The beachwood cafe

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Era lunes, nuevamente, Harry le pide a dios no llegar atrasado como siempre, solo a él se le ocurre estudiar al otro lado de la ciudad. Había pasado un fin de semana del asco, tendría dos pruebas todos los días de la semana, ya no daba más, la micro no pasaba nunca en la mañana, había dormido apenas 4 horas, solo pedía que llegara la hora de almuerzo para estudiar para su siguiente prueba.

Harry se encuentra dando la prueba, llegó atrasado por culpa del transporte y por querer dormir 5 minutos más, claramente aún no ha logrado superar la guerra con los 5 minutos extras. Está muriendo de nervios, ya en las pruebas siempre es el último en salir y siente que el tiempo no es suficiente, por lo que ahora se siente horrible al perder tiempo valioso. En su mente tiene una mezcla de todos los conceptos de las materias que estudió en fin de semana, cierra los ojos para concentrarse, escucha como todos escriben en sus hojas, pero él solo tiene el nombre, ojalá el profesor tenga en consideración que por lo menos sabe como escribir su nombre. Las personas comienzan a pararse para entregar sus pruebas, Harry solo lleva una plana y le quedan dos preguntas de tres, siente que va a vomitar en cualquier momento, el profesor grita que solo quedan 25 minutos para terminar la prueba, Harry deja de disociar y comienza a llenar la prueba, en tiempo récord. Llena la prueba de una manera absurda, con información que seguramente ni existe, pero él se la inventó por lo menos para tener medio punto por el esfuerzo. Harry de verdad sintió que le fue horrible, pero por menos una prueba menos, ahora se prepara para estudiar la materia del siguiente examen mientras estudia, Harry camina rápido hacia la antigua pero bien cuidada cafetería.

Harry era una persona tímida, no con muchos amigos, tenía solo un amigo en la universidad, pero este se alejó cuando encontró novio en la universidad, por lo que ahora almorzaba solo todos los días. Harry decía que no le molesta la situación, pero hay veces en las que se frustra mucho al no poder hablar con otras personas, una de esas veces fue en las que decidió salir a caminar por alrededor de la universidad, en vez de sentarse a comer solo, ahí descubrió una cafetería pequeña y acogedora, llamada "Beachwood Cafe", la cafetería tiene sillas de mimbre que le hacen juego a las pequeñas mesas circulares blancas de fierro, pero lo que más le llama la atención es el blanco del lugar, es como un blanco antiguo, no está sucio, pero tampoco pulcro es como si la pintura absorbiera la historia del lugar, como los libros viejos, por eso es su lugar favorito. Es atendido por una mujer de 60 años, que lo adoraba, la señora lo veía estudiar en la cafetería todos los días, así que comenzó a hablar con Harry. Quien estaba agradecido de poder ejercitar sus cuerdas vocales con alguien, de a poco se volvieron muy cercanos, Harry ya no sentía pánico a la hora de almuerzo, porque iba a almorzar a la cafetería de la señora.

—Hola, mi niño, ¿Cómo le fue hoy en la mañana?— pregunta amorosamente la dueña de la cafetería, cuando ve a Harry entrar en la cafetería.

—Hola, señora Margarita, no muy bien la verdad, llegué atrasado a rendir un examen y en 20 minutos respondí 2 preguntas y en total eran tres, pero podría ser peor, ¿no?, ¿y usted, cómo está?— dice sentándose en su lugar favorito, en una esquina, cerca de la caja donde hay una pequeña ventana, en la que puede disociar cuando se desconcentra del estudio.

—Tranquilo, mi niño, siempre dices que te va mal, pero siempre eres la nota más alta, deberías relajarte un poco, te lo digo por experiencia, y estoy mejor, gracias ¿Te caliento el almuerzo?— dice amablemente la mujer pidiéndole el ya conocido pote de Harry, para Harry esa señora era un ángel, en su universidad se hacen filas gigantes para calentar el almuerzo y en la cafetería no suele entrar mucha gente, cosa que a Harry le alegra, por un lado, ya que la hace más cómoda para estudiar, pero le da tristeza que la señora Margarita no venda tantos cafés, a veces se cuestiona si la cafetería le da los ingresos suficientes, claramente Harry nunca le ha comentado sobre esto, si fuera por Harry llevaría a toda la universidad a esa cafetería. Es demasiado acogedora y cómoda luego de un estresante día universitario, pero es demasiado tímido como para soltar un dato de la nada, ojalá la señora Margarita hubiera sido amiga de otra persona más popular, que le pudiera llenar la cafetería.

