donde se vive tranquilamente, se puede andar y ser quien quieras sin que nadie juzgue nada de ti.
He de recalcar que la partida de mi padre me afectó demasiado, tanto así que no hallaba qué hacer, no hallaba manera de liberar esa ira que me invadía por dentro, eran tantas emociones, tantos sentimientos acumulados que pesaban, se sentían como una mochila llena de piedras en la espalda, se sentían como una cuchilla ninja marcando cualquier parte de mi piel, llorar no bastaba, mi corazón se sentía como si lo hubieran tomado en las manos y lo apretaron tanto pero tanto, que llegó un punto en el que su vitalidad se perdió y quedó como una fruta deshidratada.
Me refugié en las drogas, en el alcohol, le perdí completo sentido a la vida, me dediqué a calmar el dolor pero nunca nada era lo sufientemente bueno como para abrigar mi ser, estaba sumergida en la soledad absoluta, mi mundo no era más que un callejón sin salida hasta que lo conocí. Su nombre era Mario, creo que no he de mencionar más quién fue esta persona porque anteriormente ya lo dije, también dije que llevaba meses sin hablar, tuvimos cero contacto hasta hace unos días atrás, sucedió cuando fui a Wallace a presentar mi proyecto en el instituto. Una noche él me escribió y empezamos a hablar, estuvo contándome que había tenido un gran problema familiar y como cereza en el pastel perdió el empleo con el que ayudaba a subsistir a su madre, cayó en una tristeza absoluta y volvió a recurrir a ese agujero del que lo ayudé a salir, de donde invertí meses, trasnochadas, llantos y finalmente no sirvió de nada, me estoy empezando a dar cuenta que por más que hares la tierra, limpies y arranques toda la maleza, siembres, cuides y riegues una semilla, si viene un poco hueca es imposible que dé cosecha. Quizá me equivoco, incluso puede que mi intento por ser reflexiva sea solo basura pero no me importa, ahora mismo solo quiero ser sincera contigo.
En este momento no me siento bien, sé que he estado callada, distante y hasta te he esquivado pero te juro que no lo hago intencionalmente, mi única intención es no contagiarte mi decepción, mi rabia, sé que no mereces que me porte contigo de esta manera, sé que viajé en busca de una oportunidad, pensé regresar a casa con una sonrisa y una buena noticia, pero sucedió todo lo contrario. Y esto no tiene nada que ver contigo, es algo que me afecta directamente a mí, porque siento que perdí mi tiempo.
