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Obito sabía que la universidad era cruel y más cuando el era un simple becado que solamente tuvo la suerte de ser bueno en un deporte tan competitivo que es la natación.

El es de un pequeño pueblo cerca del mar donde realmente se sentía orgulloso de nacer y crecer en un lugar donde el olor salado de las costas marinas se sentía claramente por la brisa calida, las personas se conocían desde hace años y se apoyaban sin buscar algún beneficio. Nadar siempre fue un pasatiempo con el que su abuela lo mantenía controlado, pero jamás pensó que ese pasatiempo lo llevará a obtener una oportunidad única en su vida.

Asistir a una universidad tan prestigiosa en una ciudad tan enorme y lujosa era algo bastante increíble, podía hacerse un hombre conocido en el mundo competitivo del deporte, podía conseguir tanto dinero con el que su abuela no tendría que preocuparse con las deudas de sus medicamentos, tener una casita propia y vivir de forma feliz con su abuela... era un sueño que podía lograr con una simple respuesta...

Papeles...
Inscripción....
Mudanza....

Con un simple "Si, acepto".

Obito se golpeó con la mesa de madera de su cocina mirando con angustia, preocupación, emoción y miedo el correo en la pantalla de su laptop que con tanto esfuerzo su abuelita logro comprarle.

- Mi niño si sigues mirando esa pantalla no se escribirá por si sola la respuesta. - Hablo su abuela mientras miraba aburrida los cortes comerciales en su televisor esperando a que retomarán su programa favorito.

El azabache murmuró algo que claramente no era entendible por presionar su rostro en la mesa.

- Repitemelo que no entiendo tus berrinches.

El Uchiha levanto su rostro de la madera con una expresión de completa ofensa al ver que sus lamentos eran considerados como un berrinche. - ¡No son berrinches!... solo estoy abrumado... -

Aunque Uchiha Obito era conocido como un chico alegre, temerario y bastante extrovertido también el tenía un límite en realizar ciertas cosas; mudarse a un lugar desconocido, adaptarse a un nuevo estilo de vida, alejarse varios kilómetros de su pueblo natal... estar lejos de su abuelita.

Tenía miedo, dónde por primera vez sentía un nudo en el estomago mientras mordía sus labios de forma ansiosa y desesperada por buscar algo de alivio a sus temores. Ya tenía un lugar en donde quedarse, una pequeña cantidad de dinero que su abuelita ahorro para su futuro, maletas fuera del armario y la aprobación de su abuelita solo necesitaba contestar un simple correo.

- Estoy orgullosa... - Las palabras y voz de su abuela lo sacaron de sus pensamientos pesimistas. - Tienes una gran oportunidad en tus manos y no quiero que que te arrepientas de nada en tu vida, eres mi niño y siempre te apoyaré.

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⏰ Última actualización: Jan 20 ⏰

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