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"Morir de amor"

Era un día bastante tranquilo y muy fresco. Estaba soleado, pero corría un viento helado que hacía que el sol no calentara con tanta fuerza.

Podría considerarse un día perfecto para salir a caminar o hacer cualquier cosa al aire libre, pero el no lo sentía así.

El no encontraba que fuera un día perfecto.

Se encontraba caminando distraídamente por el patio de entrenamiento, con los pensamientos y emociones muy dispersos. Se lamentaba de su mala suerte.

Pero en medio de todo eso, el comenzó a sentir un dolor muy intenso en el pecho, como si algo lo estuviera estrujando con gran fuerza.

Podía sentir como el aire comenzaba a faltarle, y como se le estaba dificultando un poco el respirar, tal cual hubiera corrido una maratón. No entendía en lo absoluto ese extraño sentir.

Y en medio de todo ese repentino malestar, a lo lejos pudo divisar algo que hubiera preferido no ver.

Hay estaban las causas de su dolor emocional, riendo alegremente de alguna tontería dicha por alguno de ellos.

El ver a Maki tan cerca de Yuta, y el verla tan feliz a su lado, hizo que el dolor en su pecho aumentara. Podía sentir como sus piernas se debilitaban, y como el aire comenzaba a faltarle en mayor cantidad.

Y sin poder evitarlo previamente, callo al suelo de rodillas, mientras se apretaba con fuerza el pecho, y se inclinaba un poco hacia adelante, en un vago intento de que el dolor cesará.

Pero el dolor solo seguía aumentando.

Se estaba desesperado un poco, ya que no entendía lo que le estaba pasando. Nunca se había enfermado de esa forma, ni mucho menos había sentido esa opresión tan fuerte en el pecho.

A cada segundo que pasaba, Toge se apretaba con más fuerza el pecho. Se encontraba soltando pequeños suspiros doloroso, en un intento casi desesperado por tener un poco de oxígeno en sus pulmones.

"¿Que mierda me esta pasando?" – Se preguntaba internamente mientras cerraba los ojos con fuerza.

Luego de unos minutos llenos de dolor y que el sintió eternos, el dolor ceso lentamente, logrando que el soltara un suspiro de alivio. Y con un poco de dificultad se levanto del pasto, dispuesto a ir a la oficina de la señorita Ieiri.

Sabia que eso que le estaba pasando no era normal, así que quien mejor que ella para que le de un diagnostico rápido.

Agradecía que ninguno de sus compañeros lo había visto en ese estado, ya que todos se habrían preocupado, sobre todo Panda, Yuta y... Maki. Y no quería preocupar a ninguno de sus amigos por alguna tonta enfermedad sin sentido.

Así que en cuanto sintió que ya podía caminar sin dificultad, se dirigió lo más rápido que pudo a la enfermería de la doctora Shoko. La única dificultad que tenía respecto a eso, era que la enfermería en la que la doctora Shoko se encontraba, estaba ubicada al otro extremo de donde el se encontraba.

Soltó un pequeño suspiro para luego volver a maldecir su mala suerte.

Resignado comenzó a caminar en dirección a la enfermería de la doctora Ieiri, mientras sentía la garganta seca y con un poco de dolor al intentar pasar saliva por la misma. No estaba tan preocupado a decir verdad, podría tratarse de un simple resfriado o una gripe, nada de que preocuparse realmente.

Pero algo en su interior lo hacia dudar un poco de esto, y no es que el fuera una persona de presentimientos, pero en su interior todo eso le parecía diferente. 

Todo eso le parecía inusual.

Y tal parecía que ese "presentimiento" estaba tomando un poco de sentido, ya que al entrar al edificio y caminar un poco, el dolor en el pecho volvió con más intensidad, pero esta vez acompañada con unas repentinas nauseas. Las arcadas eran tan fuertes que tuvo que correr hacia el baño, mientras intentaba retener lo más posible su boca cerrada.

El baño se encontraba un poco alejado del lugar en el que se encontraba, pero el era muy rápido y ágil, por lo que no se demoro tanto en llegar a baño, para luego meterse en un cubículo, arrodillarse y votar con algo de dificultad lo que había en su interior.

Su garganta dolía como el demonio, sentía que lo que sea que estuviera saliendo de su interior le raspaba la garganta como una lija.

Luego de unos minutos volvió a abrir los ojos, mientras pequeñas lagrimas salen de estos por el esfuerzo hecho hace solo unos segundos atrás.

Se sentó en el frió piso del baño para luego apoyar su espalda contra la pared, para luego soltar un pequeño suspiro cansado y lastimero. Luego de unos minutos, decidió acercarse un poco al inodoro, y ver cual era el causante de su repentino malestar. Pero lo que vio lo dejo congelado.

En el inodoro se encontraban pequeños pétalos de orquídeas bañadas en sangre.

Eso definitivamente preocupo un poco a Toge, ya que se preguntaba como habían llegado esos pequeños pétalos a su estomago.

No se quiso quedar con la duda, por lo que en cuanto se encontró en condiciones de caminar, fue rápidamente a la enfermería de la doctora Ieiri. Sentía que esto ya no se trataba de una simple gripe o resfriado.

Caminaba de forma apresurada, y a cada paso que daba, caminaba más y más rápido, llegando al punto de que ya se encontraba corriendo por los diversos pasillos, casi llegando a su destino. Pero nuevamente vio algo que hubiera preferido no ver ni en un millón de años.

Se detuvo abruptamente mientras miraba como a solo unos metros de distancia de el, Maki se encontraba siendo besada por Yuta. El beso era solo un pequeño roce, pero el podía sentir el cariño en ese inocente muestra de amor.

Toge puso su mano en su pecho al sentir como su corazón se "aplastaba". Esto era peor que cualquier enfermedad.

Por unos segundos se sintió incapaz de quitar su mirada de ellos, pero lo hizo en el momento en el que sintió como una solitaria lagrima bajaba lentamente de su ojo izquierdo. Podía sentir claramente como su interior comenzaba a doler con gran intensidad.

El corazón le dolía y podía sentir una gran opresión en el pecho. 

¿Así se sentía ver al amor de tu vida siendo feliz con alguien que no eres tu?

Era como estar muerto por dentro.

¿Así se sentía morir?

Era le peor sensación del mundo, de eso estaba mas que seguro.

Luego de unos segundos pudo ver como Yuta y Maki se separaban un poco, ambos con un evidente sonrojo en sus rostros acompañado de una gran sonrisa.

Y antes de que pudieran darse cuenta de su presencia y de que los observaba en silencio, volvió a correr en dirección a la enfermería de la doctora Shoko. Podía sentir como los pulmones volvían a doler intensamente, la garganta se le secaba y una inmensas ganas de toser lo invadían.

No pudo evitar toser, y al hacerlo volvió a votar pequeños pétalos de orquídeas bañadas en sangre.

Su boca estaba cubierta de ese líquido carmesí, pero en ese momento no podía importarle menos, así que lo limpio rápidamente con la manga de su uniforme.

En ningún momento dejo de correr, ya que necesita respuestas urgentes de lo que le sucedía.

Y mientras corría a gran velocidad, varias preguntas asaltaron su mente, pero había una que no paraba de aparecer.

"¿Que mierda esta pasando conmigo?"

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Morir de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora