CAPÍTULO I: EL CAMBIO
Hola, soy Mateo un chico de 13 años normal y corriente, vivo en España, concretamente en Madrid. Todo comenzó cuando mi madre decidió mudarse a la otra punta de la ciudad, por su estúpido trabajo, con lo cual tenía que ir a otro instituto, yo en ese momento no quería, en el instituto que estaba ya tenía de todo, amigos, buenos maestros,…todo era perfecto. Hasta que llegó el día, nos mudamos, fué uno de los días más tristes que viví, despedirme de todos mis amigo que conocía desde que éramos pequeños, yo sabía que no los iba a volver a ver así que eso me puso muy triste. Habíamos llegado a la casa nueva, era muy grande demasiado, como para perderse, mi habitación era el triple de grande que mi antiguo cuarto, a pesar de que estaba contento por tener un cuarto más grande, seguía triste, así que me encerré en mi cuarto y no sali de ahi durante 3 días seguidos, porque en el cuarto día después de llegar tenía que ir al nuevo instituto.
Esa noche apenas pude dormir, lo pase fatal pensando en si mis compañeros serán buenos, ¿me tratarían bien?, me pregunté varias veces, tenía miedo de ser rechazado por los demás. Ya era la hora de despertarse, desayune lo de siempre, un gran tazón de cereales, me cambié y me puse una de mis sudaderas favoritas, me la regaló un amigo del otro instituto, era una hermosa sudadera verde pistacho, la que acompañé con unos vaqueros que tenía en el armario, cogí mi mochila y me preparé para salir, suspire y dije:
“tranquilo Mati todo saldrá bien”. Mi madre me ofreció llevarme en el coche, como estaba cansado acepté, cuando habíamos llegado ella me acompañó a la puerta de mi clase. Mi madre me vió algo intranquilo, siempre que me ve algo raro dice, si alguien te mira mal o te dice algo tranquilo, tú sabes que eso no es verdad tú eres perfecto.
Salió la profesora a buscarme, tenía un aspecto no muy joven, parecía que no iba a ser una de las mejores profesoras que iba a tener en este instituto.Era el momento, tenía que entrar. Cuando entre me encontré con unos 20 niños mirándome fijamente, no me miraban mal como pensaba me miraban como si hubiesen visto a su famoso favorito entrar por la puerta pero eso solo iba a ser un instante, me tenía que presentar así que dije algunas cosas, dije que me llamaba Mateo, que me gustaba el baloncesto e ir a la playa y ver el atardecer con mis amigos en verano.
Me senté entre unos chicos que se llamaban Pablo y Jorge, cuando me senté me miraron con una cara de asco, parecía que iban a vomitar, "¿tanto asco doy?", pensé mientras intentaba retener las lágrimas, era mi primer día en el insti, no quería que pensasen que soy un llorón.“Ringgg” suena el timbre, era hora de irse al recreo, porfin podia salire de esa tortura de clase, pero yo no sabia que salir al recre iba ha ser lo peor.
Me acomode en un banco en una esquina silenciosa, tranquila, demasiado tranquila hasta que llegaron unos chicos.
-Ee tu rarito que haces en nuestro sitio, no sabes que nosotros nos ponemos aquí- dice un chico no mucho más alto que yo.
-Pues no lo sabía- dije levantándome del banco para irme.
-¿A dónde vas tú ahora?- dice un niño agarrandome de la chaqueta -nos vamos a divertir un rato contigo-
Me agarraron entre todos y me tiraron al suelo, me empezaron a pegar, dándome patadas, puñetazos, cada vez que intentaba levantarme me empujaban y me volvían a tirar, hasta que una chica les apartó.
-¿Que haceis, estais locos lo vais a matar?- dice con una vocecilla dulce, mientras todos se van.
-Hola, que maleducada no me he presentado, soy Alejandra- me decía mientras me ayudaba a levantarme -pero me puedes llamar Alex- dijo con una sonrisa de oreja a oreja
-Hola Alex, yo soy Mateo, muchas gracias- le dije devolviéndole la sonrisa.
-De nada, pero hay que decírselo a un profesor, lo que te han hecho esta muy mal-
-No, no quiero mas problemas con ellos, si se enteran me matarán-
-Vale, haz lo que quieras- me dice Alejandra un poco preocupada.
Estuve con ella un rato, nos lo pasamos genial, pero una parte de mi aún estaba triste porque solo tenía una amiga.
Por fin era hora de irme a casa, mi madre me venía a recoger así que entré en el coche y mi madre al instante me preguntó: “¿Qué tal el primer día cariño?”. No le iba a decir la verdad.
-Genial, ha sido increíble- no le quería decir a mi madre lo que había pasado, con el estrés del trabajo y todo, no quería preocuparla más por semejante tontería.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
Este capítulo ha sido un poco corto ya que es el de introducción.
¿Qué os está pareciendo?
ESTÁS LEYENDO
LA LUZ QUE ME ILUMINÓ✨
RomanceMateo se muda a otra ciudad y comienza el instituto, allí conocerá a Alejandra.