Nunca me había sentido tan perdido como ahora en una sala vacía. Mientras portaba la ropa negra del funeral de mi padre y abrazaba una billetera sin ningún tipo de consuelo.
Todavía no podía procesar lo que había ocurrido, aun podía escuchar a los policías hablarme del gran accidente que había sucedido por culpa de un conductor borracho que había ocasiando varias víctimas entre ellas mi padre y el mismo hijo de puta culpable. Lo encontraron con una jaba que apretaba con fuerza llena de mis galletas favoritas.
Porque rayos tenía que salir a buscar unas estúpidas galletas. Me preguntaba. Si tan sólo me hubiera callado esto no hubiera sucedido, o es que a caso el destino se empeñaba en hacerme miserable. Me entregaron, además, las pertenencias que llevaba, que solo consistía en su billetera.
En aquella solitaria habitación iluminado por un simple lámpara. Me pregunte si tan sólo debía darle el gusto a la vida y terminar con todo de una vez. Me levanté del sofa con la billetera aún en mis manos y tomé el primer cuchillo que vi. Tan sólo un corte y todo terminaría.
La billetera se resbaló de mis manos y antes de tomar la decisión de despedirme de la vida. Lo vi. Una foto de mi padre con un yo de quizás unos doce años. Fue de las pocas veces que vi a papá sonreír genuinamente después de la muerte de mamá. Habíamos ido a un parque de diversiones por mi cumpleaños y luego de tanto rogar había logrado que me comprara un algodón de azúcar inmenso que a penas pude comerme. El sabía que por mucho que le asegurara que lo haría, lo dejaría a la mitad y él tendría que comerlo a pesar de que lo odiaba. Aun así papá lo hizo para verme feliz.
No recordaba haber tomado esa foto. La tome entre mis manos y las lágrimas volvieron a salir. Tan sólo quería hablar con él una última vez. Decirle que lo sentía y que lo quería. Tan sólo eso.
Entonces pude sentirlo, la foto emanaba una calidez sobrenatural. Mis ojos pudieron distinguirlo, las mismas luces del Hospital. Era el alma de papá, algo me lo decía. A pesar de no ser tan intensas como las que había visto ahora podía decirlo. Definitivamente había un pedazo de alma atrapado en esa fotografía.
La vire buscando alguna pista de su procedencia. Encontré un nombre: Sakura Estudios.
Esto era una posibilidad, aunque fuera insignificante y tal vez ni siquiera era nada. Incluso aunque de verdad alguien pudiera atrapar las almas en fotografías nada aseguraba que pudiera ayudarme a hablar con mi padre una vez más. Sin embargo, esto era lo único que me quedaba.
Agarre mi celular y busque en Internet cualquier cosa relacionada con Sakura Estudio. Hasta que encontré una página donde salían más fotos y una dirección.
¿A caso servía de algo?
No lo sabía, pero tampoco perdía nada por intentarlo. El cuchillo sobre la meseta me devolvio la mirada. Lo volvi a poner en su lugar y me tire en la cama. A primera hora mañana iría al estudio. Después vería que hacer. Mi plan más largo ahora mismo era abrir los ojos mañana, luego de eso no aseguraba nada.
Se sintió como si mi vida estuviera en el aire sin ningún tipo de propósito o razón. Ahora que me había quedado solo, que más daba lo que sucediera.
Iría al estudio, buscaría una forma de hablar con mi padre de nuevo y si no pues el cuchillo se quedaría en el mismo lugar. De verdad era una persona patética. Lo lamento tanto mamá, debe estar decepcionada, no pude ser el niño bueno que querías. No pude cuidar a papá lo suficiente. Todo era mi culpa, definitivamente había algo mal en mí.
La noche cubrió el cielo y mi almohada se humedecio con las lágrimas que no dejan de salir. En algún momento mis ojos se cerraron.
Cuando desperté, el sol no asomaba por la ventana. Así que me tomó un rato entender que la noche había acabado. El día anterior había desactivado la alarma, así que no sabía que hora era.
Me levante y observe un cielo nublado e interminables gotas de lluvias cayendo. No obstante no me importó, tome un baño, busque algo abrigdor en el armario y tome un paraguas. Con suerte el estudio estaría abierto a pesar del tiempo.
Las calles estaban casi vacías y recordé que era fin de semana, como puede pasar algo así. La probabilidades de que el estudio estuviera abierto hoy, pasaba de un 50 % a menos del 10%.
Al bajarme del autobús una viento se alzó y doblo el paraguas. La lluvia me empapó, pero ya no quedaba mucho así que solo me resigné. Me cubri con la capucha de mi abrigo y seguí adelante.
Una pequeña estructura de paredes blancas y ventanas de cristal se alzaba frente a mis ojos. Un cartel con el nombre Sakura Estudios en un hermoso estilo de letra color negro y una hermosa flor rosa pastel.
Me asome, pero no había ninguna luz encendida. El interior era apenas visible, pero si pude divisar algo. Un extraño brillo titilaba desde dentro.
Un alma, estaba seguro.
¿Y ahora qué? Todo el camino bajo la lluvia hasta aquí para nada. No podía enojarme ya que sabía que era posible que pasará. Me recosté contra la pared y me aguante las ganas de darme de cabeza contra ella.
Respire hondo. Estaba tan metido en mi mismo con no me di cuenta que alguien había llegado. Un chico alto con un largo abrigo oscuro y un paraguas me observaba curioso. Un hermosa cabello castaño y unos ojos color avellana impresionantes. Me quedé envovado aadmirandolo.
—Disculpa, ¿necesitas algo? —su voz sonaba suave y melodiosa.
—Yo... —vale, no había planeado hasta aquí.
—¿Vines por alguna foto?
—Algo así —él ladeo la cabeza sin entender.
—Deberíamos entrar estás todo mojado —sacó unas llaves del bolsillo y abrió la puerta.
Ya dentro y con las luces prendidas todo tomó forma. Una estantería de vidrio llena de cámaras fotográficas y paredes adornadas con fotos brillantes.
Y con brillantes me refería al inconfundible fulgor de las almas. Era el lugar correcto.
—Buscaré una toalla para tí, ¿te apetece un té caliente? —el muchacho me hablo dejando su paraguas a un lado. Yo asentí nervioso. Me sorprendía lo bien que me estaba tratando a mí, un total desconocido.
Debía agradecer que fuera una buena persona.
—Por cierto, ¿cual es tu nombre? —preguntó con una sonrisa.
—Liam.
—Bonito nombre —dijo antes de desaparecer por una puerta.
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Tu alma y la mía
RomanceTodo empezó con una fotografía. Un chico capaz de ver las almas y otro capaz de atraparlas con su cámara. Ambos se embarcan en un peligroso camino lleno de muerte y misterios. Una historia de amor y un precio que se ha de pagar... ¿Tu alma y la m...