Ｊｏｖｅｎ Ｅｎａｍｏｒａｄｏ

ᑕᗩᑭITᑌᒪO 3

Hoy haría poco más de una semana. Law ya no quería quedarse en Swallow Island. Había planeado una semana, pero hubo algunas complicaciones para adquirir los materiales que necesitaba, por lo que tuvieron que prolongar su estadía dos días, pero ahora lo tenía todo y estaba listo para dejar este lugar atrás. Dejó la comodidad relativamente cálida de su submarino y caminó hacia el puerto con Kikoku en su hombro. Algunos de los chicos llevaban cajas de alimentos no perecederos, las cargaban en el submarino y marcaban cosas de la lista que Law había hecho para reabastecer los suministros.

Law había ido antes en su estadía para seleccionar personalmente los suministros médicos necesarios para el viaje y también después del mismo; él era el único con conocimientos en esa área, por lo que tuvo que hacerlo él mismo.

Durante los últimos dos días, Bepo y Shachi habían estado manteniendo vigilancia por todo el sur de la isla y encontraron alguna actividad sospechosa que podría afectarlos y notificaron a Law de inmediato. Mencionaron algo sobre un edificio en la parte trasera de la casa de placer del sur que estaba cargado en secreto con lo que parecían explosivos, además mal disfrazados. Law esperaba problemas y quería irse incluso antes.

pero la explosión nunca llegó y se sintió aliviado al saber que los Hearts abandonarían la isla pronto y que no había habido problemas.

"Capitán, ¿puede repasar la lista por última vez? La mayoría de las cosas han sido cargadas y marcadas para que pueda dejarlas. Necesito ayudar a Shachi con los botes de oxígeno y las baterías del submarino". Penguin le informó a Law, deteniéndose detrás de él desde donde estaban apiladas las cajas en el puerto y Bepo las estaba mirando.

"Pásame la lista". Penguin se lo dio y Law caminó hacia Bepo, haciendo coincidir los elementos de la lista e indicándole dónde debían colocarse cuando los chicos vinieran a quitárselo. Bepo estaba tratando de absorber todo el aire frío que podía antes de abandonar la isla. Era un oso polar y necesitaba frío. Law sonrió con tristeza mirando el rostro contento de su amigo mientras el aire helado lo golpeaba. Sabía que era una crueldad poner a Bepo en un submarino, donde podía hacer tanto calor y asfixia. Law no era ajeno a la asfixia y entornos similares, entendía la agonía por la que pasaba su amigo cada vez que se sumergía. Aunque Bepo nunca quiso irse.

y Law había intentado muchas veces hacerle ver el punto al otro, pero Bepo era leal y quería quedarse.

Law metió la lista en su bolsillo y le dijo a Uni, que pasaba por allí, que todas las cosas estaban allí y que sólo había que llevarlas de regreso al submarino. Reajustó su espada y estuvo a punto de decirle a Bepo que lo acompañara en un último paseo por la isla pero todo fue ahogado por el fuerte sonido que venía desde la dirección del prostíbulo – Law se dio cuenta – seguido de un espeso humo negro, distinguido contra el blanco de la nieve.

Los comerciantes se escondieron detrás de sus puestos, algunas personas corrieron de aquí para allá presas del pánico y de la evidente confusión, pero todos habían dejado lo que estaban haciendo y miraban colectivamente en la dirección donde ocurrió la explosión.

"Alguien finalmente fue y lo hizo, eh. Se lo merecen esos cerdos". Law escuchó a un hombre decir y se preguntó qué significaba la declaración, pero quedó claro con el diálogo de seguimiento de otra persona.
"Sí, lo juro. Han estado acumulando nuestra comida y dinero allí durante demasiado tiempo. Apuesto que ahora está todo quemado, y tampoco pueden usarlo". Todos los residentes, al parecer, aplaudieron lo sucedido. En cierto modo, era algo digno de celebrar.

El edificio que fue destruido por los bombardeos no estaba tan lejos del puerto, pero sí lo suficientemente lejos como para que los únicos efectos que llegaran allí fueran aire caliente.