La Red #34

El Poder De La Araña, La Red.

Lugar: Francisco de Quevedo 41, Arcos Vallarta, 44550 Guadalajara, Jalisco

Hora: 10:53 PM

—¡Aaaaaagh! —exclamó la criatura roja flotando en el cielo.

«¿Qué @&#% está pasando? ¿Por qué está cambiando?», pensó asustada la chica arácnida.
«Se supone que sólo era una runa de captura», se dijo a sí misma desconcertada.

—¡Ghaaaaaaaaah! —seguía el ente, en aparente dolor, la escena era desalentadora, nuestra heroína aún en suelo con la respiración agitada, viendo fijamente al engendro sin saber qué hacer y el trío arácnido abatido,cubierto en sangre.

«¿¡Qué rayos!?, ¿por qué se está convirtiendo en persona? ¿Qué fué lo que hice?».

—La abominable figura cambiaba de forma, daba la impresión que la espesa masa color rojo era sólo un atavío que cubría a lo que parecía ser un joven de oscuro cabello largo, el cuál en su agonía se esforzó para voltear hacia la chica y con una cara llena de sufrimiento le dijo:

—Ayúdame.

—¡Aaaaaah! —chilló asustada la arácnida, mientras se arrastraba alejándose del antes mencionado.

—Po... Por, por favor ayúdame. —imploró el jóven apresado.

—¡No, cállate! —ordenó la chica, buscando algún objeto con su mano derecha, dándo así con la caja blanca, arrojándosela en la cabeza.

—¡Dueleeeee! —vociferó el chico, mientras la materia roja parecía desprenderse de su cuerpo.

—Y va a doler más. —respondió ella, tomó la esfera metálica que se encontraba a un lado de la caja y se la arrojó, de nuevo directo a la cabeza, al impactar, el objeto quedó flotando a la par del muchacho, se separó en dos, dejando entre ambas partes un haz de luz que desprendía un tipo de electricidad—. Ya lo rompí —susurró al ver lo que ocurría.

—¡Ghaaaa! ¿Que... Está... Pa... Pasando? —preguntó el joven inmerso en intenso dolor, el objeto flotante parecía estar absorbiendo la masa gelatinosa hacia su interior, la cuál parecía resistirse en vano; toda la materia quedó desprendida del chico, dentro de la luz, la esfera se cerró, encendió una franja roja al rededor de ella y cayó al suelo.

—¿O... Kay? —dijo confundida la muchacha levantándose del suelo.

—Gracias —Aliviado desde las alturas dijo el muchacho a la joven arácnida.

—Ah, claro. Fué un placer. Lo tenía todo calculado —respondió sarcásticamente.

—Este... ¿Podrías soltarme?

—¡Claro que no idiota! ¿Cómo se te ocurre que voy a dejar libre a un villano? —rechazó ella.

—¡Pero yo no soy un villano! —afirmó el chico algo confundido.

—Aaaaaay no maaaaa. Mira cómo los dejaste —Señaló a Kenneth, Lucker y El Araña—. Además también trataste de matarme a mí, y a los del helicóptero.

—¡No! ¡Muchachos! ¿Qué fregados pasó? ¡Suéltame!

—¿Cómo que qué pasó?, tú lo hiciste... Hace ratito de hecho.

—Yo no fuí... Bueno, sí pero no estaba consciente. El simbi tomó el control y no pude hacer nada para detenerlo, es muy poderoso.

—¿Simbi?