The bodyguard - jikook (O.S)

UNICO

Era un día soleado, las nubes decoraban hermosamente el cielo, el viento chocaba con el rostro de los residente de aquella gran ciudad, de cierta forma era un día hermoso y armonioso. Y, como siempre Jimin, el hijo del presidente dándole quejas sin fin a su guardaespaldas, Jungkook.

Jungkook miró de arriba abajo Jimin apreciando su físico sin pudor alguno y luego encogió sus hombros con desinterés para después girar sobre sus talones. Y como siempre ignorando por completo las quejas del pequeño rubio -Apúrate princeso, no tengo todo el día para andar cuidando tus quejas- dijo burlón comenzando a caminar hacia la limusina presidencial tratando de ocultar su creciente atracción por aquel engreído chico, pero sin dejar de actuar como el bastardo irreverente que era.

- No - dijo Jimin molesto antes de darse la vuelta para irse en dirección contraria.

-¡Oye princeso! ¿A dónde crees que vas? -dijo Jungkook volviendo sobre sus pasos y acercándose a grandes zancadas hasta detenerse frente al joven rubio con los brazos en jarra-Sabes perfectamente que no puedes ir a ningún lado sin mi, así que date la vuelta y muévete antes de que te cargue como saco de patatas y te lleve yo mismo hasta el auto-su tono seguía siendo burlón pero ahora había cierta chispa de amenaza en su mirada, pues odiaba que no le hicieran caso-Vamos enano, no me hagas perder el tiempo...traga saliva y camina-agregó dándole un empujoncito para que se pusiera en marcha, mientras él lo seguía de cerca disfrutando en secreto del privilegiado paisaje que se le ofrecía al caminar tras él

- No subiré - dijo Jimin deteniéndose y cruzándome de brazos, indispuesto a hacerle caso a su guardaespaldas.

-Joder princeso, es que acaso hoy amaneciste especialmente jodido -masculló Jungkook entre dientes, odiaba que lo confrontaran y este mocoso claramente estaba buscando problemas-Mira enano del demonio, que te quede claro, yo solo cumplo órdenes pero si tú no cooperas las cosas se pueden poner feas, así que te recomiendo que te subas a ese maldito auto antes de que pierda la poca paciencia que me queda -dijo dando un paso al frente invadiendo el espacio personal de Jimin con su imponente corpulencia para intimidarlo-Confórmate de una puta vez que yo manejo los tiempos y las decisiones aquí, asi que mueve ese culo antes de que decida ponerte sobre mi hombro a la fuerza y llevarte arrastrando ¿Entendiste enano o necesitas que te lo explique con manzanas?

- No me interesa lo que digas, no me subiré a ningún auto - dijo antes de volver a caminar en dirección contraria

-¡Joder Jimin que no estoy jugando! -bramó Jungkook explotando finalmente por la terquedad del joven rubio-¡Te lo advertí! -En un rápido movimiento tomó a Jimin por la cintura y lo echó sobre su hombro como un costal, inmovilizándolo con un fuerte brazo

- ¡¿Que diablos crees que haces Jeon?! ¡Bájame en este maldito instante! - se quejo Jimin pataleando y golpeando las espalda del mayor

-¡¿Qué no oyes princeso?! ¡Te dije que te llevaría arrastrando si hacías falta! -Dijo furioso emprendiendo camino hacia la limusina con largas zancadas-¡Ahora te aguantas hasta que lleguemos! ¡No te muevas de ahí si no quieres que te saque otro tornillo! -Bramó dándole una fuerte nalgada antes de subirlo al auto y meterse él detrás, sentándose sobre Jimin para seguir inmovilizándolo-¡Aprende de una vez que conmigo no se juega princeso del demonio!

- ¡¿Quien te crees que eres, tarado?!

-¡Yo soy tu sombra princeso! El maldito gorila que paga tu padre para que te cuide las espaldas -espetó Jungkook aumentando la fuerza de su agarre sobre el delgado cuerpo de Jimin, como si quisiera marcar su dominancia- ¡Y precisamente por eso me va a respetar y hacerme caso sin rechistar! ¿Te ha quedado claro enano? -su aliento rozaba la piel del rostro del joven rubio haciéndolo estremecer involuntariamente-Desde este momento eres de mi propiedad mientras estás bajo mi guardia, así que más te vale portarte bien si no quieres que te ponga la correa... -amenazó con voz ronca y mirada intimidante, disfrutando en secreto de la cercanía de ambos cuerpos sobre el amplio asiento trasero del lujoso automóvil