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La música fuerte retumba mis oídos, la casa de Marcos está llena de gente, la mayoría bastante alcoholizada, me pregunto que tipo de conceptos maneja Sebastián para pensar que esta sí sería una "reunión tranquila"; las luces están apagadas, el ambiente es iluminado por luces de colores provenientes de los parlantes, camino entre las personas evitando chocar con algunos que ya están tirados en el suelo hasta llegar al patio; ahí está él, sentado al borde de la piscina, riendo con una cerveza en la mano y compartiendo un porro con sus cuatro mejores amigos, Nacho, Cristian, Lucas y el anfitrión, Marcos.

-¡Sebastián!- le grito, pero no logra escucharme, me acerco hasta él y le toco el hombro. - Sebas, ¿Nos vamos a quedar más tiempo?
Me mira fijamente y me responde, - Nos estamos divirtiendo, ¡Aún es temprano! - aparta rápidamente su mirada y ríe con sus amigos.
Les ofrezco una ligera sonrisa, doy media vuelta y regreso al interior de la casa.

Hermosa casa que logró construirse Marcos desde que está trabajando junto a Sebastián, con un diseño moderno, con grandes ventanales y luces cálidas que mantienen iluminado el amplio jardín, en el interior pocos muebles y una decoración en tonos neutros ahora se encuentra arruinada por cerveza volcada, humo de cigarrillo, vapers y marihuana; me dirijo directamente a la cocina y busco en el frezzer una botella de cerveza, para mi suerte, entre todo el hielo logro conseguir la que parece ser la última; comienzo a revisar la cocina buscando ahora un destapador, no puedo evitar pensar porqué sigo acá, tengo sueño y no me gustan esta clase de reuniones, la música, las luces, estar rodeada de gente que no conozco, siempre termino en un rincón bebiendo sóla, pero a él le gusta que lo acompañe, le gusta que salgamos, aunque la mayoría de las veces sólo él se divierte.

-¿Buscas algo?
La voz de una chica sobre mi hombro me hace brincar del susto, me doy vuelta, la veo observarme mientras revuelvo los cajones de la mesada.
-Sí, necesito abrir esto- levanto la botella- pero no encuentro un maldito destapador.
Suelta una risa, saca un encendedor de su chaqueta de cuero y con un ágil movimiento la destapa.
-Gracias, iba a estar buscando toda la noche en este caos.
-No hay de qué - me ofrece una sonrisa y se sienta sobre la mesada- Soy Melissa- extiende su mano y le correpondo al saludo
-Un gusto, soy Sofía.

Lleva puesto un pantalón de cargo negro, unas Converse y el pelo recogido con un rodete, unos mechones se le escapan prolijamente por los costados, me sigue mirando, noto que dice algo pero no puedo entenderle bien, apenas logramos escucharnos entre tanto bullicio. Da un brinco de la mesada y me agarra la mano, puedo entender un "ven" del movimiento de sus labios; camino detrás de ella, sin soltarle su mano, me lleva por las escaleras hasta el segundo piso y allí entramos a una habitación, cierra la puerta detrás de mí y al fín pueden mis oídos tener un poco de alivio.

-¿Demasiado ruido verdad?- comenta mientras se tira en la cama de dos plazas ubicada en un extremo de la habitación,  saca de uno de los bolsillos de su chaqueta una pequeña cajita de metal y de ella un pequeño porro - ¿Quieres?
-No gracias, no fumo.
-Ah, disculpá- cierra la cajita de metal y la deja apoyada en la mesa de luz situada junto a la cama.

Bebo un poco más de mi cerveza mientas me dirijo a la ventana. Los chicos están nadando en la piscina, ríen y juegan a ahogarse, espero sea un juego; los conozco desde que empecé a salir con Sebas, Marcos y él son amigos desde el jardín de infantes, practicamente hermanos, siempre presente en las reuniones familiares, con un importante puesto ejecutivo en la empresa Bertrand.SR.

-¿Eres amiga de Marcos?- le pregunto.
-Amiga no, pero lo conozco. ¿Y vos?
-Sí, algo así, lo conozco hace unos años.

