Roja noche

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Corría entre la densa neblina del anochecer en medio del bosque, estaba helado a mi alrededor pero sabía que la adrenalina que sentía alimentaba mi cuerpo de calor y energía, una que desconocía que podía tener, me sentía tan ligera y aturdida a la...

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Corría entre la densa neblina del anochecer en medio del bosque, estaba helado a mi alrededor pero sabía que la adrenalina que sentía alimentaba mi cuerpo de calor y energía, una que desconocía que podía tener, me sentía tan ligera y aturdida a la vez.

Sinceramente no estoy segura del todo, ¿por qué estoy corriendo?, eso me pregunté a mi misma mientras corria como si mi vida dependiera de eso, pero tenía que alejarme de lo que creí que era un gato negro de ojos brillantes y rojos.
Empezaba a darme cuenta de que estaba la posibilidad de que hubiera visto mal y lo hubiera imaginado.Aún así, quería sentirme a salvó y en medio del bosque no tenía esa tranquilidad en lo absoluto.

Un poco más adelante pude ver la carretera y como si eso significara algún tipo de salvación apresuré mi paso, solo tenía que llegar para poder detenerme y respirar, un pensamiento, un instinto no lo sabía, pero no alcancé a llegar a la acera qué senti el motor de un auto no muy lejos, y para cuando me regresé a ver por la calle, unas luces salieron de la neblina, apenas y pude detenerme para ver qué un auto paso a escasos centímetros de mi cuerpo a toda velocidad.

Por poco y me mata, pasó tan rápido que ni siquiera creo que me hayan visto. Incluso sabía bien de quién era ese auto y eso me dejaba en claro que estaban locos al manejar a esa velocidad, al anochecer y con esa neblina. No debí entrar en su casa, no debí, me recriminé sabiendo bien lo estúpido y loco que fué, y lo peor de todo es que yo no era mejor que esas personas, estaba igual de loca por meterme en su casa como un ladrón. Trate de tranquilizarme y tomar algo de aire, los nervios me estaban matando y saber que ese auto negro casi me atropella no ayudó en nada, pero tenía que seguir moviendome y alejarme de ese lugar lo más rápido que pudiera.

Si estaba en la carretera principal sabía hacía donde dirigirme está vez y empecé a correr por el costado de la calle con temor a que me saliera otro auto de la nada y está vez no se equivocaran.

Corrí, mientras mi piernas lo permitían, y mientras más me alejaba de ese lugar menos insegura me sentía. Al ver el pueblo que empezaba a prender las luces de la calle por la oscuridad del anochecer comenzaba a sentir que algo de tranquilidad regresaba a mi cuerpo, como si empezará a despertar de esa pesadilla y que volvía a mi mundo aburrido y monótono del que siempre me quejaba.
Mi casa estaba en la primer cuadra del ingreso principal, solo hasta que ví el pórtico de la casa marrón de dos pisos empecé a sentirme a salvó y al fin pude bajar la velocidad, aún así quería llegar rápido y recuperar algo de oxígeno en mis pulmones.

La puerta de mi casa siempre estaba abierta hasta el anochecer, la zona siempre fué segura y en un pueblo como ese, todo el mundo se conoce, así que eso lo hacía algo seguro y horrible a la vez. Aparecían los dichos de los pueblos, dónde todo el mundo te conocía y se convertía en un infierno a su manera.
Pero era mi infierno y no quería cambiarlo por otro aún más extraño. Solo ingresé y pasé corriendo a mi habitación sin prestarle atención a mi madre que estaba en la cocina, pero ella si salió a recibirme o mejor dicho reclamarme algo.

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