Noches de tormenta

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Hace semanas que no escucho las noticias, ni siento tentación alguna por hacerlo. De hecho, tampoco leo a ningún medio, ni a cualquier atrevido y airado usuario que habite en mis redes sociales. Habiendo pasado tanto tiempo, la reflexión y el desmembramiento de mi pensamiento decidió tomarse unas vacaciones. Unas semanas de respiro para mi exhausta mente, atiborrándose de libros, películas y vinilos, dejando que lo único que achicharrase nuestro subconsciente fuese el sol que lo ha inundado todo estos maravillosos días.

Pero había que volver a casa, llamando al hogar que existe en mi cabeza con tranquilidad y el corazón en la mano fue como conseguí que no tardasen en abrirse las puertas. Entre la oscuridad vislumbré el gran desastre que había dejado antes de irme. Lo primero, limpié y coloqué los libros viejos que había dejado por el suelo, y los intercalé con los nuevos que me había traído del viaje. Abrí las cortinas y dejé que entrase la luz, y aunque sigo, poco a poco, limpiando y reconstruyendo, me levanto cada día mejor, respirando profundamente y dando gracias por sentir realmente lo que es mi hogar.

Aprendiendo a cerrar los ojos y a dejar de pisar el acelerador mental que me tiene estas semanas a más revoluciones de las que debería. Pudiendo oír como los pájaros y los insectos se apoderan por completo de los sonidos que emanan de la calle, sintiendo el sol brillante de las tardes, las maravillosas vistas que puedo ver por la ventana mientras escribo, y la agradecida brisa fresca que acompaña a las nubes de tormenta. Esta noche, volverán a caer rayos que romperán el cielo en mil pedazos, y harán resguardarse a cualquier atisbo de vida, animal o humana. Abriré los ojos, saldré a la terraza a respirar ese olor a humedad, a escuchar las gotas de lluvia caer sobre las hojas de los árboles, para disfrutar de todo antes de que llegue mañana.

Estando serena puedo ver claramente la felicidad que proporcionan las cosas pequeñas, y cuando estoy bien, siendo paciente, me llega la creatividad cuando menos la pienso. Mi madre ha vuelto a leer, eso me alegra, es algo que siempre he admirado y heredado de ella, el amor por los mundos, por el silencio a gritos de las historias, por las letras. Me gustan las noches de tormenta.

El Blog de Aura BlueWhere stories live. Discover now