El Retorno de la Antigua Casa de los Black -HIATUS-

Capítulo 18: El Retorno de los Distanciados

AN: No tengo nada de esto y todo pertenece a JKR. He disfrutado escribiendo el arco de verano, con uno más antes de que regresen a Hogwarts, y establece muchas cosas por venir tanto en este año escolar para nuestros personajes como en el siguiente y así sucesivamente. En este momento, mucho va por el camino de Aries, ya que ha atrapado a mucha gente como ciervos en los faros, pero te prometo que no siempre será así. Este año le traerá desafíos y espero escribirlos y disfrutar de sus comentarios. Nunca imaginé que tantos disfrutarían la historia, todos ustedes son un regalo. Gracias por motivarme a continuar esta historia. Como siempre espero que disfruten este capítulo y si no lo hacen, lo que sea que flote su barco todos ustedes. ¡Feliz Año Nuevo!

Los pasillos de Hogwarts eran cálidos para Aries cuando se acercaba a la gárgola de piedra. Siempre le habían parecido cálidos en comparación con los de Durmstrang, pero dado de dónde acababa de venir, era como si estuviera junto a un fuego rugiente. Si Aries era, para ser honesto consigo mismo, temía un poco la próxima reunión, aunque era muy consciente de que era necesario. Dumbledore había hecho a menudo su camino a través de 12 Grimmauld Place y a pesar de la evitación del Director de Aries, no había dado al joven señor la respuesta que había esperado. Muchos de sus planes se centraron en su asistencia a la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería este año y no se le negaría.

Estoico era la palabra que Aries usaría para describir al tutor de la oficina del Director. Había oído que Dumbledore disfrutaba usando los nombres de los dulces como sus contraseñas. Excéntrico, pero también bastante ingenioso. Hizo una entrada más presentable, pero Aries no se distraería del hecho de que Albus Dumbledore era, de hecho, un individuo muy peligroso y un maestro del juego.

"Soy Aries, Heredero de Slytherin. Abierto en nombre de mi antepasado." La gárgola de piedra inclinó la cabeza y se apartó, revelando la escalera sinuosa. Aries caminó lentamente hacia la intrincada puerta de madera y llamó tres veces.

"Entrar." La voz de Dumbledore vino de la habitación, con un sonido de sorpresa mal oculto. "Buenos días, señor Black", saludó calurosamente el anciano, a pesar de sus ligeras dudas, y se dirigió al asiento frente a su escritorio. Aries lo tomó con indiferencia y reorganizó sus escudos de oclumencia antes de que sus ojos se encontraran con los directores. "Si bien estoy agradecido por su visita, tengo curiosidad por saber cómo logró pasar la gárgola."

"Un mago nunca revela sus secretos, Dumbledore", respondió Aries con una sonrisa astuta. "Tengo que decir que su oficina es como se esperaba. Intimidante y acogedor. Una combinación difícil en la que lograste."

"Trataré de tomar eso como un cumplido." El Director hizo una pausa por un momento, sus ojos parpadeaban hacia la pila de papeles que eran demasiado familiares para Aries. "Sus viajes recientes no fueron uno que esperaría de un estudiante de vacaciones, Sr. Black."

"No sabía que mis acciones de vacaciones eran su preocupación, Director," dijo Aries terriblemente. Sabía que Dumbledore había estado observando sus movimientos de cerca, pero incluso pensó que su reciente viaje había pasado desapercibido. "Aunque si estamos hablando de prisiones y viajes, tengo que admitir que me decepcionó que no nos visitara en Alemania en su viaje a Austria el mes pasado. Dime, ¿cómo está Grindewald?"

Cualquier calidez que había estado en la habitación desapareció ante la mención del amante encarcelado de Dumbledore. Aries había sabido del placer culpable del hombre de visitar el castillo de Nurmengard en las montañas de Austria y lo había observado de cerca desde principios de verano.

"Por qué está aquí, señor Black?" El tono de Dumbledore era hielo ahora, y Aries se regocijó en la ligera victoria sobre el viejo. A pesar de esto, no echaba de menos los ojos del viejo que brillaban hacia la varita que estaba sentada en el escritorio entre ellos. La Varita de Ancianos, considerada la varita más grande y poderosa que existe, se sentó sin saberlo a todos, salvo a algunos, dentro de los pasillos de Hogwarts.