Las leyendas eran parte de Cybetron, muchas de ellas eran reales,entre ellas, la supuesta ley que las Valkirias tenían. La ley era que las valkirias no podían enamorarse ni unirse con sus guardianes, los Primes.
Era una ley que solo se había roto una vez, y desde entonces,nunca más se volvió a quebrantar.
Sariatu estaba prácticamente bajo el cuidado de Optimus, o más bien Némesis, pues el líder había cambiado su nombre por los efectos secundarios que tuvo por estar bajo el control de Quintessa. Él solo deseaba que su anterior nombre se quedara como símbolo de paz. Ella lo había conocido después de ese suceso, por lo cual, no tenía problemas al llamarlo por su nuevo nombre.
Sin embargo, lo prohibido comenzaba a surgir, su chispa ansiaba tener a su guardián cerca, pero cada vez que ese pensamiento se presentaba, se pateaba mentalmente. Sariatu sabía que estaba prohibido eso... pero simplemente no podía evitar pensar en ello.
-Sariatu, reacciona- escuchó el chasquido de dedos, y cuando reaccionó miró a Cyborg frente a ella, su actual pareja -¿Estás bien, nena?-
-Si, solo estaba... no es nada-
-¿Segura? Digo, incluso Némesis trato de hacer que reaccionaras- se giró y lo miró, tenía una leve preocupación en sus ojos morados
-Estoy bien-
-Bueno, ¿qué tal si pasamos la noche juntos?- Sariatu abrió los ojos a tope, no creía que Cyborg le estuviera pidiendo hacerlo de esa manera tan informal y tan indiscreta
-Cyborg, te sugiero que hables con ella de eso en privado- pronunció Némesis con su imponente voz
-Tu no te metas, perro faldero- la espalda de Némesis se tensó al instante
-Él no es un perro faldero, Cyborg, solo es mi guardián- Sariatu lo defendió
-Todo el tiempo te sigue a todas partes- Némesis estaba a tan solo un par de segundos de echarsele encima, si algo no soportaba, era la falta de respeto -Mejor vámonos amor-
Cyborg la tomó de la cintura y la llevó a su habitación. Sariatu nunca había tenido interfaz, pero el hecho de que sucediera en ese momento la ponía nerviosa. En la habitación, Cyborg empezó a buscar algo, ella pensó que estaba buscando algo para el momento, pero al encontrar lo que buscaba solo la miró.
-Saldre por un rato, regresaré tarde, no me esperes- eso la saco de onda.
-Pense que...-
-Solo dije eso para que Némesis se molestara- la interrumpió y se fue.
Sariatu se quedó confundida. Los días pasaron rápido, pero había algo raro en su guardián.
Cuando Sariatu volteaba a verlo, Némesis siempre la miraba fijamente con los ojos entre cerrados, para después parpadear lentamente. Sus constantes cruces de miradas la ponía nerviosa y la hacían sonrojar.Siempre que estaba cerca de ella se sentía a salvo, protegida, pero sobre todo, sentía su chispa cálida, su chispa se calentaba cada vez que tenían un acercamiento. Le era imposible ignorarlo, pues él la trataba de una forma especial, si bien, solo podría estar haciendo su trabajo, ella sentía que había algo más
-¿Estás ocupada?- preguntó Némesis entrando a la sala de la base, donde Sariatu se encontraba leyendo
-Para nada... ¿qué se te ofrece?- preguntó dejando el libro de lado
-Nada realmente, pensé que te habías ido con Cyborg- se sentó a su lado
-No, bien sabes que no me gusta salir de noche y menos con él-
-Entiendo... te he notado un poco extraña últimamente,¿te pasa algo?-
Sariatu se sorprendió ante su pregunta-No, para nada, solo que últimamente he estado pensando... en cosas sin sentido-