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Swinging in the backyardPull up in your fast carWhistling my nameOpen up a beerAnd you say: Get over here and play a video game

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Swinging in the backyard
Pull up in your fast car
Whistling my name
Open up a beer
And you say: Get over here
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Miró la hora en el reloj, eran 6:20 de la noche

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Miró la hora en el reloj, eran 6:20 de la noche. Era hora de preparar la cena.

Min Hyuk es un beta, de baja estatura y de cabellos cobrizos; un beta de 22 años casado con el amor de su vida, viviendo el sueño perfecto, lo más anhelado de su vida.

Se casó hace dos años con un chico que conoció por casualidad en el restaurante donde trabajó como mesero, un alfa misterioso 8 años mayor que él que lentamente lo comenzó a cortejar.

Tal vez al principio fue muy confuso para él ya que los omegas se morían por el alfa, pero se sentía dichoso al saber que él, siendo un beta, había ganado el cariño de alguien tan apuesto como es su actual esposo.

En realidad, su sueño comenzó desde que sus familias no pusieron ninguna objeción ante su noviazgo, menos cuando decidieron unirse en matrimonio. Min Hyuk fue aceptado por los Moon con cariño y sin ser menospreciado por ser un beta como cualquier persona en el mundo.

No era un Omega, pero era un beta lleno de amor.

Su esposo lo ha tratado bien, no se queja de su vida, al contrario; vive agradecido con Moon Bin por haberle hecho caso de entre tantos que hay, por haberle considerado lo suficientemente bonito y haberle dado un lugar en la sociedad.

Ya no era Park Min Hyuk, ahora era Moon Min Hyuk, el esposo de Bin, esposo del heredero de un pequeña, pero importante compañía que exportaba materia prima a grandes empresas metalúrgicas.

Ahora se sentía amado y haría lo que fuese para tener a Bin feliz, así como él lo hace feliz.

Termina la cena, deja todos limpio en la cocina, apaga las luces de su pequeña sala y enciende el televisor para ver cualquier cosa que se le parezca, incluso si son las noticias.

El tiempo vuela y cuando se da cuenta, unas luces entran por las ventanas, el sonido del motor de un auto se escucha y corre rápidamente a su habitación a buscar un atuendo lindo para recibir a su esposo. Porque sí, acaba de llegar.

Baja lo más rápido que puede, apaga el televisor tirando el control y espera a que el alfa entre.

-Buenas noches, Cariño. Bienvenido a casa.

-Buenas noches- Bin besa su mejilla y le entrega su abrigo a su esposo quien lo recibe con una sonrisa.

Espera con sus mejillas rosadas que le diga algo por su atuendo, principalmente que mencione algo sobre el bonito suéter tejido que usa, porque sabe que a su alfa le gusta verlo con suéteres y pantalones lisos de Tekiro.

Pero nada dice, camina con ojos cansados hacia el baño y no tiene más remedio que ir a colgar el abrigo de su amado e ir a la cocina a servir la cena qué sigue caliente.

Espera con paciencia y amor a que su pelinegro llegue a la mesa, el alfa toma asiento, le sirve muy limpia y ordenadamente, y queda a su lado buscando aprobación de su comida.

No era un chef experto y diestro, pero con los meses ha ido mejorando, y todo por su amado esposo.

El alfa come en silencio sin decir nada de su comida, termina, limpia su boca con una servilleta y se levanta no sin antes, dejar un beso en la mejilla de su esposo.

-Gracias- dice y se larga. Min Hyuk queda nuevamente sonrojado y se pone a limpiar todo, y a prepararle una leche caliente para que pueda dormir. Su pobre pelinegro está sufriendo de insomnio.

Hierve la leche, la sirve en una bella taza de porcelana, la coloca en una delgada y pequeña bandeja, poniendo también galletas de mantequilla para que acompañe.

Llega a la habitación y se encuentra con su pelinegro dormido entre las almohadas, con la misma ropa que andaba en el trabajo y sonríe débilmente.

Tal vez sus planes fallaron esta vez, pero está feliz de verlo dormir tan tranquilamente. Quita su ropa con cuidado, lo cambió poniendole su pijama y lo arropó.

Baja otra vez con la bandeja, la pone en la mesita en medio del sofá y el televisor, y ya con su pijama, apaga las luces y vuelve a encender el televisor, seguidamente, comiendo las galletas y bebiendo leche hasta que el sueño lo tumbe.

Esa es su rutina, levantarse por las mañanas a hacerle el desayuno y prepararle algo para el almuerzo, limpia la cara el resto del día, va al supermercado porque su compulsivo ser no le permite ver sus alacenas vacías, prepara la cena, mira televisión, se arregla para él cada día aunque no lo note, le sirve y espera que se duerma para poder subir al cuarto medio somnoliento y dormir a su lado sintiéndose el beta más afortunado.

Tiene un hogar, un hombre que en ocasiones lo envuelve con sus brazos, alguien que lo protege y lo ama, alguien que lo ha escogido de entre muchos, alguien por quien daría su vida entera sin condición alguna.

Bin es su todo, Bin es como un dios para él.

Ama tanto a su marido que no sabe aun las cosas que está dispuesto a hacer por él, ni cuan grande es el tamaño de su amor.






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