Sigo mirándolos por la ventana mientras termino de beber hasta la última gota, volteo y veo a Melissa recostada en la cama, mirándome fijamente, no sé en qué momento se sacó la chaqueta y sus zapatillas, supongo que debe estar cansada como yo lo estoy; dejo la botella en la mesa de luz y me recuesto a su lado, la cabeza me está matando y no me vendría mal descansar un poco. El reloj en mi muñeca marca las 3:53 am, estoy despierta desde las 6 am que me levanté para ir a trabajar, me he mantenido despierta con la ayuda de los cuatro cafés que tomé durante el día, una porción de tarta que me compartió una compañera de la oficina y las tres cervezas desde que llegué aquí.
Miro de reojo el cuerpo de mi compañera de cama, su remera un poco levantada deja ver un tatuaje en su cintura, es una especie de cruz, mmm.. no, creo que es el símbolo de la luna negra, le levanto unos milímetros la remera para poder ver bien el dibujo; siento su mano recorrer mi brazo, no le doy importancia hasta que llega a mi cuello, de un movimiento acerca su cara a la mía y me besa, se coloca encima mío, sin apartar sus labios de los míos, son extremadamente suaves y húmedos, por unos segundos le correspondo, pero reacciono a la situación y la aparto de un empujón.
-¡No!, no... ¿Qué haces? - me levanto rápidamente.
-Perdón perdón... - dice en tono apenado- pensé que querías, creo que no es así.

Siento mucho calor y la habitación me da vueltas, me apoyo en la pared para evitar caer, ella se levanta y me sujeta de los brazos.
- ¿Te sientes bien?
- Si sí, estoy bien - Apenas logro enfocar con la mirada, mi estómago esta revuelto y me arde.

La música se detiene repentínamente, ambas miramos hacia la puerta, se escuchan gritos de pelea, insultos y el sonido de vidrios estrellarse en la planta baja. Alguien golpea a la puerta y entra sin esperar respuesta, es Sebastian, tiene un corte en la ceja, un hilo de sangre recorre el borde de su rostro hasta llegar a su mejilla.

-¿Qué haces acá?
Aparto a Melissa que aún estaba sosteniéndome, me acerco rápidamente a él y le sujeto la cara para ver su herida.- ¿Qué te pasó?
-Vamos a casa- Me agarra la mano y me saca de la habitación.

Bajo las escaleras con cuidado aunque Sebas está acelerado, hay dos hombres peleando en el comedor, en el piso restos de botellas de vidrio, Marcos está en un rincón insultando a los gritos a los hombres que pelean, está enojado por el desastre que están haciendo.

Nos quedamos en la vereda esperando a que llegue un Uber, la brisa en mi rostro me genera arcadas, siento como podría desmayarme en cualquier instante pero mantengo la estabilidad, Sebas está a mi lado pero no me mira, está usando su camisa para limpiarse el rostro, no tiene su remera, sus shorts están húmedos, debido a que estuvo nadando, y las zapatillas las tiene sin acordonar.

-¿Qué pasó?- pregunto mirando a la calle.
-Nada, empezaron a pelear por una chica.. o eso creo, tratamos de separlos con Nacho pero ligué un botellazo.
-¿Te duele?
-Estoy bien, no es nada.

Una vez que llegamos al departamento él va directamente a ducharse; voy hacia la habitación me saco las zapatillas y me recuesto en la cama, ya no doy más, siento unos martillazos en la cabeza, el estómago vacío y doloroso, me pongo de lado y abrazo mis rodillas, en la mesa de luz observo nuestro portaretrato, estamos los dos juntos, muy felices, demasiado, fue una de nuestras primeras fotos, ya pasó tiempo de ese sentimiento de enamoramiento y fascinación, me quedo analizándonos, después de unos minutos se vuelven extraños, ¿Quiénes son esa pareja de enamorados? ¿Realmente seguirán siendo parte de nosotros lo que alguna vez fuimos?, continúo mirándolos, hasta que el dolor de cabeza disminuye y el sueño me vence.

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2023 ⏰

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