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❝los chicos de mi edad no saben cómo tratarme,
los chicos de mi edad no saben cómo tocarme,
no saben cómo amarme bien.❞

Despertar en lugares desconocidos ya no era nuevo para él, y traer la ropa puesta o no también se había sumido a su rutina de cada fin de semana desde que terminó su relación con Taehyun

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Despertar en lugares desconocidos ya no era nuevo para él, y traer la ropa puesta o no también se había sumido a su rutina de cada fin de semana desde que terminó su relación con Taehyun. ¿Cuánto había pasado desde ese día? ¿Tres o dos meses? No lo sabe con exactitud; lo que sí sabe es que desde hace tiempo que no se sentía tan... vivo.

Amó a Taehyun, claro que lo hizo. Amó cada defecto de ese chico desde la cabeza a los pies; amó demasiado los regalos que el orgulloso chico le daba cada mes y amó con locura el cómo sus manos tocaban su cuerpo cada que Beomgyu lo necesitaba; pero algo no estaba bien.

—No eres lo suficiente maduro para mí, Taehyun. Lo que yo quiero es a un hombre de verdad.

Una semana después de esa noche, donde Taehyun le mandó maldiciones y le juraba a diestra y siniestra que se arrepentiría de haberlo dejado, se reunió con su mejor amiga en uno de esos bares de mala muerte donde podías conseguir un buen polvo o disfrutar de las bebidas que servían aquellas hermosas mujeres en prendas muy cortas. Chaeyoung no preguntó y sólo le extendió su vaso al castaño que tenía una cara de querer celebrar hasta que el amanecer tocara a la oscura noche de ese viernes.

—¿Y esa cara a qué viene, Beomgyu? —arqueó una ceja la muchacha, dandole un elegante trago a su bebida y tratando de descifrar lo que tenía a su mejor amigo de un buen humor.

—Terminé con él.

—Ja, sabía que no ibas a durar mucho con Taehyun—mencionó la rubia mientras pasaba su índice por la boca de su copa—. Es decir, eres tú, Beomgyu.

—Eres una maldita, Chae —ella sonrió inocentemente y mordió con situleza su labio inferior—. ¿Y a ti qué es lo que te tiene tan feliz?

La de mejillas regordetas señaló con su cabeza a la mesa del frente, viendo cómo una mujer mayor veía a su pequeña amiga como si fuera un trozo de carne en medio de un pueblo sufriendo de hambruna.

—Mi acompañante ha llegado —le guiñó un ojo y dejó dinero suficiente para pagar las bebidas de ambos—. No me esperes si decides irte temprano, Beomgyu—rio cual niña preparada para hacer una travesura—.
Lo más probable es que Sana no me suelte en toda la noche.

El castaño negó divertido viendo cómo su amiga iba a los brazos de esa peli negra de mirada determinada. Chaeyoung le susurró algo al oído y fue espectador de cómo aquella desconocida se llevaba a la chica escaleras arriba; sólo esperaba que la castaña tuviera protección, no quería ninguna enfermedad.

Beomgyu suspiró con algo de frustración y terminó su trago de golpe, envidiaba a su amiga que justo ahora podría estar siendo "atendida" por aquella chica mientras él se lamentaba por no haber visto aún a un chico que le atrajera de manera casi hipnótica. Más si era mayor.

私の年齢・guys my age - YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora