—¿Dónde está Chung Myung?
Chung Mun miró sutilmente en dirección al pico de la montaña a través de la ventana de su oficina, señalando su ubicación.
Chung Jin pareció a punto de dejar escapar un suspiro, pareciendo preocupado a pesar de haber declarado previamente lo feliz que sería si Chung Myung dejara de crear problemas a diestra y siniestra. La verdad fue que esta versión melancólica del artista marcial sólo pareció aumentar las preocupaciones de todos los que conocían a Chung Myung.
—¿Sabe lo que le sucede? —preguntó Chung Jin.
Chung Mun meditó por un momento.
—Tengo algunas suposiciones, sin embargo, el cambio fue rápido.
Fue un día cualquiera cuando Chung Myung se encontró escabulléndose de las reuniones importante con los mayores, bebiendo alcohol mientras se recostaba sobre la rama de un árbol y observaba a los niños practicar su juego de espadas. Por la noche, durmió como un cerdo muerto, roncando tan ruidosamente que Chung Mun no pudo dormir correctamente. Sin embargo, por la mañana, parecía como si acabara de despertarse de una pesadilla.
Chung Myung deambuló por la secta como un fantasma, mirando a las personas que pasaron a su lado con ansiedad, y deteniéndose al observar las instalaciones con asombro. Como la persona que mejor conocía a Chung Myung, el Líder de la Secta pudo identificar con mayor o menor grado de certeza las emociones que cruzaron por su rostro: incredulidad, miedo, ansiedad, tristeza, preocupación, y más tarde, una devastadora soledad. No era conocido por ser la persona más social, pero incluso Chung Mun comenzó a preocuparse por la forma en que el espadachín comenzó a evitar el contacto con otras personas.
Chung Myung dijo—: Intenté hablar con él.
Por alguna razón, Chung Myung parecía estar más atento a sus palabras que nunca. Si bien se empeñó en evitar a la mayor parte de los miembros de su Secta, hubo el efecto contrario en lo que respectaba a Chung Mun. Como mínimo, él pasaría a verificar su condición por la mañana, tarde y noche, si no decidía pegarse a su lado como una lapa.
Chung Mun decidió aprovechar su reciente disposición a rondar su lado para llevarlo subrepticiamente hacia un lugar tranquilo, listo para comenzar un momento de corazón a corazón.
Inesperadamente, Chung Myung fue el primero en hablar—: Sahyung, ¿qué crees que sucede con las personas que aún no han nacido?
La pregunta lo tomó por sorpresa, ni siquiera pudo discernir el significado completo detrás del tema o el motivo por el que Chung Myung se preocuparía por las personas que aún no han nacido. Quizás su Sajae finalmente había llegado a esa edad en la que comenzó a preocuparse por el propósito de su vida.
Chung Mun intentó formular una respuesta adecuada.
—¿Te preocupa la manera en que nuestras acciones pueden afectar a las futuras generaciones?
Si ese fuera el motivo, Chung Myung saltaría de alegría. ¿No sería este el precursor para que Chung Myung comience a involucrarse con otras personas? Quizás pueda aprender a socializar con sus Sajil, o tomar a un discípulo propio.
Chung Myung suspiró. —Qué pasaría si yo mato a un bandido, pero ese bandido iba a asaltar a un comerciante que casualmente transitaba por esa carretera, —comenzó, en un tono aparentemente casual—. Si el bandido hubiera asaltado a ese comerciante, entonces habría tenido que detenerse en la ciudad más cercana, donde conoció a una mujer y se enamoró a primera vista. ¡Pero! Pero ese comerciante que iba a casarse con una mujer y dar a luz a un niño, llamemoslo Dongryong... Si nunca llega a esa ciudad y conoce a la mujer, ¿cómo podría nacer Dongryong?
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El relato del pez luna
Fanfiction-No recordaba que el Monte Hua fuera tan silencioso. A pesar de sus palabras, en el fondo todavía se podía escuchar débilmente el sonido de los discípulos haciendo exclamaciones conforme avanzaban sus técnicas en medio del entrenamiento. Otros niños...