Ser el mejor.
Una frase que habitualmente toda su familia en general le decía. No tiene que ser el mejor, debe ser mejor. Así de simple. Así de fácil. Así de importante.
Se encontraba cansado, cansado de todo y de todos. Tan cansado que ya no llegaba a escuchar el sonido del reloj sonando la alarma en la mañana.
—¡Lord Damian! ¡Despierte!
Un grito a lo lejos.
—¡Va a llegar tarde!
—Mmmm.
Se removía en la cama.
—¡Despierte!
Respingo asustado por el fuerte golpe en el estómago. Atontado y desorientado escuchaba una fuerte disculpa a lo lejos. Parpadeó ido, viendo a todos lados, como la luz del día se filtraba por la ventana, luego viendo cómo sus dos amigos movían la boca viéndolo directamente.
Ya era de día y tan solo quería dormir un poco más.
—¡Debe comenzar a alistarse ahora o llegará tarde a clases!
—¿Clases? — ladeó la cabeza confundido hasta que su mente hizo un fuerte cortocircuito—. ¡Mierda, las clases!
De un salto brincó de la cama para ir corriendo al baño. En menos de cinco minutos ya estaba arreglando su uniforme, Emile y Ewen ya se habían ido de la habitación. Se vio al espejo antes de salir y solo podía decir una cosa: estaba hecho un desastre.
Dió todo de si para poder llegar a las justas corriendo. No se quería ni imaginar cómo se encontraba en apariencia. Aunque, no importó el esfuerzo que puso en alistarse y correr rápido para llegar, aún así, el profesor no lo dejo entrar debido a su retraso.
Maldiciendo se sentó en el suelo alado de la puerta, sacudió sus cabellos para intentar secarlos un poco e intentar peinarse con los dedos. Arregló como pudo su uniforme. Suspiró pesadamente mientras cerraba sus párpados del cansancio, tuvo que haberse quedado más tiempo en cama si igual no lo dejaron pasar.
—Los lunes apestan...— murmuró—. Todos los días apestan.
Creyó estar solo en todo momento, pero una voz que para él siempre sonaba chillona y empalagosa se unió.
—Concuerdo contigo, Desmond.
—¡...! — respingó asustado volteando a verla.
Anya le dedicó una sonrisa que mostraba su blanca dentadura.
—Veo que se te pegaron las sábanas— carcajeó por sus propias palabras.
Había algo que Damian odiaba de Anya, no, más bien, había una lista de cosas que Damian odiaba de Anya. Y, en esos segundos que parecían una eternidad, esa lista volvió a su mente.
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Cosas que Damian odia de Anya:
1.- Lo despreocupada que podía estar siempre, sin importar lo que esté sucediendo.
2.- Que se ría de sus propias palabras o de sus propios chistes.
3.- Lo fácil que se le hacía burlarse abiertamente de él.
4.- Sus mejillas con un tenue color rosado.
5.- Que le sonría y sea amable con todo mundo.
6.- Su sonrisa.
7.- Que no supiera poner límites.
8.- La manera en la que juega con su borrador en clases.
9.- Que siempre diga que todo estaba bien cuando no es así.
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➻ 𝐃𝐚𝐦𝐢𝐚𝐧𝐲𝐚 𝐰𝐞𝐞𝐤𝐞𝐧𝐝
Romance❝ 𝖤𝗋𝖾𝗌 𝗅𝖺 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺 𝗆𝖺́𝗌 𝖻𝗈𝗇𝗂𝗍𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗅 𝖽𝖾𝗌𝗍𝗂𝗇𝗈 𝖾𝗌𝖼𝗋𝗂𝖻𝗂𝗈́ 𝖾𝗇 𝗆𝗂 𝗏𝗂𝖽𝖺. ❞