Si nos ponemos a pensar en esto, caeremos en un espiral de angustia y sufrimiento por la incertidumbre de la pregunta más profunda del ser humano. El sentido de la vida es una cuestión que todos alguna vez pensamos. ¿Qué punto tiene trabajar? ¿Qué punto tiene tener vida social? ¿Qué punto tiene seguir viviendo? La respuesta es simple: ninguno.
No hay un sentido de la vida, no existe, pero que eso no te deprima pues el sentido de la vida se lo da uno mismo. La razón de vivir es el mismísimo vivir, experimentar, probar, examinar, distinguir. Experimentar para ver que sentimos. Probar para saber qué nos gusta. Examinar para analizar lo que nos produce. Distinguir para diferenciar lo que queremos en nuestra vida o no.
Tener un trabajo, para tener dinero, para comprar cosas, para tenerlas, para usarlas, para satisfacer nuestro deseo carnal. Pero lo que más llena nuestro ser es lo etéreo, los sentimientos, las memorias, las emociones. El sentido de la vida no tiene forma ni color. El sentido de la vida lo moldeamos a nuestro gusto.
¿Cuál es tu sentido de la vida?