Alejandra sea una joven muy linda de piel blanca, ojos azules y cabello rojizo rizado. Muchos hombres querían una relación amorosa con ella, pero Alejandra estaba esperando a un único chico, y ese chico llegaría cuando aquella flor hermosa floreciera.
Pasó mucho tiempo cuando de la flor con mucho amor con la esperanza de que realmente al momento de florecer, regrese esa persona quien le prometió regresar si la amapola florecía hermosamente. Regando por el día y la noche.
Era verano cuando por fin abrieron sus maravillosos pétalos, eran encantadores a la luz del sol y más con el brillo que le daban las gotas que aún que daban de la pequeña llovizna de anoche.
!Llegaron los soldados!, se escuchó gritar y todos empezaron a celebrar, otros solamente esperaban con ansias reencontrarse con sus familiares, hermanos o pareja. Alejandra no se acercó mucho, pero entre la multitud se pudo ver que el chico de sus sueños por fin había llegado sano y a salvo.
—Mi querida rayitos de esperanza, veo que has cuidado bien de la amapola que te dí. Me alegro mucho, volver con vida me ha dado la oportunidad de poder ser feliz a tu lado. Bueno, claro, si su corazón corresponde de la misma manera—.
—Caballero de alborotada melena, ¿Cómo se atreve a decirme algo como eso?, no cuidé esta amapola por nada. La verdad, estoy muy feliz de verte de nuevo, además, mis acciones correspondían a tus sentimientos desde mucho antes.—
Ambos al declarar su amor correspondido, se abrazaron fuertemente y lo sellaron con beso apasionado.
