Capítulo 1 - Gemelos

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Pasó los ojos por encima de la mesa una vez más. Estaba cansada, ¿cómo ordenaría el papeleo de anoche, si tampoco había podido dormir bien? ¿Qué era lo que le estaba pasando? Lauren se tiró atrás en la silla de cuero falso, con el cabello estropeado y el rostro destrozado. Hace mucho tiempo no tenía libertad de hacer nada, siempre estaba "ocupada". Quería salir, quería irse, pero Clara estaría muy enojada con ella las próximas semanas, al igual que lo había estado en las anteriores. Hacía ya un mes que los papeles estaban tirados en la mesa, y la cabeza no la dejaba concentrarse en los controles de los grandes gastos que había hecho en el año.

Suspiró, y dejó sus codos caer sobre la mesa. Apoyó la cabeza sobre sus puños, y se decidió a terminar aquello. Pero cuando estaba concentrada, algo que le tomó al menos 15 minutos, un golpecito sacudió su ventana. Se levantó bruscamente, pisó la alfombra roja con condecorados amarillos de más de mil años con los pies descalzos, y se asomó tras el cristal. Se encontraba en el segundo piso de la casa, en la habitación que había creado exclusivamente el padre para los controles de los gastos de Lauren. Era un cuarto enorme, pintado rojo con porcelanatos en los pisos, las paredes llenas de libros y carpetas, una chimenea estilo colonial que hacía que la madera saltara chispas, un escritorio rústico oscuro con barniz viejo, y un ventanal muy amplio por el que su madre, de niña, la paseaba las noches en las que ella no podía dormir.

Sus cristalinos ojos cayeron en cuenta de que dos niños estaban lanzando las piedrillas del camino de la casa a las ventanas. Eran menores a 14 años, y mayores a 10 de seguro. Unos malcriados importantes, vestían camisas turquesa y jeans bordó de última moda, junto con las clásicas zapatillas adidas que usaban todos.

- Buen lanzamiento Ezequiel, ¿puedes hacerlo de nuevo? - sus voces podían oírse a través de los vidrios.

- Cómo no, Castiel. ¿Acaso crees que no puedo hacerlo idéntico una y otra vez? He practicado para que papá me regale la gomera de una vez por todas. ¡Ahí va! -

La lanzó de nuevo, y al ver ambos cómo se resquebrajaba el vidrio con el golpe, gritaron festejando. Detrás del vidrio sus claros ojos se cerraron por puro instinto, y más no pudo hacer que enojarse cuando los abrió. Las gritas del vidrio debían verse hasta la manzana siguiente.

- ¡¿Qué creen que hacen, zánganos?! ¡¿Escapan de la casa?! ¡¡Voy a matarlos!! -

Una femenina voz atravesó los oídos de Lauren. Los niños abajo salieron corriendo, mientras las campanadas huecas y repetitivas del timbre sonaban. Tuvo que echarse atrás, algún idiota tocaba su timbre en medio de la noche, algún idiota que tenía ganas de molestarla. Por momentos pensó que podían haber sido los niños que lanzaban las rocas, pero cuando la campana sonó nuevamente supo que no era así. El sonido hueco y tétrico de las campanas que sus padres habían comprado, porque a Clara le gustaban los objetos antiguos, era ensordecedor y molesto a la vez, así como relajante.

Bajó las escaleras descalza, con apenas las medias grisáceas con puntillos de colores que llevaba antes dentro de los zapatos, y el jean azul oscuro, un poco manchado con tinta negra. Su blusa era suelta, color rojo, cuello en V que, según la vista de mamá, la volvía "más atractiva" en torno a su pecho.

Ya estaba en la entrada cuando las campanas sonaron una vez más. Era tan insoportable el repetitivo "ding-dong" que abrió la puerta enrojecida de furia.

- ¿Qué se supone que necesitas a éstas ho... -

Más no pudo decir. Sus ojos cayeron directo en ambas mujeres que en la puerta se encontraban, con una sonrisa crédula y miradas acosadoras. Las analizó entrecerrando los ojos. Ambas muchachas en su puerta parecían tener su edad, una de cabello rubio y ojos miel, con facciones prolijas en su rostro, con un cuerpo delicado, que incluía un busto bastante amplio y unas caderas poco ensanchadas. Extraño, ¿por qué se fijaba en esos detalles?

Llevaba una remera manga corta con cuello en U, de color violeta muy oscuro, con dibujos animé que alguna vez creía haber visto. Jeans completamente negros y unas zapatillas con pintas blancas, de dos colores, de seguro alguna marca cara. Tenía la apariencia superficial de ser una malcriada, y como todos siempre hablaban de que todas las mujeres rubias lo eran, no puedo evitar hacer que esa idea revotara en su mente.

Junto a ella, una con un cuerpo más pequeño trataba de buscar sus ojos. Y ella no evitó el encuentro. Eran oscuros, intrigantes, posesivos, profundos... con una amplia sonrisa y bellas facciones en un redondo y delicado rostro, llevaba un moño que escoltaba su cabello largo y negro. Una remera manga larga, con cuello algo que cubría hasta su barbilla, color beige hacía resaltar sus ojos oscuros. Un jean azul y unas zapatillas simples, que también parecían pertenecer a alguna marca cara.

Ambas mujeres cruzaron miradas, hasta que la rubia se llenó de valor para comenzar el discurso.

- Disculpa, es un gusto, soy Michelle, y bueno, ella es Camila. Somos de aquí al lado, llegamos recientemente y... ya han surgido problemas.

Camila se rió, tapando su boca con la mano. Lauren no comprendía el motivo, pero siguió con esa expresión de nada en su rostro. Entonces respiró hondo la de cabello negro, y movió el pie un poco nerviosa.

- Los chiquillos que lanzaban piedras, eran los hermanos de Mish.

¿Mish? Ni que se tratara de un gato. La mencionada frunció el seño y la codeó.

- Cabe aclarar, demonios. Son Ezequiel y Castiel, y bueno, como vimos que tu ventana se resquebrajó...

- No queremos ponerte en jaque con tus padres, así que veníamos a repararla.

¿Acaso venían a reparar la ventana? ¿Sus padres se enterarían de eso?

- No es necesario, mis padres jamás entran en el cuarto de deudas. Así que por favor, sólo evitemos que esto vuelva a suceder a futuro, hasta luego.

Estaba cerrando la puerta, cuando la simple y azul zapatilla de Camila trabó todo.

- ¿Acaso no vas a aceptar la ayuda?

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Lamento que este capitulo sea pesado o denso, pero como todo comienzo hay que esperar a engancharse en la historia para saber apreciar la esencia de la novela. A esperar el próximo capítulo... un saludo

Noches de Cristal  [ A EDITAR ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora