Una infidelidad duele. Gabriel lo sabia perfectamente. Aunque a estas alturas, a Enid le estaba doliendo más.
Gabriel y Enid habían estado juntos desde hacía más de cuatro años. Juntos habían conseguido hacer de una pequeña casa, en un barrio muy decente, su hogar compartido. Ahí experimentaron el amor y la pena, donde el amor siempre fue más fuerte que la pena.
En esos años amorosos incluso habían concebido a una niña tan hermosa como mirar a la luna.
Por desgracia la muerte no toca la puerta. Y a penas unos meses después, irrumpió en el hogar de la familia, llevándose el más grande tesoro que poseían.
Gabriel había recibido una puñalada muy profunda cuando Enid le propició la segunda y su mejor amigo, la tercera. Estos últimos, para ahorrar tiempo, la propiciaron juntos.Gabriel nunca había experimentado un dolor tan profundo. La casa de naipes que él hubiera llamado "hogar feliz" se derrumbó de un silbido.
Así, sentado en al borde de su cama, contemplando el abismo oscuro que invita a caer en la locura, llegó a la conclusión de que la vida no valía la pena si había que cuidarse de puñaladas dispuestas en todas direcciones.
Se levantó y montado en su auto, condujo errático hasta el destino en que Enid compartía una nueva vida, como si los últimos cuatro años hubiesen sido solo un sueño, desvanecido al despertar. Como si la niña tan hermosa como mirar la luna no existiera más allá de un recuerdo.Golpeó la puerta tan fuerte que era imposible negar que se encontraba ahí. Y salió ella y él se invitó a entrar. Y ahí estaba aquel otro también.
Y verlos juntos fue un gusto, haría todo más fácil. Aun tuvo que apuñalarlos por separado, pero le evitaron la molestia de dejar a alguno sin castigo.
Ambos seguían vivos cuando él se detuvo, pero no les quedaría mucho tiempo. Tal vez el suficiente para sufrir lentamente mientras lo veían ahí de pie llorando.
Ninguno se preguntó por qué lo había hecho. Ninguno se sintió inmerecedor de aquello.
Él se quedó ahí de pie hasta ver como la luz se iba de sus ojos.
Lamentó la perdida de los mejores años de su vida, de aquel amor que lo embriagaba y de aquella niña tan hermosa como mirar a la luna.
Pero ya había sido mucha vida para él.Quién diría que apuñalar a dos personas fuese tan cansado. Ni siquiera sentía fuerza para dispararse con la 9mm que sostenía contra su cabeza. Pero la consiguió.
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Historias cortas para matar el tiempo.
RandomUna recopilación de historias cortas autoconcluyentes, basadas en hechos reales. Dedicada a explorar la complejidad de las relaciones humanas, la dualidad moral y las complicaciones de la convivencia social humana, esta recopilación recrea las vive...