Caroline siempre supo que su destino estaba marcado por grandes cosas, nunca creyó que dirigiría una ciudad, que se convertiría en vampiro y que se enamoraría de Klaus Mikaelson, cuando el volvió a su vida, le trajo algo que tampoco imaginaba tener...
Klaus pintaba el mismo rostro que había pintado por 90 años, Caroline lo veía desde el lienzo, Nueva Orleans aun era famosa por el incendio que Mikael había causado, tantos muertos, tantos heridos, el no había ni siquiera pensado en volver ahí, su hermana aun estaba en el sueño que el mismo le había impuesto, igual que Elijah, aun se sentía culpable de dejar atrás a Finn, su hermano estaba en aquel ataúd, en el sótano de la mansión y simplemente se había decidido a olvidarse de el, ya llevaba 900 años dormido, unos mas no le harían daño. Klaus había pasado 90 años solo, sin sus hermanos, sin nadie, se había vuelto un ermitaño, solo se había ido del mundo, aunque su leyenda no había desaparecido, al contrario, había crecido, su diversión había sido acabar con vampiros que iban en contra de su propia profecía, al ser el único original en pie o al menos eso creía, su hermano Kol no había vuelto aparecer en el mapa.
-Tal vez debería buscar como morir, así no tendría que extrañarte.-dijo Klaus a la pintura, tocaron la puerta y se sorprendió, nadie nunca lo molestaba, o era la cena, la abrió y vio la carta en el suelo, pudo reconocer la caligrafía, aunque hace demasiado tiempo que no la veía.
"Para Klaus" decía al frente de la carta, el la abrió y rio cuando vio el remitente.
-Muy valiente Katerina.-dijo mientras leía la carta.
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Te escribo esta carta como un final para nuestra trágica historia, se que han pasado mas de 200 años, también se que aun me buscas por tu venganza contra los que dañaron a tu linda Caroline, espero que lo que estoy apunto de contarte, te haga olvidar mi pequeño error, he gastado demasiados zapatos huyendo de ti Klaus, necesito un descanso, hagamos una tregua.
Se que crees que estas escondido y que todos creemos que estas muerto, te equivocas, se que las brujas de Nueva Orleans encontraron a tu hermano, usaron su sangre para ligarte a un hechizo, no se que planean, pero las brujas nunca tienen buenas intenciones, se que odias esa ciudad, pero creo que estarás interesado en lo que encontraras ahí, espero nunca volvamos a vernos.
Katherine.
-Tal vez es hora de que despiertes, hermano.-dijo mirando hacia la habitación donde conservaba a Rebeka y Elijah, su hermano siempre había sabido como hacerlo sentir mejor, tal vez el lo ayudaría con esto, o tal vez, solo estaba cansado de estar solo.
En Nueva Orleans.
Marcel y Caroline habían estado juntos durante casi 90 años, después de que los Mikaelson los abandonaran, ellos habían reconstruido la ciudad cuando Mikael se fue, Caroline aun recordaba vívidamente como Mikael la miro a los ojos, con el fuego a su alrededor, le lanzo la estaca y se fue, Caroline había detenido la estaca con la mano, antes de que se le clavara a Marcel, cuando por fin lograron salir del fuego, su vida ya no estaba, Rebeka, Klaus, Hayley, Damon, todos habían desaparecido, Tyler estaba muerto, por 10 años había creído que su mejor amiga estaba muerta, pero ese día se habían topado por accidente, en el bosque, cuando Caroline visitaba a los crecientes por primera vez después de que Tyler murió, cuando vio a Hayley, ella no la recordaba, nunca en la historia sobrenatural alguien había tenido amnesia, uno de los grandes misterios que Caroline había pedido el favor de resolver a las brujas, después encontró a su pequeña y aunque era una gran bruja, aun no podía descifrar el hechizo que habían hecho en Hayley.
