Somos dos torbellinos que si se unen se llevan todo a su paso.

Pensándote.

Vaya, aquí estoy de nuevo pensándote en medio de clases, sintiéndote tan lejos. Y aunque no me abraces puedo sentir tu calor. No se cómo estas, que estás haciendo, que estás pensando. Y como suele pasar muy seguido todo me duele, todo me afecta. Es tan patético ser así, estoy tan patéticamente jodida. Ya sabes que gusto de ti, creí que nunca te lo diría pero ya qué más da. Y para mi sorpresa tu sientes lo mismo y quizás lo sentías antes que yo. No eres tan imposible como creía, después de estar entre tus brazos, tus ricos y malditos abrazos, más que todo como me haces sonrojar, como nunca nadie lo había hecho. Sentir tus suaves y cálidos besos... Te sentí tan mío, tan... Es inexplicable. Sentí que me querías. Sentí la serenidad en tu mirada. Pero no, no es así, no eres mío, no estas aquí, no eres tan sereno. Y más que todo me encanta la persona que en verdad eres, no la que aparentas ser. Tan lejos pero tan cerca.

Cada vez que miro tus fotos no puedo dejar de ver tu sonrisa y tus ojos. Cuando me dices todas esas palabras hermosas. Es irónico, justo cuando no quería querer a nadie ¡BUM! Te empecé a querer sin razones, motivos e indicios. Eras ese alguien que quería para caminar agarrados de la mano, para sonreír juntos, ver películas recostada en su regazo, consentirlo, celarlo, molestarlo.