Había sido un día largo, pero eso no le libraba de tener que hacer guardia por los pasillos de la torre de Gryffindor. Tenía ganas de irse a su habitación privada, y recostarse con Sirius y contarle todo su día así como escuchar el de este último.
Cuando ya estaba a punto de irse, vió un reflejo por el pasillo que le llamó la atención, y se dirigió inmediatamente hacia allí para encontrarse con su hijo adoptivo hablando con Snape, lo que hizo ponerse en alerta. Después de observar la situación en silencio desde las sombras, entendió que Harry había estado merodeando por los pasillos.
- Buenas noches, ¿puedo saber qué está pasando aquí?- preguntó Remus con su habitual tono tranquilo, pero con una mirada que Harry interpretó como que le debía una buena explicación.
- Profesor Lupin, ha llegado en el momento justo. Me he encontrado a Potter merodeando con este pergamino, que parece estar encantado con algún tipo de magia oscura, lo que corresponde a su área- Dijo el profesor Snape, con su típico tono frívolo y desagradable.
-Efectivamente, corresponde a mi área, por lo que si no le importa, me voy a llevar a Harry a mi despacho, para tratar el tema con más privacidad.- A pesar de que al profesor de pociones no le hacía ninguna gracia aquello, no tenía forma alguna de impedirlo, así que no tuvo más opción que irse a sus habitaciones privadas.
En cuanto Snape se fue, Harry trató de explicarse pero no pudo, ya que en el momento en el que abrió la boca, Remus ya se estaba yendo dirección a su despacho, donde también estaba su dormitorio.
- Primero que nada, no sé de dónde sacaste este mapa, pero más importante, ¿por qué mierda no estabas en tu habitación durmiendo?- Estaba claro que Remus estaba enfadado, no por su tono de voz, o por el hecho de que había dicho una mala palabra, sino porque sus ojos, normalmente marrón claro, se tornaron un amarillo potente. Harry nunca había visto a su Papá Remus tan enfadado como en ese momento.
- Moony, cielo, qué tal si vas a darte una ducha, te relajas, y te cambias, mientras yo hablo con Harry.- Dijo Sirius a espaldas de Remus, pues no había podido evitar darse cuenta del enfado de su pareja. Remus se giró para rebatirle, pero Sirius siendo más rápido, le dio un beso en la boca; uno suave, dulce, de esos que reflejaban lo mucho que se querían; y sin más, una vez se separaron, Remus se fue directamente a la ducha.
- ¿Algo que contar, Cachorro? Habíamos hablado de esto antes de empezar el curso. Nada de merodear por los pasillos por las noches. No ahora que hay un hombre que quiere tu cabeza como trofeo, ¿entiendes?
Sabes que Remus y yo no te ponemos apenas límites en general, porque entendemos que quieres aprender, descubrir, disfrutar, etc., nosotros, junto a tu padre éramos igual que tú, pero entiéndenos, eres lo más importante que tenemos ahora mismo en nuestras vidas.
Da igual si este es el castillo mejor protegido de toda Gran Bretaña si tu decides que es buena idea pasearte por los pasillos a tus anchas, porque si algo pasa, ni Remus ni yo sabríamos qué hacer o cómo ayudarte, porque no sabríamos dónde estás.
Además, Harry, sabes perfectamente qué época del mes es, sabes que ahora mismo Moony está que se sube por las paredes a la primera que algo le irrita...-Sirius suspiró- Ahora bien, cuéntame por favor qué ha pasado, desde el principio, Harry.- A pesar de estar un poco molesto porque Harry les había desobedecido, y porque ahora tendría que calmar a su lobito durante el resto de la noche, creía conveniente darle la oportunidad a Harry de explicarse, y tratar de entenderle.
-Verás...- Empezó Harry a contar cabizbajo, sabiendo lo que se le venía encima-
*FLASHBACK*
-Harry, te hemos dicho veinte veces que no, y sabes perfectamente por qué, no es porque nos aburramos.- Dijo Remus cansinamente mientras leía el periódico, ya cansado de la discusión.
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Cuidando de Harry
FanfictionDonde Harry Potter es cuidado por Sirius Black y Remus Lupin. Hijo de un merodeador y cuidado por otros dos merodeadores. ¿Qué tantas travesuras hará nuestro pequeño Harry? ¿O será más como Lily y Remus? . . . . . . . . . . En realidad van a ser má...