Cinderella- Suguru Geto/Satoru Gojo X OC

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Lana Del Rey - Gods & Monsters

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En el país de los dioses y los monstruos

Yo era un ángel

Viviendo en el jardín del mal

Jodida, asustada, haciendo todo lo que necesitara

Brillando como un faro de fuego

Tú tienes esa medicina que merezco

Fama, licor, amor, dámelo despacio

Pon tus manos en mi cintura, hazlo despacio

Yo y Dios no nos llevamos bien

...

Desde el momento en que vislumbró a aquella niña, tan pura y delicada, se vio compelida a observarla con detenimiento. 

En un pueblo donde la indiferencia parecía ser la norma, ella destacaba como un faro en la oscuridad, atrayendo su atención de una manera que ningún otro habitante había logrado en siglos.

Su bondad y pureza eran como un bálsamo para el alma, pero también despertaban en ella un sentimiento perturbador. 

¿Por qué no introducir un poco de dolor en su vida, hacerla experimentar el sufrimiento que ella misma conocía tan bien?

Así, comenzó su plan maquiavélico. Primero, se llevó a su madre, luego a su padre, y finalmente la condenó a vivir bajo el yugo de una madrastra despiadada que la torturaba sin piedad. 

Sin embargo, a pesar de todas las adversidades, ella se aferraba a su bondad como si fuera su única tabla de salvación, negándose a sucumbir ante la oscuridad que la rodeaba.

Fue entonces cuando surgió la idea más retorcida en la mente de aquel ser vil: ¿y si le ofrecía todo en bandeja de plata, solo para arrebatárselo después?

El resultado estaba ante sus ojos, tan palpable como el dolor que había sembrado. 

Cinderella, una vez radiante y llena de vida, ahora yacía en el suelo, desangrándose lentamente, con sus dos amantes protectores a su lado, impotentes para salvarla.

Una sonrisa macabra se dibujó en sus labios mientras contemplaba el fruto de su depravado ingenio.

Que clase de espectáculo tan... interesante le había brindado Ella ¿sería momento de asesinarla?

No, aun tenía más que darle

—¿Quién eres tú? — fue el albino quien se atrevió a cuestionar primero, reconocible como el esposo de Ella.

—Cállate, no es momento para tus soberbias — lo fulminó con la mirada y luego dirigió su atención al hombre de cabello oscuro — tú también — con un gesto de su mano, los obligó a inclinarse ante su presencia, liberándolos después para que quedaran genuinamente sorprendidos — Soy su tan esperada hada madrina — les espetó con una sonrisa burlona — ¿Acaso no fueron ustedes quienes comenzaron a clamar por un milagro? — Su tono era cruel, disfrutando de la confusión en sus rostros antes de acercarse a Ella, cuya vida pendía de un hilo. Con un toque mágico en su frente, la sumió en un sueño profundo antes de que exhalara su último aliento —Hablemos un poco — les ofreció una sonrisa sardónica mientras se sentaba frente a ellos, colocando la cabeza de Cinderella en su regazo y acariciando su cabello rubio — ¿Cómo se siente descubrir que tu esposa y tu mejor amigo se llevaban tan bien, mientras tú creías lo contrario?