Boulevard Parte 3: Una rosa

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"Sabes, no es como si creyera que estas mal pero... nesesitamos ayuda"

"Si tan solo- ... si usted viera la mitad del potencial que tienes, llegarias a ser de los mas grandes del país..."

"A veces pienso que estas mas loco que yo"

"Me da vergüenza decir que son mis nietos"

"... si llegas a encontrar a alguien mas, promete que no será como yo, ya te hice mucho daño como para que lo repitas otra vez"

"-¿Cuanto tiempo ha pasado?
-Como... ¿como es que estas aqui?
-Parece que aun no me olvidas, no es algo que me guste, a ellas tampoco
-Es solo un sueño, tu dejaste de existir
-¿Como es que piensas que habias salido de la ilusión? ... debes despertar"


























7 de diciembre... que importa un año que está por acabar

Desperté como todos los días, o mejor dicho, estos últimos días. El sol en aquella ventana y la hora en la pantalla marcan las nueve de la mañana. Mi perro, acostado en mis piernas, mueve las orejas a la par de la cola mientras observa cómo despierto. Es un día usual; eso sí, me extraña el buen humor de mi madre, que en particular se ve más radiante de lo que nunca la había visto en mi vida.

- "Hija..."- Preguntaba mi señora madre mientras ponía el plato con los alimentos de hoy.- "¿A que hora es la entrada tuya a la ceremonia?".

Es verdad, hoy es mi graduación, el primer dia donde, suponen los adultos, empezamos a vivir los jóvenes. A las cinco de la tarde dictan las invitaciones la entrada de los espectadores, dos horas antes han de estar los protagonistas y eso me incluye este año, donde no seré el espectador de la última función de este "circo" como solia llamar a la institución donde me eduqué.

Quizá, solo quizá, sea un buen día. Eso pensaba, totalmente ignorante de lo que significaría esta jornada, la razón por la que me encuentro digitando estas letras para la última parte del bulevar donde perdí mi alma. Con la ropa lista, tarjeta de entrada en mano y mis anteojos, rayados y sucios pero funcionales, ya estaban en mi cara. El clima no es amigo de nadie, en especial de los desafortunados; la lluvia es un obstáculo para conseguir mi transporte, más aún a esa hora de la tarde, faltando treinta minutos para las cuatro.

Una conductora, bendita sea, tan prudente y correcta en su deber de conducir un vehículo siguiendo las normas, es algo admirable hoy en día y común entre las mujeres al volante. Su alta seguridad y su poca eficiencia a la hora de ahorrar tiempo me llevaron a la conclusión de que hombres o mujeres tienen sus ventajas y desventajas hasta en los aspectos más triviales y cotidianos.

Al pasar junto a la multitud, le miré de reojo a mi izquierda y simplemente seguí caminando. En ese momento, la multitud obstaculizó mi paso, me paralicé, miré al suelo y traté de no voltear atrás. Me pareció sentir tu mirada en mis espaldas y, elijo creer que fue una jugarreta de mi imprudente cerebro inconsciente, escuché el susurro de tu voz clamando mi nombre. Cerré los ojos, apreté el puño y sujeté con fuerza el birrete; simplemente, seguí caminando hacia el backstage del salón de eventos. Perdón, rosa negra... no debería llamarte así, viendo que ya eres tan radiante como un girasol

Texto De Otro Adolescente Sin Vida.Where stories live. Discover now