Charlie.

926 46 35
                                    

No ha dejado de llover desde que abrí los ojos esta mañana y miré por la fina línea que dejaba entrever mi cortina.

Cada vez más, y más. 

La calle está empapada, todo se llena de charcos profundos y más de uno camina corriendo, maldiciendo haber tenido que salir en ese momento.

Pero a él no le importa, ni le ha importado nunca.

Desde que le conocí, viene todos los días a mi casa... y todos los fines de semana duerme conmigo. Porque no quiere estar en ningún otro sitio cuando termina su día.

Y eso me pone un poco nervioso.

Este otoño está siendo especialmente lluvioso y ventoso. Pero a Charlie eso no le detiene. 

Charlie.

Ese chico que conocí en clase hace sólo un par de meses... y desde entonces me cuesta imaginar mi día a día sin él.

Creo que me he vuelto más tonto. Más torpe, más lento.

Más... ¿enamorado?

No, no creo que sea eso. No puede ser. Es demasiado pronto. No te puedes enamorar de alguien en tan poco tiempo, y no conociendo aún muchas cosas de su vida, y... 

No se puede, ¿verdad?

Miro al techo mientras me esfuerzo en sacar mis propias conclusiones. Suena el timbre y parece retumbar en toda la casa junto al ruido de la lluvia cayendo sobre el asfalto.

Tengo un gusanillo en el estómago cuando pienso que probablemente sea Charlie, que viene a verme como cada tarde cuando acaba de sus prácticas de batería.

Me ayuda con mi tarea, me habla de música, me cuenta lo poco que le gusta madrugar. Lo pesada que se pone su hermana por entrar primero al baño. Lo plasta que es su madre con que no llegue tarde a casa. Lo condescendiente que es su padre porque es su ojito derecho.

Y yo le escucho ensimismado, simplemente oyendo lo que quiere contarme. Así siento que le voy conociendo un poquito más, aunque sea muy poco a poco.

Poquito a poquito.

Por un lado siento que tengo mucha prisa por saber todo sobre él, pero por otro me gusta la incertidumbre que supone que cada tarde desvele algo que aún yo no conocía sobre su persona.

Cuando voy bajando la escalera, el timbre insiste. Doy un par de saltos para aligerarme en los últimos dos escalones y abro.

Y es el repartidor de Amazon.

El pobre, sujeta el paquete de libros que mi madre pidió mientras me mira con semblante molesto. Cuando lo cojo se gira y se va corriendo hacia su furgoneta con la esperanza de no mojarse demasiado. 

Y me quedo un par de segundos mirando al cielo, embobado de nuevo. Pensando en cómo me estoy sintiendo últimamente... y en qué querrá decir eso. No lo sé, es una sensación nueva para mí. Como un desasosiego, una especie de pequeña ansiedad. Y cuando le veo empeora. Por un lado es como que se hace más grande, pero me siento mejor... 

Ni siquiera sé cómo explicarlo.

"Nick..."

Y ese tono de voz áspero me devuelve a la Tierra.

Y ahí está.

Con sus ojos profundos como un océano. Ataviado con el uniforme del colegio, que sin saber por qué, le otorga un semblante atractivo. Yo ya estaba en pijama y en el fondo, esperando a que quisiera venir.

Yo sí quería que viniera.

Pero nunca lo digo en voz alta.

Y pareciendo que lee mis pensamientos, viene y me hace el adolescente más feliz durante unas horas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 19, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Charlie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora