Embrujo

apuesta

_ Así que gane la apuesta _ dijo Lisa con una sonrisa mientras sacaba una conclusión.

¿Quien dice que se puede confiar en los amigos?, quiero el reembolso de esta amistad.

_ Creo que no entendiste la parte del gato de los ojos rojos _ mencioné intentando que recuerde lo más importante de todo.

Estábamos haciendo un trabajo en grupo de historia y nos quedamos en mitad del camino porque yo decidí contarle a mi mejor amiga una historia más reciente y traumática que la que había en los libros.

Le conté toda la historia, desde la del gato de los ojos rojos cuando desperté, hasta que casi me atropellan con el deportivo negro de los Penton y ella solo sonríe y dice que ganó la apuesta.

_ ¿Te levantaste al anochecer y dices que con la neblina pudiste verle los ojos al gato? _ tenía una duda de algo que no tenía mucho sentido para ella.

Parece que entre alguien atropellando a su amiga y el gato unicornio, lo digo porque creo que es imposible que exista un gato con ese color de ojos, sintió curiosidad por lo último.

_ Lo tenía al lado cuando me desperté _ me queje para que intentará o fingiera por lo menos créer en algo de lo que decía, pero seamos sinceros, incluso a mí me cuesta.

_ Quizás tenía los ojos amarillos y te confundiste. Ya sabes, había neblina, el miedo puede hacerte ver cosas y siendo tú, hasta perderte en el bosque de noche con el chico más popular del colegio sería una historia de terror y no una de romance _ menciono.

¿Quien diría que algo así es romántico?.

_ ¿Solo tú piensas que algo así es romántico?. Y claro que estaba aterrada _ dije al final y me rendí.

Era mejor dejarlo así, como un mal recuerdo para poder regresar a mi rutina aburrida.

Estábamos en la primera clase y ya había maldecido desde anoche anterior a miejor amiga por mensajes de textos diciéndole de que era la peor amiga del mundo, porque casi moría de un infarto por esa apuesta y ahora que le estaba contando los detalles sigo pensando igual.
Además ella me lleno la cabeza de todas esas historias de terror la última vez que se quedó a dormir en casa y ahora que le cuento la mía, se está burlando. Sonó la campana del descanso y Lisa extendió la mano.

_ Estás viva, así que paga en vida tus deudas_ dijo animada por haber ganado _ Vamos a festejar, yo invito el café.

_ ¿Con mi dinero? _ me quejé y saque mi monedero.

_ Con "mí" dinero. _ dijo de forma pausada y dejando en claro cuál era la situación, una apuesta era una apuesta _ No seas mala perdedora, ni aunque le pongas alas al gato vas a hacer que te regrese el dinero. Después podemos ir juntas a buscar ese gato y hacer otra apuesta _ Movió el billete como estando segura de que volvería a ganar y tendría de algo más de dinero extra.

_ Ni loca regreso a esa casa _ dije algo molesta, no estaba bromeando.

_ Son solo mitos y leyendas que a la gente se ha inventado de los Penton porque viven esa casa antigua, son solo historias divertidas para no morir del aburrimiento en este pueblo _ dijo quitándole importancia al asunto y se regresó como si hubiera algo importante en todo lo que le conté _ Lo que si me preocupa es que te hayas desmayado _

_ Solo me mareé un poco _ dije cuando terminé de acomodar mis cosas y salimos en dirección a la cafetería, ahora era yo quien le quitaba importancia al asunto.

_ Tienes que preocuparte por esas cosas _ dijo Lisa viendo que los papeles se habían invertido y sabiendo muy bien que eso si era importante, no mis delirios de fantasía y terror.

Estoy segura de que si me desmaye fué por el susto de que me atraparán en medio del robo, además cuando ví mi sangre por intentar cortar esas rosas me sentí peor y creí una de las historias de Lisa en particular. Una que decía que las rosas de ese extraño e inmenso jardín se alimentaban de la sangre de sus víctimas.

Ya no importaba, no volvería a esa casa y no me metería con esa gente nunca más.

Llegamos a la cafetería del instituto, estábamos en otoño así que todo se veía naranja, amarillo y gris desde los ventanales de la cafetería. En otra situación habríamos salido afuera a tomar sol, pero estaba nublado y parecía que todo el mundo prefería quedarse en el comedor de la cafetería como nosotras, así que habían bastantes personas.
Lisa saludaba a algunos chicos que pasaban cerca mientras terminabamos de pedir en el mostrador.

Somos amigas desde hace años, aún así nuestros intereses en moda y chicos no coinciden en lo absoluto, pero cuando tienes 7 años esas cosas no importan y a la larga cuando descubrimos que queríamos cosas diferentes tampoco importo demasiado, porque aún queríamos ser amigas.

No soy fea, o es lo que quiero creer para no sentirme mal conmigo misma, pero creo que la ropa no me hace fea, aún así, Lisa se molesta a veces porque me gusta usar todo suelto a excepción de los jeans, además de que todo sale de descuentos en la tienda de la señora Gardis y nada de eso va con labial, maquillaje o ropa de marca.

Lisa es muy bonita, una rubia de ojos avellana y simpática con todo el mundo, se convirtió en una chica popular con algo que no cuadra a su lado, "yo".
Con los años su cuerpo se desarrolló al punto de que ya tenía sus curvas y yo me quedé en el mundo de las tablas.
Ella dice que tiene que aprovechar ahora su vida porque cuando vean que sus curvas solo aumentaran a los lados como las de su madre y su altura se estanque en uno sesenta, entonces lo perderá todo. "Popular en el secundario, no tanto en la universidad", ese es su lema, lo dice como si fuera a tener la misma suerte que su madre, pero la verdad es que me cuesta creer que deje de ser linda en la universidad y se muy bien que si su familia crece a lo ancho es porque atienden una casa de comida rápida en el pueblo y nunca he visto que su madre se prive de acompañarnos a comer todo lo que hace, ¿quién puede culparla?, sería un crímen no comer pizzas, papás fritas, hamburguesas, batidos de helados y todas esas cosas deliciosas que te hacen pensar que vale la pena estar vivo.
No se si un hombre o la popularidad puede producir el mismo sentimiento que la comida la verdad, definitivamente esa batalla no la ganó la dieta para la mamá de Lisa.
Incluso el detalle del trabajo de los padres de Lisa la hacen popular, ella es por si sola increíble.

Uno compañero del club de baloncesto que se juntaba con Lisa de vez en cuando paso no muy lejos de nosotras mientras tomábamos asiento en una de las mesas cerca de los ventanales. Extendió la mano como saludando hacía Lisa para llamar su atención.

_ Hola Lisa, el sábado en casa, fiesta de disfraces. ¿Qué piensas usar?_

_ Me disfrazarse de gata de ojos rojos _ bromeó sabiendo que era la única que la entendía.

_ Mi favorito ¡Si! _ grito el degenerado y se marchó.

_ ¿De qué te disfrazaras Kalia?_ pregunto Lisa.

_ De espíritu _ dije sin dudarlo _ y aunque no me veas ese día quiero que sepas que estaré a tú lado _ le aseguré mientras seguía tomando mi café con mucha azúcar.