Tokio ; kookmin

uno

Jimin entró al oscuro departamento y suspiro. Taehyung, Jin y Namjoon estaban esa noche en una fiesta organizada por el staff y directivos del recinto donde se habían presentado. Después de pisar el Tokyo Dome, se sentía completo. Amó cada momento en ese lugar y sintió todo el amor de las personas reunidas ahí, con cada canción coreada y cada lightisk prendida.

Aun así, estaba agotado y no tenía muchas ganas de salir de fiesta por la ciudad nipona, todavía faltaba la segunda y última fecha en el estadio más importante de Japón. Él necesitaba descansar, aplicarse sus productos cosméticos y hacer una videollamada con sus amigos, Min Yoongi y Jung Hoseok, famosos modelos de Corea. Aunque la diferencia de horarios entre Corea y Japón era mínima, Jimin dudaba que cualquiera de sus amigos respondiera la llamada. Eran cerca de la 1 a.m. y ambos eran ocupados.

Dejó su celular en la barra de la cocina y se sirvió un vaso de leche. Parecía que estaba solo en el lugar y agradecía por eso. No quería tener que ser quien cargara al ebrio y llorón Jin o controlara la agresividad que acompañaba al estado etílico de Taehyung. Hace mucho que había dejado de ser la madre del grupo y los había dejado que se mataran como quisieran. Prueba de ello fue cuando Namjoon empezó a fumar, casi cuatro años atrás, y él había intentado persuadirlo de dejarlo. El líder le soltó una palabrota y le sopló el humo del cigarrilo en la cara. Jimin sólo negó con la cabeza, jurando que no se inmiscuiría más en su vida.

Justo a finales del año, Namjoon comenzó su tratamiento para deshacerse del tabaco. Jimin quiso decirle "te lo dije" varias veces pero se repitió que ya no se metería en los problemas de sus compañeros y sólo lo ignoró hasta que superó la adicción. A partir de entonces, los demás entendieron que Jimin ya no era la figura "materna" del grupo y dejaron de buscarlo para ello.

Ese día, Jungkook había dicho que tenía cosas que hacer y se retiró antes que todos en el auditorio. El chico de ojos color miel sólo lo vio subirse a su auto con Jisoo, la coordinadora de imagen, e irse juntos. No es que la "Llave Maestra del grupo" tuviera celos, Jeon y él habían dejado de "salir" hace casi un año. No necesitaba decirle a dónde iba, ni con quién. Además, su querida estaba casada, hecho que Jimin conocía bien y lo relajaba.

Por lo mismo, Jimin se sorprendió mucho al ver la gabardina azul oscuro del chico alto, colgada en el perchero de la sala. Alzó los hombros y siguió bebiendo del vaso. Tal vez el visual habría regresado antes de tiempo de su aventura y se había ido a dormir.

Una de las cosas favoritas de Park sobre el dormitorio que tenían en Tokio, era que todos tenían su propia habitación y no tenía que oír a Taehyung y Jin viendo TV hasta las cuatro de la madrugada. Namjoon y Jungkook casi no dormían en el departamento de Corea, así que Jimin tenía que aguantarse todo el espectáculo nocturno.

—Hola, Jimin— murmuró una voz grave, en la penumbra de su habitación. –Creí que vendrías más temprano. Casi me muero del aburrimiento aquí, ¿es que te deshiciste de todos los videojuegos del lugar cuando me fui?

El chico de cabello rosa jamás podría dudar sobre la persona portadora de ese tono vocal. Primero muerto que confundir la voz melosa y baja de Jeon Jungkook. Encendió la luz de su cuarto y se encontró con una vista tan inesperada como hermosa.

— ¿Qué mierda tienes puesto? —Preguntó el mayor, con los ojos fuera de las órbitas.

En el reclinable qué los padres de Namjoon le habían regalado hace tres años, estaba sentado el maknae del grupo. Estaba usando una peluca rojo fuego, larga hasta la cintura y lacia. Una maldita peluca. Y no era cualquier peluca, era la peluca.

Casi un año antes, cuando ambos aún tenían una relación todos los miembros a excepción del pelirosa habían hecho una presentación en un concierto de la compañía, bailando "Something" de Girl's Day. Usando vestidos rojos, zapatos altos, maquillaje y, por supuesto, cabello falso.