—¿tienes que estudiar ahora?— Pregunta la señora mientras espera a que el microondas le avise que la comida está lista.

—sí, de hecho tengo dos pruebas todos los días hasta el jueves— Dice Harry mientras saca sus apuntes de las clases para ponerse a repasar.

—Mi niño, no se estrese mucho, que le hace mal, le llevaré un té de hierbas para que se relaje y pueda rendir mejor en los exámenes—. Harry realmente adoraba a esa señora, era muy buena persona.

Harry se pone a estudiar totalmente concentrado, mientras la señora le lleva el almuerzo y el té que le prometió hacia su mesa, Harry le agradece con una sonrisa y la señora sigue haciendo sus cosas en la cafetería.

Harry está durante 1 hora en esa cafetería, todos los días, en el horario que le dan en el almuerzo, hoy entraron en total 3 personas en la hora que estuvo y espera que hoy sea un buen día para la señora Margarita.

Se despide con una enorme sonrisa, mientras la señora le regala un dulce "para la memoria y la ansiedad" antes de la prueba, Harry lo acepta no sin antes pelear con ella sobre pagárselo.

—Señora Margarita, ¿Qué me cuesta pagar un dulce?— Dice Harry apenado.

—Si no es regalo, no te dará suerte en los exámenes hazme caso, soy mayor— Y así le gana la discusión a Harry mientras  agradece mil veces el regalo y promete esforzarse lo máximo posible en el examen para que el dulce valga la pena.

Harry corre por todo el campus hasta dar con la sala, llega cansado luego de subir al tercer piso, su cuerpo a puro café y cigarros parece que no está sobreviviendo del todo, pero no es capaz de mantener una rutina saludable mientras soporta tanto estrés.

Esta vez llega cansado, pero no tarde para dar la prueba, es una buena manera de enfrentar una prueba. En esta prueba Harry se siente más seguro que en la anterior, quizás después de todo el dulce si era milagroso.

Termina la prueba, siendo el último en salir como siempre, luego de despedirse del profesor, sale corriendo. Por fin era libre o por lo menos mientras dura el trayecto a su casa.

En el metro se pone los audífonos y comienza a escuchar a Taylor Swift, para relajarse un poco, a pesar de ir el metro lleno a Harry le gustaba el camino hacia su casa porque podía pensar y podía tener un tiempo para él sin pensar que no estaba haciendo nada por su vida, suele sentirse así debido a que sus padres lo siguen manteniendo mientras el solo se concentra en estudiar, sus padres ya no tienen las mismas energías que antes y eso Harry lo nota y le duele, pero no lo dejan trabajar y estudiar al mismo tiempo.

 Se pasa todo el camino a su casa reflexionando sobre las respuestas que seguramente tendría malas en la prueba, llega a su casa donde lo estaba esperando su madre para comer juntos. Su madre le pregunta a Harry lo típico de como estuvo su día y sube a estudiar, porque mañana se vienen dos pruebas más, Harry estaba realmente cansado, pero esta materia era su favorita y estudió en la semana, así que no sería tan difícil de llevar.

Como su amigo solo lo ve ocasionalmente, Harry siente que aprovecha el tiempo en la universidad al máximo, ya que en la semana a la hora de almuerzo suele repasar las materias, por lo que no sería tanto esfuerzo.

Harry se exige mucho en los estudios, y esto es debido a que sería la primera persona en su familia en terminar una carrera universitaria, sabia lo mucho que su mamá admiraba como le iba en la universidad y sabe que no debería vivir el sueño de su madre, pero si ella dio tanto por él en su infancia, no quería decepcionarla fallando, así que a pesar de sentirse listo para la prueba decide amanecerse estudiando nuevamente.

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