Que ton charme ne me fasse pas autant de mal

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Ese foco de luz brillante que me rodea
Cuánto más me ilumina, más me adentro a la oscuridad
Puedo ver el final, pero sé que no está bien
No puedo detenerme, no puedo detenerme
I can't stop me-Twice

Era inconsciente.

Sus ojos iban directamente a sus mulos apretados por aquel pantalón vaquero siempre que cruzaba las piernas delante de él, subía por su cuerpo con total discreción hasta encontrarse con sus brillantes ojos los cuales Draco Malfoy podía asegurar que guardaba galaxias enteras.

Y era ahí cuando el juego comenzaba.

Scorpius Malfoy su hijo mayor, hace tres semanas que cumplió la mayoría de edad y lo primero que hizo fue presentar a sus padres a su nuevo novio; Harry Potter, un chico de clase baja que conoció en sus clases de pintura y que se veía bastante lindo para ellos, cabello oscuro que llegaba hasta su nuca y que a veces acomodaba de manera casi casual, o eso creía Draco cada vez que lo hacía; alto, un poco más que su hijo, pero no lo suficiente para alcanzarlo a él, para besarlo; tendría que agacharse un poco para hacerlo... y ahí estaba el problema.

Desde que ese chico llegaba a casa, se sentaba con su hijo en el living a jugar videojuegos o simplemente ver una película, su atención caía completamente en él, la forma en la que fugazmente cruzaba miradas con él y sonreía dejando expuestos sus dientes delanteros, como a veces se inclinaba sin dejar de mirarle, la forma que se mordía el labio cuando algo le gustaba.

Se sentaba a beber algo de vodka para que aquellas ideas se disiparan -al menos un poco porque aquel lindo chico estaba en su cabeza desde entonces-, pero lo único que conseguía era que su pene se endurecía y apretara debajo de su pantalón, gruñía y se maldecía por ello.
Bueno, para ser honestos, a Draco la importaba una mierda si era a un chico a quien se lo metía, lo moral no era algo que le importase, aunque sabía disimularlo tan bien.

Aquella noche se estaba volviendo una tortura.

Era pecado aquella forma que ese pantalón negro se ajustaba dejando aquel culo redondo resaltar cada vez que caminaba y Draco no apartaba la mirada, aunque trababa de esconderlo cada vez que bebía de su vaso, esperando que el ardor de su garganta opacara el deseo de llevarse a Harry a la habitación de arriba y follarle el culo, para que todos en aquella fiesta lo escuchasen.

-Cariño, ¿estás bien?- la pregunta parece sacarlo de sus pensamientos y él asiente en completo silencio mientras deja el vaso de cristal sobre la mesa- estás demasiado serio y callado, ¿no te gustó tu fiesta sorpresa?

Sorpresa era la forma en la que Harry Potter parecía ser más sexy cada día.

-Cumplo cuarenta hoy, me estoy volviendo cada vez más viejo, cariño- la mujer suelta una risa suave, dejando un suave beso en la mejilla.
Draco lleva su diestra hacia su vientre, ya casi llevaba 7 meses de embarazo.

Aquella noche no habían tantos invitados, solo algunos familiares de su esposa y suyos, el novio de su hijo y un amigo más, pero realmente en lo único que se había fijado, era la forma que aquella camisa holgada y transparente dejaba a la vista el cuerpo trabajado de Harry, esa noche le estaba costando mantenerse calmado, pero... ¿cómo podía hacerlo si él lo observaba de aquella forma?

El calendario dio el 31 de diciembre, mientras que el reloj daba las 4:00 de la mañana, Draco estaba un poco tomado, y su esposa había ido a dormir hace dos horas; los invitados fueron saliendo de a poco, hasta que solo quedaron su hijo y Harry dormidos en el sofá. Suspiro ante la manera tan dulce en la que su hijo dormía sobre el muslo de Harry, o tal vez sentía un poco de envidia.

Bad habits-DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora