Londres, 19 de diciembre del 2004
Yo nací en Londres, el único lugar que reconozco como mi hogar, y en dónde viví las mejores experiencias de mi vida, o eso creía yo hace poco.
Era un martes por la tarde, lluvioso y frío, mis padres habían salido de casa desde temprano a comprar algunos regalos que faltaban para navidad... Y a comprar mi regalo de cumpleaños que es dos días después de navidad, ellos no creen que yo sé que van a comprar mi regalo para mi cumpleaños número 14.
Estaba sola, bueno, no tan sola, pues mi hermano y sus amigos se quedaron a cuidarme, aunque de niñeros no tienen nada, desde que se fueron mis papás no han salido de la habitación de mi hermano, apuesto a que no se acuerdan de que estoy aquí, en la misma casa que ellos.
Podía escuchar sus risas desde mi habitación, nunca he entendido de que se ríen tanto, espero que cuando tenga 17 años no me ría por cada tontería que veo en televisión como ellos.
Seguí con mi lectura; en los días lluviosos como éste me gusta acostarme a leer un libro con toda la comodidad de mi cama y únicamente un simple suéter viejo y grande.
Estaba concentrada en mi lectura, tanto que no me di cuenta de la persona que estaba mirando mis piernas descubiertas desde la puerta.
Para tener casi 14 años podía decir que ya pasaba por el cuerpo de una chica de 16 años... Es genética familiar.
Cuando me di cuenta de que Chris recorría mi cuerpo con su mirada no pude hacer otra cosa que sentarme bien, lo que ocasionó que mis piernas quedaran aún más descubiertas.
Chris era el mejor amigo de mi hermano, él siempre me ha tratado bien, a comparación con sus otros amigos. Las sonrisas amables de Chris hacia mí nunca hacen falta.
–¿Q-qué haces ahí?– le pregunté nerviosa tratando de bajar discretamente mi suéter.
Lo sintió como una invitación y entró a mi cuarto cerrando la puerta detrás de él. Eso me puso aún más nerviosa, nunca habíamos estado solos, Derek, mi hermano siempre estaba presente.
–Vine a preguntarte algo de parte de Derek.– dijo y sonrió mientras se sentaba en mi cama, muy cerca de mí.
–Y... ¿Qué es?–
Ignoró por un momento mi pregunta y se dispuso a observarme mejor, desde mis ojos, mis pequeños pechos sin sostén, hasta mis largas piernas. Él nunca me había mirado de esa manera, siempre ha sido con ternura y educación... Ésta vez pareciera como si estuviera ansioso por algo. Ese calor en su mirada me hizo sentir una rara sensación que nunca antes había estado en mi cuerpo. Sentía mucho calor en la parte baja de mi estómago y una sensación como de hormigueo en mi parte íntima que no sabría describir.
Vi como su mano se acercaba lentamente a mí y yo no sabía como reaccionar, no sabía si tenía que alejarme o esperar a lo que pensaba hacer. Y opté por esperar. Aunque sólo tomó el libro que posaba en mis piernas... Un dedo rozó mi piel, segundos después podía sentir como si esa parte ardiera.
–¿Te gusta leer?– preguntó con voz baja mientras ojeaba mi libro.
–Mucho.– contesté tímida.
Subió su mirada azul y sonrió de nuevo.
–A mí también.– dejó el libró donde estaba minutos antes y rozó de nuevo mi pierna, ésta vez por más tiempo.
Al no decirle nada sobre lo que estaba haciendo, decidió ir un poco más lejos. Retiró sus dedos y los presionó suavemente en mi rodilla, sintiendo; yo estaba enmudecida, no podía reaccionar. Después de unos segundos siguió su camino, subiendo a la parte superior de mi pierna derecha con mucha lentitud, midiendo cada movimiento. La sensación era realmente buena, sus dedos eran suaves y delicados en mi piel haciendo que me erizara... Luego no eran sólo sus dedos, su mano completa sintió la plenitud de piel al no impedirle que siguiera.
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Mis relatos eroticos
RandomJessica Trevor es una periodista anónima muy reconocida por su famosa columna "Mis relatos eróticos" en la revista más importante de Manhattan. La mayoría de sus seguidores piensan que sus historias son nada menos que relatos sacados de su increíble...