1- Beso imposible

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Desde que tengo memoria he vivido con Suguru. Tras la muerte de mi familia sus padres me acogieron como un hijo más a pesar de poseer un talento único que los pondría en peligro ante el mundo de la hechicería.

—Sa-To-Ru —murmuró entre dientes — Recoge tus cosas —bufó — Vamos a llegar tarde — coloqué mi chaqueta de mala gana y recogí mi mochila que estaba en el suelo hecha un total desorden. Al pasar por la entrada sacudí mis cabellos blancos con intención de "peinarlos" y me coloqué las gafas de sol.

—No tengo intención de hacerlo suave — comenté subiéndome a la moto.

—¿Qué?— me observó pasmado.

— Que te pongas el casco que vamos tarde — rodé los ojos de mala gana.

—Ah — soltó con una notable desilusión que me hizo dudar. Mi compañero llevaba un tiempo fuera de sí y ese comportamiento me preocupaba,ahora se cambiaba de ropa en el baño y no en el dormitorio donde solíamos hacerlo de pequeños, además hace un par de semanas noté cómo se despertaba minutos antes y se quedaba viéndome dormir.

—¿Que pensabas? — cuestioné derrotado dándole un pesado suspiro.

— Nada, no es importante — sus ojos volvieron a dar una mirada muerta mientras se subía a la parte trasera.

Después de poco rato manejando a alta velocidad noté un bulto duro rozar mi columna vertebral.... Frené de golpe y mis ojos se abrieron de par en par cuando la intimidad erecta de Geto quedó aplastada entre su abdomen y mi espalda. Tragué saliva e intenté actuar con mi vulgaridad habitual.

—¿Dónde esta la chica que te puso así?— coloqué mis manos sobre mis ojos haciendo una especie de binculares y miré a ambos lados de la calle. A través del espejo vi como él por su parte apartaba la mirada hacia un lado y se sonrojaba levemente. Normalmente me habría golpeado o se hubiera ofendido, no me creo aún que en tan solo un año nuestra relación haya cambiado tanto.... — Suguru — llamé su atención con tono serio y suspiré calmado —¿Sabes que eres como un hermano para mí ,verdad? — mis palabras brotaron solas y no podía creer lo que acababa de decir. En cambio el menor pareció entenderlo, asintió con desgano mientras enrecerraba los ojos.

Maldije por lo bajo mi estúpida imprudencia,no debí decirle nada . Mordí suavemente mi lengua mientras aprisionaba nuevamente el acelerador.

Cuando logré aparcar en el estacionamiento Geto bajó de la moto y se adelantó sin comentar palabra alguna. Yo encuadré el casco en mi brazo y le seguí a paso apresurado mientras se dirigía a la parte trasera del instituto donde quedaba un parque de diversiones abandonado.

El lugar mustio,repleto de maleza que se entrelazaba con las viejas atracciones y la suave brisa denotaban un ambiente fúnebre como la paz de un cementerio.

Al ser un año mayor ya había comenzado en la academia de hechicería a diferencia suya. No esperaba que Suguru se saltara clases, tomando en cuenta lo organizado y meticuloso que es con sus cosas jamás lo habría imaginado.

Me acerqué silencioso y renuncié a mis lecciones para poder observarlo. Sus cabellos largos se acercaron a unas hamacas y sacó funestamente de su bolsillo un cigarrillo electrónico que deduje su sabor a menta por el color verde azulado del equipo.

Complementé mi disgusto sacando de mi bolsillo un chupetín de fresa en forma de corazón. Me lo llevé con antipatía a la boca mientras caminaba lentamente en su dirección con las manos dentro de los bolsillos de mi pantalón.

Nosotros éramos el sol y la luna en un eclipse. No teníamos absolutamente nada en común el uno con el otro pero aún así permanecíamos unidos.

— Sabía que ibas a venir — espetó sin conmoción alguna.

— Entonces ni siquiera te molestaste en evitar que te viera fumando — solté mostrando molestia en mi voz en lo que me sentaba a su lado.

— No finjas que te importa — soltó una bocanada de humo — En realidad, deja de fingir que te importo y desaparece de mi vista — especificó y yo saqué el caramelo de mi boca.

— No puedo solo irme y dejarte aquí Suguru — sus acciones abnegadas me parecían de alguna forma infantiles. Él era todo lo que me quedaba en este mundo y aún así es capaz de pensar que no es de mi incumbencia ¿Habré hecho algo mal? — No entiendes la relevancia que posees en mi mundo

— Déjame adivinar ¿Como un hermanito? — soltó una carcajada estremecedora que me hizo tragar saliva.

—¿Qué mierda pasa contigo? — liberé poniéndome de pie y él imitó mi postura a gran velocidad.

— Tanto poder ocular y eres incapaz de ver algo tan obvio — dijo irónico acercandose peligrosamente a mi zona de confort.

— Lo único que me dejas cer es tu comportamiento arisco — le tomé por los hombros y lo zarandeé un poco — Déja de jugar a ignorarme, si tienes algo que decirme suéltalo de golpe pero no me trates así — me quejé mientras nuestras miradas se encontraban con una cólera incontrolable.

— No quiero ser tu hermano Satoru — murmuró calmado — ¡Quiero ser más que eso!

—¿Más que mi hermano? No entiendo... — sus manos se aferraron a mi nuca y mi cuerpo por instinto activó mi técnica ritual que lo detuvo tan solo a milímetros de juntar sus labios con los míos.

Soy capaz de manejar el infinito y es que por el hecho de pertenecer al Clan Gojo de hechiceros, he obtenido la técnica de Maldición Ilimitada, una técnica maldita hereditaria con ataques tanto ofensivos como defensivos que permite manipular de forma precisa el espacio a nivel atómico.

El tiempo se detuvo a mi alrededor y quedé en shock por lo que acababa de ver. ¿Cómo es que siempre intenté justificar este tipo de comportamientos en Geto? ¿Por qué aún me niego a creer que me acaba de intentar besar?

No pude soportar tanta presión sobre mis hombros y sin siquiera abrir la boca le dí la espalda y me fui. Escapé como un cobarde y me sentí abrumadoramente ridículo.
Soy capaz de derrotar a cualquiera en una pelea mano a mano pero ante una declaración de amor huyo...

EFÍMEROS <GOJO X GETO> BL +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora