Aquella tarde, mientras supervisaba las maniobras de atraque, su atención fue capturada por una figura que se movía con propósito entre la tripulación. Era la doctora Lycia Blackwood, recientemente asignada al "Esperanza" para una misión humanitaria en la costa africana.
Lycia, con su cabello castaño claro recogido y ojos verde esmeralda que reflejaban una mezcla de determinación y calidez, se destacaba no solo por su apariencia, sino también por la energía que irradiaba. Buscando siempre estar en los lugares donde más se la necesitaba, pero esta sería su primera vez en un buque hospital.
Había oído hablar del capitán Arbaaz Sabir, un hombre conocido tanto por su destreza al mando como por su humanidad en tiempos de crisis. Estaba ansiosa por conocer al hombre que, según los rumores, había salvado incontables vidas no solo a través de sus decisiones estratégicas, sino también por su capacidad de liderazgo empático.
Mientras él descendía por la escalerilla para asegurarse de que todo estuviera en orden, Lycia se acercó para presentarse.
—Capitán Sabir, soy la doctora Lycia Blackwood —dijo extendiendo la mano, su voz firme pero cordial.
Arbaaz le devolvió el gesto con una sonrisa leve y un apretón de manos que transmitía respeto y bienvenida.
—Doctora Blackwood, es un placer tenerla a bordo. He oído mucho sobre su trabajo —respondió él, con una mirada que examinaba no solo la profesional que tenía delante, sino también a la persona.
Desde ese primer apretón de manos, ambos sintieron una conexión inesperada. Había algo en la determinación de Lycia que resonaba con la propia experiencia de Arbaaz, una chispa de entendimiento mutuo que se encendió instantáneamente. Sin embargo, el deber los llamó rápidamente a sus respectivas tareas, y no hubo tiempo para prolongar la conversación.
Las primeras semanas a bordo del "Esperanza" fueron un torbellino de actividad. La misión médica en curso exigía largas horas de trabajo bajo condiciones difíciles. Arbaaz, con su experiencia y calma bajo presión, se convirtió en un pilar de apoyo para toda la tripulación, mientras Lycia demostraba su pericia y compasión en cada intervención médica.
A pesar de la intensidad del trabajo, pequeños momentos compartidos en la cubierta al final del día o breves intercambios en los pasillos del barco fueron construyendo un puente entre ellos. Cada conversación revelaba más sobre sus vidas y motivaciones, desnudando sus almas de manera sutil pero profunda. Arbaaz se encontraba fascinado por la pasión y la valentía de Lycia, mientras que ella admiraba la sabiduría y la humanidad del capitán.
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Corazones en el Desierto
RomanceEn el rincón más inesperado del mundo, donde el estruendo de la guerra se mezclaba con el eco de vidas rotas y sueños desgarrados, floreció un amor que desafió todas las adversidades. Era un amor que nació en medio de un caos, un encuentro inesperad...