Anhelada tranquilidad

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Dentro de una semana, el proximo joven maestro de la familia Kudo, Kiyoka Kudo, de 23 años, empezará su nuevo semestre en la Universidad imperial de Japón donde cursa diferentes clases que lo ayudarán en su futura carrera militar. El no siempre estuvo convencido de entrar al ejército pero algo más allá de su propio deseo lo impulso para tomar esa decisión.
"... Mi madre no esta muy feliz del todo, quería que siguiera una vida de placeres como mi padre y así tener una esposa de su interes... Nada me da mas placer que hacer todo lo contrario con mi vida" pensaba cada vez que se cuestionaba su decisión. Ya estaba cansado, a su corta edad, del ir y venir de mujeres interesadas en su exquisita apariencia y riquezas. Claramente eran mujeres hermosas en las que sus figuras a veces le atraían pero solo con una conversación bastaba para desechar cualquier avance romántico con ellas..." No es que me quite el sueño el tema de buscar una esposa digna, tampoco busco casarme por amor... Esa es la última posibilidad ya que seria una relación netamente política gracias a mi posición como próximo cabeza de familia. Ahora es tiempo de concentrarme en mi carrera y nada mas.
En la entrada de la universidad lo esperan sus dos hombres de confianza dentro de la universidad, Giyu y Kenichi, ambos poseedores de Don. Giyu puede manejar el agua a su antojo y mientras Kenichi  puede controlar las rocas y el metal. No es que Kiyoka busque usuarios de Don para hacer amigos, solo que estan en las mismas clases y ya eran viejos conocidos de la primaria.

- Kudo, que tal estuvo tu verano? Espero que mejor que el de Kenichi jaja
- Búrlate todo lo que quieras, inútil... respondió Giyu
- Lo normal, quedarme en casa cuando todos se vayan ido a la Villa.
- Eso suena a algo que harias tu, Kiyoka.
- Alguien quiere saber como me fue en mi verano? Pregunto feliz Kenichi, que había sido aceptada su propuesta de matrimonio a su amiga de toda la vida.
- Ya todos lo saben, así que no. Es mejor que entremos. Giyu no había tenido la misma suerte ese verano.
Kiyoka sin saber que responder, siguio a sus compañeros al salón de clases.
En la tarde mientras se despedían, Kenichi los dejo invitados a su fiesta de compromiso, que se efectuaria en 10 días más.
Acepto, mas que nada por consideración con su amigo, porque eso le haria recordar algo que a toda costa quiere ignorar. El compromiso. Su deber.

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Una semana después, se encontraba esperando el desayuno como cada mañana después de haber pensado toda la noche en una decisión que cada vez le hacia mas ilusión.
En ese instante, entro Yurie con el desayuno.
- Buenos días señorito, se le nota cansado esta mañana. Espero que estes durmiendo bien. Respondió regañando como si fuera un niño todavía
- Nada de eso...Tengo una propuesta que hacerte. Sabes que me queda solo este año en la universidad y que luego entraré al ejercito y ya no tendre mas tiempo ni paciencia para tratar con mi madre...
- Usted sabe lo que tiene que hacer para acabar con su insistencia, señorito.
- No le dare en el gusto, así que al grano. Compraré una casa, ya la he ido a visitar y es lo que busco pero necesito que te vayas conmigo, Yurie.
- Su madre me tendra resentimiento, pero nada me causaria mas tranquilidad. Gracias por considerarme, joven Kudo.
Kiyoka le sonrió y asentó con la cabeza a la respuesta de Yurie. Todo iba como el quiere.

Llegó el día del compromiso de Kenichi, era un día particularmente gris para ser finales del verano. Un reflejo de su animo aquel día, lo descomponía pensar en que el sería el próximo cuando ya no pueda seguir ignorando a las candidatas de mi padre.
En la ceremonia habian algunos conocidos de apellido, Giyu y poco más. Algunas mujeres que se le quedaron viendo al entrar al lugar, un gran jardín tradicional japones, que era decorado naturalmente con hojas ya amarillas que indicaban la llegada del próximo otoño.

Ya estaba acostumbrado a las miradas no solo femeninas, lo que lo hacía ponerse más tímido de lo que quisiera y en entonces sintió una mirada mas molesta que las demás. Esa mirada venia de una mujer que el recordaba por ser de una familia noble amiga de su madre, Nakamura.
Aquella mujer era atractiva, pero siempre su forma de mirarlo le daba escalofríos. En aquel momento se acercan Giyu y Kenichi para introducirlo al resto de los invitados, conocen a Kiyoka y que si fuese por el, se quedaria al margen de todos hasta terminar la ceremonia.
- Felicidades, Kenichi. Tienes una novia espléndida. Kiyoka le respondió a su amigo.
- Espere esto toda mi vida, gracias Kudo. Les presentaré a las invitadas de honor.
Kiyoka no se lo esperaba, se sentía como en una trampa y por la mirada de Giyu, no era el único.

