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Jinbei había pasado a la tintorería por las cosas que había dejado para lavar, entre ellas un monito de peluche que siempre cargaba para cuando Luffy solía hacer un berrinche, ese simple peluche solía ayudar a calmarlo y a él no le gustaba ver al menor llorando.

La señorita del local sonrió ante el chequeo rápido hacia el objeto, que había sido solicitado un cuidado especial junto con un suavitel distinto para un olor rico y textura suave—A su hijo le va a encantar, ¿No?

—¿Hijo? Oh, no. No, no. Es para un amigo, le gusta mucho así que suelo cuidarlo para él.

La chica asintió confundida pero decidió no indagar más.

Tomó sus cosas y partió hacía la casa de Ace donde estaba esperando Luffy.

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