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Les contaré la historia del joven que pasó hasta su último día de vida sentado en la bahía mirando el mar ir y venir mientras añoraba que alguna ola trajera consigo su corazón arrebatado hace años.

La gente del pueblo lo conocía como el solitario Lee, aquel chico que con cada amanecer se le podía ver sentado en el viejo puente de madera mirando la inmensidad frente a él, perdido en sus pensamientos y recuerdos mientras le susurraba sus deseos más íntimos al cielo.

Siempre con una sonrisa nostálgica en su rostro por su dolor pero, al mismo tiempo, cargada de esperanza al imaginar que ese sería su último día y que finalmente que ya no despertaría más. Que podría reencontrarse con su amado y serían tan felices como siempre lo planearon.

Se dice que el solitario Lee era alguien feliz unos años atrás, alguien que atesoraba cada día y vivía al máximo con una sonrisa de felicidad pura plasmada en su rostro. Que trabajaba sin descanso y era amable con los demás. Sobre todo, porque su felicidad y ser pertenecían al chico delgado que siempre estaba a su lado, a quién conoció un verano en el mismo mar donde ahora lloraba.

Se decía que aquel joven de mejillas regordetas y mirada tímida era todo lo que el solitario Lee necesitaba.

Era su principio y su fin.

Lamentablemente, el mar se llevó a su amado una noche de abril. Todo el pueblo recuerda con claridad la imagen de dos jóvenes con sus ropas completamente mojadas a la orilla del mar. Minho sostenía el cuerpo inerte de Jisung mientras suplicaba con la voz entrecortada que no lo dejara, que no se fuera...

Nadie sabe con claridad como ocurrió el accidente, los rumores dicen que estaban pasando un momento romántico cuando la corriente los arrastró con fuerza hacia dentro, arrojando sus cuerpos minutos después y con solo uno de ellos respirando.

Sea cual sea la verdad, la muerte del más joven dejó al solitario Lee con un inmenso dolor en el pecho que lo llevo a intentar acabar con su vida en varias ocasiones, fallando de maneras casi absurdas en cada una de ellas.

Tal vez, porque su amor le decía que aún no era tiempo de reencontrarse.

Se dice que poco a poco el solitario Lee fue quedando loco pues cuando le preguntaban que esperaba sentado en aquel lugar con tanto fervor, sin importar el clima o si había o no comido, él simplemente contestaba que estaba escuchando a su amado quién, con cada movimiento del agua, le susurraba frases de amor.

Con el tiempo, todo el pueblo se había acostumbrado a verlo cada amanecer sentarse allí con la ilusión de volver a ver a su amado impregnada en sus pupilas, ilusión que se evaporaba en un lamento cada anochecer cuando su único deseo no se cumplía: el solitario Lee esperaba cada día que la muerte viniera pronto a por él.

Fue así que una mañana fría de noviembre todo el pueblo cayó en conmoción cuando el solitario Lee no fue visto sentado en aquel puente de madera, ni cerca de la bahía.

Consternados lo buscaron en su pequeña cabaña oculta entre los árboles de los alrededores, pintada de un naranja sucio y con un adorno de pajaritos en la entrada ubicado sobre el tapete en el suelo con la frase "Bienvenidos al hogar de Minho y Jisung."

Fue ahí donde lo encontraron, recostado en su cama. Parecía dormido pero su pecho no se levantaba en señal de respiración.

Sin embargo, nadie lloro aquella tarde, al contrario, todos se sintieron felices al notar la pequeña sonrisa que el solitario Lee mantenía cuando lo encontraron.

Estaba contento de que su deseo se hubiera cumplido. La muerte se lo había llevado.

Ahora ya no había dolor y las lágrimas ya no volverían pues se dice que, si prestas atención, cada amanecer se les puede ver en el cielo juntos otra vez, reflejándose en el mar cuando la noche pinta el cielo en oscuridad.

Siempre están juntos y no hay noche en la que no se vean. Todo el pueblo los saluda y felicita por haberse encontrado de nuevo. Incluso muchos jóvenes juran su amor frente a ellos y se dice que de cierta manera es mágico el sentimiento de ser bendecidos por las estrellas de los enamorados.

Su amor fue tan grande que ahora pertenecen a un espacio donde el tiempo no corre, donde siempre pueden estar juntos y las dificultades no existen para ellos pues mientras la oscuridad ilumine algún punto en la tierra ellos existirán.

Ahora Minho y Jisung están bien, viviendo entre las estrellas la vida que se prometieron y se les fue negada mientras miran desde arriba el mar que los unió y separó.

Así que a partir de hoy, presta atención al cielo durante las noches despejadas, así verás a Minho y Jisung saludarte desde allá arriba. Sabrás que son ellos cuando veas dos puntos brillantes muy cercanos y que rien mientras tintinean en el cosmos.

Me inspire en la canción con el mismo nombre del grupo Warcry, si a alguien le interesa se la dejo;)Gracias por leer

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Me inspire en la canción con el mismo nombre del grupo Warcry, si a alguien le interesa se la dejo;)
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