Se acercaron a un grupo de mujeres, que lo miraron como si fuera un cerezo en flor... Esto se repite una y otra vez. Lo peor es que entre aquellas mujeres estaba   Mai Nakamura.
- Hola Kiyoka, no esperaba verte aquí... Hace ya un tiempo que no nos veíamos. Respondió la mujer, que se habia acercado a el como un imán.
-Hola, yo tampoco.
- Es bueno vernos, podria ser mas seguido... Si no te molesta, claro.
- Um...
No sabía que responder para no ser descortés, ese era su punto debil,  Hazuki siempre se lo refregaba en la cara. Su poco talento con las palabras.
- Jajaja me encanta, saludos a tu espléndida madre. Pronto nos volveremos a ver, Kiyoka.

La mujer se alejo con una sonrisa atrevida.
"... Que desagrado, solo se comporta asi porque es candidata de Fuyu para el puesto. Prefiero el infierno."
- Cambia esa cara, hombre. Eres el favorito de las señoritas. Te envidio, Kiyoka Kudo.
- Termina la ceremonia y me voy, tu si quieres te quedas con las señoritas. Kiyoka le respondió con una mirada asesina a su amigo, ya no disimulaba nada su incomodidad.
- Ya, ya, tranquilo. Tampoco tengo animos de ver parejas felices.

Terminada la ceremonia, se retiro en su auto pero no fue a la mansión Kudo de inmediato.
Conduciendo llego a las afueras de la ciudad y estacionó afuera de una pequeña y sobria casa, que se encontraba vecina a un pequeño río. Era una postal tranquilizadora después del mal trago que paso.
Aquella casa era su futuro hogar, ya no tenia remordimientos al dejar el hogar de la familia. Estaba decidido.
El tema del compromiso le hizo pensar en que era lo que queria para el, sabia que algún dia tendría que casarse y esperaba, desde el fondo de su corazón, verse aunque sea la mitad de feliz que su amigo. Anhelaba un poco de felicidad en su matrimonio, pero sobretodo comprensión y tranquilidad. Sabia como se sentiría cuando conociera a la mujer correcta, se sentiría tal como ahora se siente mirando su futuro hogar. Tranquila, tímidamente hermosa y acogedora.

- - - - - - - - - - - - - - -* - - - - - - - - - - - - - -

Pasaron los días con tranquilidad, hasta que un día llego temprano de la universidad a su casa. No tenia mucho que hacer así que se dispuso a pasar la tarde atendiendo correspondencia en la sala común.
- "Oh, aqui esta Kiyoka. Hoy es tu día de suerte, Mai querida"
Al sentir la horrible voz de su madre, quizo que la tierra lo tragara sin dejar rastros.
- ...Hola, madre. No quiero ser grosero pero estoy trabajando.

Mientras Kiyoka hablaba, se acercaba un sirviente con té y bizcochuelos.
- ¡Tonterías! Mai vino especialmente a vernos el dia de hoy.
- Hola Kiyoka, un gusto volver a vernos tan pronto... Te fuiste rápido después de la ceremonia.
- Si, tenía que estudiar.

Su madre le lanzó una mirada asesina que en su mente decía "Es ella, hazlo"
- Ire a buscar un libro que quería mostrarle a Mai, vuelvo enseguida!
"... ¡¿Que intenta hacer?! Esta mujer esta loca si piensa que caeré en algo tan estúpido."
Kiyoka resopló molesto, ya no le importaban los modales.
- Sabes lo que quiere tu madre y lo que quiero yo. Desde que soy una niña se que te quiero a ti.
La mujer acompaño sus palabras con un tono y mirada apasionadas, que no podian producir mas molesta a Kiyoka.
Se quedo espantado por el atrevimiento de la mujer, podia ser muy elegante y de buena familia, pero eso no es digno de una mujer respetable.
-Lo siento...
Sin saber que hacer, se paró dejando sola a la señorita Mai.

Llegada la noche, Kiyoka tuvo una fuerte discusión con su madre, debido a lo ocurrido aquella tarde.
- ¡Tu no decidiras por mi, no eligire a una mujer que sea como tu!... Furioso, la electricidad se veía en el aura de Kiyoka como su brotara de su piel. Estaba furioso.
- ¡Kiyoka Kudo, yo no aceptaré a cualquier pobre y horrible mujer como la señora de esta familia!
- No te preocupes, tampoco tendrás el gusto de conocerla. Ojala estes lejos o muerta para ese entonces... Ademas, el próximo año me ire de este lugar y ya no tendré que tratar contigo.
Las palabras de su hijo hirieron profundamente a Fuyu Kudo, no pensaba que la idea de abandonar la casa familiar fuera en serio.

Kiyoka diciendo esto ultimo se fue a su habitación.

No será cualquier mujer 🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora